Las severas lluvias y sequías en México son consecuencia del cambio climático global y de la deforestación, opinaron expertos que creen posible fenómenos aún más graves en el futuro.
"El clima se volvió loco" es una de las frases que más se escucha entre los damnificados cuando intentan explicarse el motivo de su tragedia, agravada por la pobreza y la falta de planificación en materia de asentamientos urbanos, según reconocieron autoridades.
Más de 400 personas murieron y unas 300.000 resultaron damnificadas por las lluvias de las últimas dos semanas en cinco de los 32 estados del país, las peores de los últimos 40 años, mientras un sexto estado fue declarado este miércoles "zona de desastre", pero por la sequía.
En mayo, cinco estados del norte sufrieron cuantiosas pérdidas económicas ante la falta de lluvias. Según el gobierno, el promedio de precipitaciones de enero a abril en esa zona representó apenas siete por ciento del nivel histórico registrado entre 1941 y 1998.
El clima está alterado y el futuro podría ser peor si aumenta el recalentamiento del planeta y continúa la destrucción ecológica, advirtió Adrián Aguilar, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Aguilar, autor del estudio "Vulnerabilidad de los asentamientos urbanos: escenario futuro", vaticina que en 25 años habrá en México ascensos de temperatura hasta los 54,5 grados y gran escasez de agua potable.
Además, se prevé el resurgimiento de enfermedades transmitidas por mosquitos, desaparición de playas y mayores inundaciones.
En los próximos años ya no habrá sólo inmigrantes laborales. También habrá inmigrantes climáticos, que viajarán en busca de lugares adecuados para la residencia desde el punto de vista ambiental, manifestó el experto, quien realizó su estudio para el estatal Instituto Nacional de Ecología.
La acumulación de gases invernadero, que impiden la salida de la atmósfera de las radiaciones solares, recalentará aun más la Tierra, provocando epidemias, sequías, inundaciones y corrientes migratorias que cambiarán el aspecto de una parte del planeta, asegura Aguilar.
México sería uno de los países más afectados por el recalentamiento, pues los asentamientos humanos se realizan sin planificación y los niveles de deforestación son elevados. Cada año desaparecen en México entre 300.000 y 700.000 hectáreas de bosques, dicen los expertos.
La secretaria (ministra) de Medio Ambiente, Julia Carabias, sugirió cambiar la ubicación de algunas de las comunidades más afectadas por las últimas lluvias, pues, advirtió, existe el riesgo de que las inundaciones se repitan por el fenómeno del cambio climático.
En el pasado no hubo una planificación de los asentamientos humanos sobre la base de consideraciones ambientales. La planificación equivocada es una de las responsables de tanta muerte y destrucción, sentenció.
Los principales riesgos ambientales que afronta América Latina se derivan de la excesiva concentración urbana (tres cuartas partes de la población viven en ciudades) y altos niveles de deforestación, apuntó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en sus pronósticos para el 2000.
Noventa por ciento de las víctimas de los desastres naturales pertenecen al mundo en desarrollo, pues existe una relación directa entre pobreza y vulnerabilidad, expresó esta semana en México Philippe Boullé, director del Decenio Internacional para la Reducción de Desastres Naturales de la Organización de las Naciones Unidas.
Más de 80 por ciento de los afectados por las intensas lluvias y sequías que golpean ahora México pertenecen a comunidades pobres, según las autoridades.
Para mitigar los efectos de nuevas catástrofes, el gobierno de Ernesto Zedillo mantiene programas de reforestación y de reordenamiento urbano y rural que, según los expertos, sólo tendrán impacto a muy largo plazo y siempre que los gobiernos venideros no modifiquen las estrategias.
Además, México contribuye a disminuir los efectos del cambio climático global con una programa para eliminar en forma paulatina la emisión de productos nocivos a la atmósfera.
En ese punto, la comunidad internacional mantiene compromisos en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Sin embargo, la falta de obligatoridad de los mismos impide asegurar su cumplimiento, advierten grupos ecologistas. (FIN/IPS/dc/mj/en/99