El gobierno de Bolivia, asfixiado por un crecimiento económico exiguo, intentará concertar con la sociedad civil una estrategia de lucha contra la pobreza para acceder a un plan de alivio de deuda externa con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El nuevo "diálogo nacional", experiencia ya utilizada en dos ocasiones anteriores con instituciones sociales representativas, será convocado para enero, anunció el fin de semana pasado el ministro de Hacienda, Herbert Muller.
En ese encuentro entre gobernantes y gobernados se definirán las metas de desarrollo en salud, educación, saneamiento básico, y otras políticas sociales destinadas a reducir los niveles de pobreza del país, considerados entre los más altos de América Latina.
Estudios gubernamentales indican que más de 70 por ciento de los ocho millones de habitantes de Bolivia vive en condiciones de pobreza.
La esperanza de vida al nacer es de 61,4 años, la mortalidad infantil es de 67 por cada mil niños nacidos vivos, la mortalidad materna es de 390 por cada mil niños nacidos vivos, el analfabetismo llega a 20 por ciento de la población, mientras el saneamiento básico cubre solo a 65 por ciento de los bolivianos.
Respecto del empleo, las autoridades indican que la desocupación urbana es de 4,4 por ciento, aunque organizaciones no gubernamentales aseguran que es de 25 por ciento, y el salario mínimo está ubicado en 250 bolivianos (unos 42 dólares).
El gobierno de Hugo Banzer debe presentar en el 2000 un plan contra la pobreza, requisito exigido por el Banco Mundial y el FMI para habilitar un programa de alivio de adeudos externos por montos aún no definidos, pero que serían de entre 41 millones a 80 millones de dólares anuales.
Los planes de alivio de deuda de los organismos multilaterales no implican por lo general un perdón de obligaciones, sino que suelen ser mecanismos por los cuales un país deja de pagar una parte de la deuda a condición de que esos montos sean destinados a programas específicos, en este caso de lucha contra la pobreza.
Esperamos que del diálogo nacional surja una estrategia que se convierta en política de Estado y no solo de gobierno, dijo Muller.
El ministro asegura que Bolivia es capaz de cumplir las condiciones de la comunidad internacional para beneficiarse del programa.
"No existe una fórmula mágica de lucha contra la pobreza. Es el país el que debe estructurar un documento estratégico en el que se establezcan metas claras para, por ejemplo, definir en cuánto podemos mejorar la esperanza de vida", sostuvo.
Muller, quien participó la semana pasada en Washington en negociaciones preliminares con representantes de los organismos multilaterales, dijo que una de las exigencias es demostrar el cumplimiento de las metas de ajuste estructural comprometidas por Bolivia.
Para el nuevo programa, La Paz debe comprometerse a ejecutar nuevas medidas de ajuste, a convenir con el FMI, y asegurar su estrategia de crecimiento económico y reducción de la pobreza en concertación con la sociedad civil, en el marco del modelo de economía de mercado.
Sin embargo, el optimismo gubernamental, constante aun en medio de una aguda crisis, contrasta con el bajo nivel de crecimiento de la economía, interpretado por algunos analistas como un síntoma de recesión, aunque las autoridades prefieren hablar solo de desaceleración.
La economía boliviana creció en el primer semestre de este año apenas 1,5 por ciento, debido al impacto de la crisis internacional. En cambio, en 1998 el crecimiento fue de 4,7 por ciento.
Con el crecimiento actual es muy difícil revertir o reducir la pobreza que afecta a más de dos tercios de la población, dice el economista Juan Cariaga, uno de los creadores del modelo que en 1985 detuvo la hiperinflación de 8.700 por ciento y abrió las puertas a la economía de mercado y el ajuste.
"Para llevar adelante una efectiva lucha antipobreza, la economía deberá crecer entre 10 y 11 por ciento", asegura el experto.
Su colega Carlos Villegas, director de posgrado de Ciencias Económicas de la universidad estatal de La Paz, afirma que para haya una exitosa acción contra la pobreza se debe estructurar un frente entre el Estado promotor y los sectores sociales, con el fin de estimular la producción y generar fuentes de trabajo.
Villegas ve muy poco probable que en lo que resta del año la economía se expanda en más de dos por ciento respecto del crecimiento registrado en 1998.
En ese contexto, el casi seguro alivio de la deuda que el próximo año aprobarían el FMI y el Banco Mundial a favor de Bolivia, compensará en cierta forma los términos negativos del intercambio comercial, opina Cariaga.
La deuda externa global de este país llega actualmente a 4.253,3 millones de dólares, de los cuales 2.737,6 millones corresponden a obligaciones multilaterales, 1.484,8 millones a deuda bilateral y 30,9 millones a obligaciones privadas, según estadísticas del Banco Central.
Bolivia recibe cada año menos recursos de los que paga a sus acreedores internacionales.
Entre enero de 1997 y junio de 1999 pagó 712,4 millones de dólares por servicio de la deuda, mientras que en ese mismo período recibió desembolsos crediticios por 555,7 millones de dólares.
El saldo negativo es compensado con las donaciones y la >lares.
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