El presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, destacó la "visión amplia, positiva y equilibrada" sobre el Mercosur y las relaciones con este país de Fernando de la Rúa, que el domingo pasado ganó las elecciones en Argentina.
Cardoso fue el primer mandatario que se comunicó con De la Rúa para felicitarlo por su victoria, y obtuvo a cambio el anuncio de éste de que Brasil será el primer país que visitará como presidente electo.
Fue una comunicación protocolar, usual en tales momentos, pero también denotó un efectivo alivio del gobierno brasileño ante el resultado de los comicios en Argentina y su esperanza de restablecer la cooperación entre los dos países y relanzar la integración.
Cardoso reiteró en la conversación telefónica con De la Rúa la prioridad que concede en su política exterior al Mercosur (Mercado Común del Sur) y la disposición de su gobierno para "profundizar aun más" la "alianza estratégica" de Brasil con Argentina.
La diplomacia brasileña encara el recambio de gobierno en Argentina, previsto para el 10 de diciembre, como paso indispensable hacia la superación de los conflictos comerciales bilaterales que se acumularon en los últimos meses.
La imposición argentina de cuotas, derechos antidumping y demoradas certificaciones de calidad a textiles, acero, calzados y papel brasileños provocó una crisis que, según reconocen las partes, exige soluciones de fondo, más allá de los acuerdos concretos.
Los negociadores brasileños se convencieron de la imposibilidad de neutralizar la presión proteccionista de industriales argentinos sobre el gobierno de Carlos Menem, que ya prepara su retirada.
Pero Brasil reconoció también el desequilibrio provocado en el comercio en el Mercosur por la depreciación de su moneda desde enero, que se acentuó el mes pasado, y la necesidad de encarar de hecho la armonización macroeconómica, un asunto siempre postergado.
No hubo manifestaciones explícitas, pero en el gobierno brasileño fue evidente la preferencia en las elecciones argentinas por De la Rúa, candidato de la Alianza opositora, conformada por la centrista Unión Cívica Radical (UCR) y el centroizquierdista Frente País Solidario.
Con De la Rúa volverán al poder algunos economistas y políticos que participaron en el diálogo bilateral iniciado en 1985 por los entonces presidentes Raúl Alfonsín (1983-1989), de Argentina, también de la UCR, y José Sarney (1985-1990), de Brasil.
El presidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti, llamó el domingo pasado por teléfono De la Rúa, a quien considera "un viejo amigo", para felicitarlo por su triunfo, dijeron a IPS fuentes cercanas al mandatario.
Sanguinetti, del Partido Colorado, también se comunicó con Alfonsín, cuya presidencia transcurrió de manera casi simultánea a su primer período al frente del gobierno uruguayo (1985-1990). También llamó a Menem, para felicitarlo por la tranquilidad con que transcurrió la jornada electoral.
El ex presidente uruguayo Luis Alberto Lacalle, del hoy cogobernante Partido Nacional, envió una carta a De la Rúa para expresarle su "confianza" en que las relaciones bilaterales "habrán de profundizarse y perfeccionarse en todos los campos".
Lacalle, candidato a la presidencia uruguaya en los comicios del próximo domingo, dijo a IPS que uno de los principales objetivos de los futuros gobiernos de ambos países será coordinar la evolución del Mercosur sobre la base de "la igualdad de las partes", premisa que, aseguró, De la Rúa comparte.
Uruguay es el socio menor del Mercosur.
De la Rúa se reunió la semana pasada en Buenos Aires con el candidato a la presidencia del Partido Colorado, Jorge Batlle. Por su parte, el candidato del centroizquierdista Encuentro Progresista-Frente Amplio, Tabaré Vázquez, viajó el lunes a Buenos Aires para entrevistarse con el presidente electo.
En el Mercosur gana fuerza la idea de "relanzar" el bloque, mediante el rescate de aspectos abandonados del proyecto original, que incluyen desde la coordinación macroeconómica a la integración en áareas como servicios, compras gubernamentales y mercado de trabajo.
El ex presidente brasileño Sarney, ahora senador, volvió a manifestar estas ideas en los últimos meses, sosteniendo que el futuro del Mercosur depende de una reformulación que vuelva a poner en el orden del día la construcción efectiva de un mercado común.
Los problemas actuales, dijo, se deben a "una desviación de rumbo" que limitó el bloque a una cuestión de política comercial, avanzando muy poco en otras áreas.
De todas formas, la disparidad en el cambio, flotante en Brasil y fijo en Argentina, exige del gobierno que encabezará De la Rúa medidas inmediatas para restablecer el equilibrio competitivo con el socio de moneda recién devaluada.
Con la mantenimiento de la convertibilidad en Argentina, con paridad entre el peso y el dólar, serán necesarias compensaciones fiscales y crediticias, además de proseguir con los acuerdos sectoriales que solucionaron temporalmente los conflictos en los sectores del calzado, la siderurgia y el papel, según expertos.
Toda solución depende, sin embargo, del poder político para negociar con los socios y con los sectores internos afectados por la integración.
Gobiernos recién electos, como los de Argentina y Uruguay dentro de algunos meses, o con un horizonte de tres años por delante, como en Brasil, reúnen condiciones para un relanzamiento de hecho del Mercosur. (FIN/IPS/mo/ff-mj/ip if/99