/BOLETIN-DD HH/ UGANDA: Un régimen autocrático bendecido por Occidente

El gobierno de Uganda no permite la actuación de los partidos opositores, pero el presidente Yoweri Museveni es apreciado por Occidente por cambiar el perfil de un país caracterizado en los años 70 y 80 por la matanza de civiles.

El régimen de Museveni, instalado en 1986 después de cinco años de lucha armada, respeta la mayoría de los derechos esenciales y cada vez hay más mujeres en los cargos públicos. Así mismo, Uganda presenta un crecimiento económico anual de 7,5 por ciento.

Pero ese país sigue lejos de la democracia, advirtió la organización Human Rights Watch (HRW), de Nueva York, en un informe titulado "Hostil a la democracia: El sistema del Movimiento y la represión política en Uganda".

HRW reconoce en su informe que el gobierno de Museveni produjo avances en varias áreas de los derechos humanos, aunque puntualizó que la represión política atenta contra esos logros.

Museveni cambió el nombre de su partido, el Movimiento de Resistencia Nacional, que se conoce ahora sólo como "el Movimiento", y prohibió los otros partidos políticos, tras tacharlos de sectarios y contrarios a la unidad nacional.

Así mismo, los considera "innecesarios", ya que el sistema político que ha construido se basa en estructuras tribales tradicionales.

Pero HRW afirma que la proscripción de la actividad de los opositores sólo tiene el propósito de fortalecer el poder del presidente.

"Uganda terminó con las masacres que caracterizaron los gobiernos de Idi Amin y Milton Obote. El partido del presidente no debería poner en peligro esos logros con su negativa a competir por los votos en un sistema libre y abierto", advirtió Peter Bouckaert, de HRW y autor del informe.

La Constitución promulgada 1995 admite la existencia formal de los partidos de oposición, pero les prohíbe las actividades públicas que dan sentido a todo grupo político.

La policía interrumpe las reuniones de los defensores del pluralismo político e incluso detiene a los participantes.

"Todos los grupos, y no sólo los partidos políticos, fueron blanco (de la represión) por participar en actividades que disgustan al gobierno. La prohibición tiene el propósito de impedir toda acción percibida como una amenaza" para el régimen, afirmó HRW.

Museveni arguye que el sistema político impuesto es necesario para que no se repitan las brutalidades del pasado y que es clave para el desarrollo económico.

Uganda, de 22 millones de habitantes, se independizó de Gran Bretaña en 1962 y tuvo entonces su primer gobierno de coalición, encabezado por Milton Obote y apoyado por el entonces poderoso partido tradicionalista Kabaka Yekka.

Dos años después se produjo la primera tentativa de golpe de Estado, pero Obote logró consolidar su poder, relegó a los tradicionalistas a segundo plano y se apoyó en un nuevo partido, el Congreso Popular de Uganda.

En 1971, Obote fue derrocado por el entonces jefe del Ejército, Idi Amin, durante cuyo reino de terror murieron más de 500.000 personas.

Entre los asesinados se contaron personalidades como el juez Benedicto Kiwanuka y el obispo anglicano Janani Luwuum, que se habían atrevido a levantar la voz contra la dictadura de Amín.

Obote volvió al poder en 1979, después de expulsar a Amín con la ayuda de tropas de Tanzania. Uganda sufrió los peores excesos durante los ocho años que gobernó Amin y en el segundo período de Obote, que se prolongó hasta 1986.

Museveni ha sido elogiado por acabar con las atrocidades y, si bien la policía y los militares siguen cometiendo abusos, el ejército es ahora más disciplinado.

El régimen del Movimiento aumentó al menos 30 por ciento la participación de las mujeres en la toma de decisiones y Uganda cuenta con una comisión de derechos humanos fiable. "La postura del gobierno en ciertas áreas de los derechos humanos contrasta con sus acciones en el escenario político", observó HRW.

La organización humanitaria cree que Museveni y su partido están en condiciones de mantener "el sistema político restrictivo" en el plebiscito convocado con ese objetivo para junio del 2000.

La libertad de asociación, de reunión y de expresión estarán en juego en el plebiscito del año próximo, un proyecto inaceptable para HRW.

"El propósito central de los derechos humanos es situar ciertas condiciones fundamentales más allá de los caprichos de la mayoría y proteger los derechos de las minorías", y su vigencia no puede someterse a votación, puntualizó Bouckaert.

"El referéndum será sobre derechos humanos fundamentales, y eso es inaceptable", dijo Bouckaert a IPS en Nairobi.

Pero "la comunidad internacional se mantiene sorprendemente en silencio ante las violaciones a los derechos políticos de Uganda, mientras que lucha con vigor para que en el resto de Africa se realice una reforma política y se respeten esos derechos", advirtió Bouckaert.

El régimen de Museveni es de crucial importancia en Africa oriental, según cree Occidente, pues contribuyó a poner fin al genocidio de Ruanda en 1994 y en 1997 apoyó la triunfante rebelión en Zaire (ahora República Democrática de Congo) contra la dictadura de 34 años de Mobutu Sese Seko.

Museveni también obtuvo la aprobación de Occidente cuando decidió respaldar la lucha por la autodeterminación del sur de Sudán, de mayoría cristiana y animista y enfrentado al gobierno fundamentalista islámico de Jartum.

El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, ignoró la cuestión de la democracia multipartidaria al realizar en 1998 su primera visita a Africa, pese a las gestiones de los grupos democráticos por lograr su expreso respaldo.

El silencio de la comunidad internacional respecto de la actitud de Kampala frente a los derechos humanos también puede explicarse por la consigna de Museveni de "Soluciones africanas para problemas africanos".

Esa consigna fue tomada al pie de la letra por Occidente, para olvidar su responsabilidad en los conflictos en Africa, señaló HRW.

"Cuando se ignoran las violaciones a los derechos en un país se vuelve cada vez más difícil criticar los abusos cometidos en otros sitios. Si la comunidad internacional no ejerce presión, el gobierno de Uganda seguirá consolidándose y reprimiendo a la oposición política", advirtió HRW. (FIN/IPS/tra-en/ja/mn/ceb- ff/ip/99

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