El Sistema Económico Latinoamericano (SELA) dará prioridad en la reunión ministerial de la semana próxima a la búsqueda de mecanismos para enfrentar el impacto de las crisis financieras internacionales.
Ministros de 28 países latinoamericanos y caribeños fueron convocados al XXV Consejo regional del SELA, que se celebrará entre el martes y el jueves próximos en Caracas, sede de este mecanismo de consulta y coordinación para la región.
"El tema central de nuestro debate son las secuelas de la crisis financiera y sus implicaciones a futuro", dijo el secretario permanente del SELA, el argentino Carlos Moneta, quien en esta oportunidad concluye su período de cuatro años.
La crisis, que se inició en 1997 en Asia, repercutió en América Latina con "efectos muy importantes que no han cesado", según dijo Moneta.
El crecimiento económico registrado por la región, de 5,3 por ciento en 1997, disminuyó a 2,3 en 1998 y en 1999 llegó a "cerca de cero". Moneta afirmó que la crisis se materializó "como si nos hubiéramos encontrado de golpe con una pared".
En el 2000, la región crecería tres por ciento "en el mejor de los casos", comentó el secretario permanente del SELA.
América Latina no fue víctima directa de los capitales especulativos que pusieron en jaque las economías asiáticas, pero sus finanzas se vieron afectadas por las secuelas de este hecho, lo cual demostró su vulnerabilidad.
Se hizo más difícil obtener créditos en el exterior, los financiamientos se tornaron más costosos y bajo el ritmo de las inversiones a largo plazo.
La región fue "víctima de una desconfianza financiera estructural", advirtió el SELA, organismo intergubernamental que tiene el objetivo de coordinar acciones económicas para mejorar al integración y abordar problemas comunes, en un documento preparado para la reunión ministerial.
"Ajena al surgimiento de la crisis financiera en su inicio, América Latina no ha podido escapar a ella", plantea el documento. Debido a las debilidades estructurales de sus economías, la región estaba "particularmente expuesta".
Esas debilidades se manifestaban en factores como el peso de la deuda externa o la dependencia de la exportación de productos básicos para el ingreso de divisas.
Todo esto en un mundo donde "la inestabilidad intrínseca de los mercados financieros desregulados acrecienta la volatilidad de variables nominales y puede transformar el menor accidente en crisis global".
El SELA plantea que los países miembros del organismo deberían buscar opciones para mitigar los efectos de las futuras crisis financieras que pudieran aflorar en un mundo globalizado.
Moneta dijo que la posibilidad de impulsar una reforma al sistema financiero internacional que imponga controles a los flujos de capitales se enfrenta con una resistencia encabezada por Estados Unidos.
Por otra parte, reconoció que será difícil conseguir apoyo para propuestas de este tenor "cuando lo peor de la crisis aparentemente ha pasado", aún cuando siguen presentes los factores que la detonaron.
La alternativa es buscar mecanismos de resguardo "basados en nuestra propia fuerza". Moneta dijo que para los países de la región se trata de "crear mecanismos para incrementar las líneas de defensa".
El secretario permanente del SELA dijo que se deberían aprovechar los mecanismos de integración para establecer fórmulas de coordinación financiera, pero comentó que no existe una estrategia única para toda la región.
"Los países tienen situaciones distintas", añadió Moneta. (FIN/IPS/lc/mj/if/99