El gobernante Partido Justicialista mantiene cautivo desde hace medio siglo el voto de las capas pobres de la población de Argentina, que le renovarán su apoyo en las elecciones de este domingo, pese a que su situación ha empeorado durante la gestión de Carlos Menem.
Pero los analistas puntualizan que el respaldo de los pobres al justicialismo ya no es monolítico, lo que contribuye a explicar la ventaja del opositor Fernando de la Rúa, candidato orientado al desarrollo social que cuenta con 51 por ciento de las preferencias, según las encuestas divulgadas el viernes.
Históricamente, la mayoría de los pobres e indigentes se inclinaron por el justicialismo, el movimiento creado en los años 40 por Juan Perón.
Perón, que murió en 1974, cuando gobernaba por tercera vez, favoreció el proceso de integración social de los inmigrantes que llegaban del interior a la periferia de la capital, que se convirtieron entonces en obreros, con numerosos beneficios laborales.
Muchos obreros y jornaleros apoyarán este domingo al candidato oficialista Eduardo Duhalde, segundo en las encuestas con 35 por ciento del total de intenciones de voto.
Pero el justicialismo ha cambiado desde los tiempos de Perón, especialmente en los 10 años de gobierno de Menem y, además, la principal demanda social, casi sin condiciones, es por el empleo, un bien escaso en Argentina.
La clase media, tradicionalmente la base social de la Unión Cívica Radical, prefiere a la Alianza de oposición, una coalición integrada hace sólo dos años por ese partido fundado a fines del siglo pasado y por el centroizquierdista Frente País Solidario y que promueve a De la Rúa.
Por último, encuestadores y analistas sostienen que Domingo Cavallo, candidato del partido Acción por la República, ex ministro de Economía de Menem y tercero en los sondeos, tiene fuerte inserción entre los electores de clase alta y media alta.
La mayoría de los votantes de Duhalde son pobres y sólo tienen estudios primarios, mientras que los electores con estudios superiores prefieren a De la Rúa, de acuerdo con el último informe de la empresa Gallup Argentina.
Cincuenta y cuatro por ciento de los profesionales universitarios votarán a De la Rúa, sólo 16 por ciento a Duhalde y 13,4 por ciento a Cavallo. Mientras, 39,2 por ciento de los más pobres se pronuncian por Duhalde, y 37,8 por De la Rúa.
Las mujeres orientan masivamente su intención de voto a favor de De la Rúa, que les otorga igualdad frente a los hombres. Duahalde, por su parte, tiene un concepto más asistencialista del papel de las mujeres y las prefiere al frente de las familias.
Detrás de este diseño de trazo grueso hay una migración de votantes hacia uno y otro partido según los casos, un fenómeno que crece a medida que los electores son más independientes y no sienten una deuda de fidelidad con ningún grupo político.
"La gente vota con libertad", explicó Roberto Bacman, director del Centro de Estudios de Opinión Pública. "Votan más al candidato que al partido, y más de 30 por ciento asegura que este domingo elegirá al presidente de un partido y al gobernador de otro", añadió.
Lo mismo sugirió Rosendo Fraga, director de la encuestadora Nueva Mayoría. "Entre la clase baja predomina el voto por Duhalde, entre la media a De la Rúa y en la media alta y alta a Cavallo".
Pero Fraga advirtió que, para ganar las elecciones, es necesario reconstruir una "coalición transversal" con apoyo de distintos sectores sociales.
Fraga se refirió a alianzas como la que llevó a la victoria al radical Raúl Alfonsín en 1983 y al justicialista Carlos Menem en 1989 y 1995. Ninguno podía ganar sólo con el voto de su base histórica.
Menem contó con el tradicional respaldo de los sectores populares (bajos y medios) para su primera presidencia. Luego fue perdiendo apoyo entre la clase media independiente, y lo ganó entre los más ricos, que aprobaron y apoyaron en las elecciones de 1995 su modelo económico neoliberal.
Esa misma conjunción de votantes de uno y otro segmento parece haberse conformado en apoyo de De la Rúa, y no de Duhalde. Sectores medios, pero también algunos empresarios y clases bajas que ya no creen en el oficialismo, respaldarán al candidato de la oposición.
"Los nuevos pobres, como se denomina a la clase media baja que en los últimos años se empobreció por sus bajos ingresos, es un sector que oscila mucho, pero cuyo comportamiento puede definir el resultado", sostuvo Marita Carballo, directora de Gallup Argentina.
Manuel Mora y Araujo, de la encuestadora Mora y Araujo y Asociados, señaló que los grupos de nivel socio económico bajo (30 por ciento de la sociedad) respaldaron en bloque al Partido Justicialista hasta 1997.
Ese apoyo se quebró cuando Graciela Fernández Meijide, de la Alianza, ganó los comicios legislativos en la provincia de Buenos Aires, gobernada por Duhalde y donde el justicialismo se había impuesto electoralmente en los últimos 12 años.
Fernández Meijide se presenta a los comicios del domingo como candidata de la Alianza a la gobernación de la provincia de Buenos Aires, que suma cerca de 40 por ciento del electorado del país.
En cualquier caso, según Mora y Araujo, "el Partido Justicialista dejó de tener el monopolio virtual de la pobreza" y la independencia del votante mantendrá el suspenso hasta la noche del domingo. (FIN/IPS/mv/ff/ip/99