Los países de Asia-Pacífico tienen enormes dificultades para hacer frente al creciente costo económico del VIH/sida en tiempos de crisis, destacaron los participantes del Quinto Congreso Internacional sobre el Sida en Asia y el Pacífico, en curso en esta capital.
El Congreso comenzó el sábado con la participación de más de 3.000 expertos y activistas de 67 países, y se prolongará hasta este miércoles.
Los gobiernos de la región encuentran que la batalla económica contra la epidemia es tanto o más difícil que la misma lucha contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), señalaron los participantes.
En todo el mundo, el VIH (virus de inmunodeficiencia humana, que causa el sida) se propaga más rápidamente de lo que se puede controlar.
"El VIH/sida crece tres veces más rápido que los fondos para hacerle frente", destacó Mechai Viravaidya, un empresario y activista de Tailandia designado embajador de la lucha contra el sida por el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre VIH/Sida (Onusida) en el congreso.
Los presupuestos de salud de muchos países asiáticos apenas dan abasto para brindar los servicios básicos, y la situación empeoró con la crisis de Asia oriental, estallada en 1997.
Sin embargo, "los programas contra el VIH/sida deben mantenerse o ampliarse en tiempos de crisis, no recortarse", señaló Martha Ainsworth, economista del Banco Mundial.
Además de no otorgar la debida prioridad a la pandemia, muchos gobiernos asiáticos recortaron subsidios y tratamientos debido a la crisis, afirmó Mechai.
"Gran parte de los recursos se desviaron para apuntalar al sector financiero, por eso la lucha contra VIH/sida se vio muy perjudicada", explicó.
Así mismo, la caída de los ingresos obliga a muchas familias que tienen miembros con VIH o sida a gastar el dinero en necesidades básicas y no en las costosas drogas antirretrovirales, señaló Peter Piot, director ejecutivo de Onusida.
"La disminución de los recursos también podría implicar el rechazo de pacientes con sida por instituciones médicas que tienen otras prioridades", advirtió Piot.
Se estima que más de siete millones de personas viven con VIH en Asia-Pacífico. Cada año, unos 700.000 jóvenes de 14 a 25 años contraen el virus en esta región.
En Asia se registraron 1,4 millones de los 5,8 millones de nuevas infecciones por VIH en 1998, de acuerdo con Onusida.
Más de una década después de reportados los primeros casos de sida en la región, la pandemia cobra cada año más y más vidas.
Aunque 80 por ciento de todas las muertes por sida en 1998 se produjeron en Africa subsahariana, en algunas partes de Asia la velocidad de propagación de la pandemia alarma por igual a trabajadores de la salud y activistas del desarrollo.
"En muchos países asiáticos ya se siente el impacto económico y social del sida, que afecta a las personas en su edad más productiva", advirtió Lisa Messersmith, de la Fundación Ford, de Estados Unidos.
El crecimiento de la tasa de infección es especialmente rápido en China, Camboya, India y Bangladesh, ayudado por la migración, el tráfico sexual y el abuso de drogas, destacó Onusida.
Una de las consecuencias de la crisis asiática es un nuevo ímpetu de la migración y el tráfico sexual. "Más gente cruza las fronteras en busca de empleo, y esto contribuye a la transmisión del VIH de un país a otro", explicó Piot.
Además, si el uso de condones disminuyera en la industria sexual, se debilitaría "un pilar de la prevención del sida", advirtió.
También hay otras señales de alarma. La expectativa de vida, que en algunas partes de Africa se redujo entre 10 y 20 años debido al sida, ya se acortó dos o tres años en Camboya y Birmania, según el Banco Mundial.
Además, la pandemia de sida pone en peligro los avances en la reducción de la pobreza de las últimas tres décadas en Asia, previno Mieko Nishimuzu, del Banco.
"El sida puede anular y revertir estos progresos, con un grave impacto en el crecimiento y el tamaño de las economías", dijo.
Activistas y expertos propusieron en diversos talleres del congreso nuevas formas de recaudar recursos para combatir la epidemia.
Mechai exhortó a las organizaciones no gubernamentales (ONG) que luchan contra el sida a realizar campañas sustentables.
"No podemos mendigar para siempre", dijo, y agregó que las ONG pueden aprender estrategias de marketing y recaudación de fondos del sector privado.
Así mismo, Mechai sugirió formas innovadoras de mejorar los programas contra el sida, como el ofrecimiento de incentivos fiscales para aquellas empresas que realicen campañas de educación y prevención. (FIN/IPS/tra-en/js/mlm/he-dv/99
