El impacto de la crisis financiera de Asia sobre los empleos y salarios fue más grave para las mujeres que para los hombres, según la oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Asia y el Pacífico.
Un informe técnico elaborado por la OIT, titulado "Hacia la igualdad de género en el mundo laboral en Asia y el Pacífico", sirve de base para el debate en la Consulta Regional Asiática de Seguimiento de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, que se inauguró en Manila este miércoles y durará tres días.
La crisis que afectó a la mayor parte de las economías del este y sudeste de Asia en 1997 expulsó a muchas mujeres de empleos seguros y bien remunerados y las obligó a realizar trabajos por salarios mucho más bajos, afirmó la OIT en su informe de 100 páginas.
En Corea del Sur, el empleo femenino cayó 20 por ciento entre los trabajadores comunes, mientras el empleo masculino sólo disminuyó seis por ciento.
En Filipinas, el desempleo femenino aumentó a 15 por ciento, en comparación con 12 por ciento para los hombres, según el informe.
La tasa de desempleo entre las mujeres indonesias aumentó 14 por ciento, menos que la de los hombres, que creció 27 por ciento. Sin embargo, los ingresos de las mujeres, tanto de las áreas urbanas como de las rurales, cayeron más que los de los hombres.
"Como consecuencia de la crisis, las mujeres indonesias parecen haberse vuelto más activas económicamente, pero por salarios más bajos, estirando al máximo sus limitados recursos y tiempo", señala el informe.
"La crisis privó proporcionalmente a más mujeres que hombres de empleos en el sector formal en la mayoría de los países y empujó a muchas de ellas al sector informal o a tareas agrícolas donde deben sobrevivir con ingresos más bajos y cargas mayores", agrega.
La calidad de los empleos disponibles para las mujeres se deterioró como resultado de la crisis, ya que muchas perdieron sus empleos estables en el sector formal y los reemplazaron por trabajos de medio horario o temporales.
Muchas mujeres de Filipinas que quedaron sin trabajo se vieron obligadas a recurrir a sus habilidades empresariales para aumentar los pocos ingresos de la familia mediante el establecimiento de pequeñas empresas, declaró el martes a la prensa una alta funcionaria filipina.
La crisis financiera expuso la vulnerabilidad de las mujeres frente a esas crisis, especialmente si se tiene en cuenta que la pobreza tiende a afectar más a las mujeres que a los hombres, según el informe.
"Esto está claramente ilustrado en el sector agrícola, donde los niveles de ingresos y salariales son los más bajos", destaca el documento.
En 1995, 67 por ciento de las mujeres de Pakistán trabajaban en la agricultura, en comparación con 44 por ciento de los hombres.
En Camboya, estas cifras eran de 79 por ciento para las mujeres y 71 por ciento para los hombres, mientras en Nepal ascendían a 91 por ciento y 75 por ciento respectivamente. En Bangladesh, trabajaban en este sector 78 por ciento de las mujeres y 54 por ciento de los hombres.
El informe sostiene que, en general, el trabajo de las mujeres puede ser clasificado en todos los países asiáticos como "poco calificado, mal remunerado y de poca calidad, en un limitado número de sectores y ocupaciones en el peldaño más bajo de la escala laboral".
Otra característica del trabajo de la mujer en Asia es que con frecuencia es de medio horario, subraya el informe.
El trabajo no remunerado, generalmente en forma de tareas en el hogar o voluntarias, es una forma muy importante del trabajo de las mujeres, pero casi no ha sido cuantificado.
Un estudio disponible en Japón reveló que el trabajo no remunerado representaba entre 15 y 23 por ciento del producto interno bruto en 1996 y era realizado casi totalmente por mujeres.
A pesar de las numerosas restricciones, las mujeres en general continúan trabajando hacia una mayor participación en la economía.
La directora regional de la OIT para Asia y el Pacífico, Mitsuko Horiuchi, dijo que aunque las mujeres sufrieron desproporcionalmente la crisis, los países de la región avanzaron y continúan avanzando hacia las metas fijadas durante la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, realizada en Beijing en septiembre de 1995.
La Plataforma de Acción estableció como áreas de preocupación la protección de los derechos humanos de las mujeres y las niñas, la erradicación de la pobreza que las afecta, la eliminación de todas las formas de violencia contra la mujer y la promoción de su autonomía económica y su acceso a recursos productivos.
"Nos estamos acercando a la igualdad de género", dijo Horiuchi, aunque reconoció luego que "el concepto tradicional de que 'los hombres van a trabajar y las mujeres se quedan en casa' está todavía profundamente arraigado en la sociedad asiática.
Como consecuencia, las mujeres no se benefician de manera justa del crecimiento económico, puntualizó.
La OIT afirmó en su informe técnico que las altas tasas de crecimiento (antes de la crisis) y la gran proporción de producción intesiva redujeron de modo significativo las brechas de género en los mercados de países de Asia y el Pacífico.
Sin embargo, recalcó que los avances económicos y las políticas nacionales de apoyo deben unirse para reducir la brecha entre los géneros.
"El crecimiento económico es esencial pero no suficiente para lograr la igualdad de género en el mundo laboral, porque ciertos factores culturales obstaculizan el progreso hacia la igualdad y porque se necesitan políticas para transformar el potencial económico en una distribución igualitaria de las ganancias", afirmó.
"En ausencia de políticas de apoyo, los hombres se beneficiarán más que las mujeres del crecimiento económico".
La legislación protectora es un factor indispensable en la ecuación de género, según el informe.
"Sin un estímulo regulador, los empleadores públicos y privados pueden seguir líneas tradicionales de pensamiento y preferir contratar, remunerar, promover o despedir a un género más que a otro, incluso donde las mujeres tienen la misma falta de formación o experiencia que los hombres". (FIN/IPS/tra-en/ral/at-mlm/lb-hd/99