ARGENTINA: Duhalde, un candidato en desgracia

El candidato a la Presidencia de Argentina por el gobernante Partido Justicialista, Eduardo Duhalde, que hasta mediados de año parecía un fuerte contendiente, se enfrenta hoy a la perspectiva de protagonizar la peor derrota en la historia de su partido.

"¿Qué le pasó a Duhalde?", se preguntan sus asesores, al igual que encuestadores y analistas políticos, sin encontrar una respuesta simple, ya que la pérdida de adhesiones es el resultado de una suma de factores y no de un hecho puntual.

Los sondeos de opinión con vistas a las elecciones del próximo domingo otorgan una ventaja consistente al opositor Fernando de la Rúa, candidato de la Alianza conformada por la centrista Unión Cívica Radical y el centroizquierdista Frente País Solidario.

Duhalde fue elegido gobernador de la provincia de Buenos Aires por primera vez en 1991, cuando ejercía la vicepresidencia de Argentina en el primer gobierno de Carlos Menem, y reelegido en 1995 con un amplio respaldo.

Su gestión al frente de la mayor provincia del país, con casi 40 por ciento del electorado, se caracterizó por la realización de obras públicas.

Sin embargo, sus críticos consideran que la difícil situación socioeconómica en la que viven millones de habitantes de su distrito debió haber mejorado más, si se toma en cuenta el presupuesto millonario en dólares que maneja.

Duhalde alcanzó el segundo mandato provincial en los mismos comicios en que Menem fue reelegido presidente con una amplia mayoría de votos, de los cuales 4,5 millones correspondieron a la provincia de Buenos Aires, más de 50 por ciento de los obtenidos en todo el país por el Partido Justicialista (Peronista).

Ese respaldo lo colocó ya en ese entonces como el principal candidato de su partido a suceder a Menem. Pero la insistencia de éste en competir por un tercera presidencia consecutiva, pese a la prohibición constitucional, desató una puja por el poder en el sector, que desgastó a Duhalde.

Las últimas encuestas de opinión otorgan, según cálculos que toman en cuenta los votos de los indecisos, 51 por ciento de las intenciones de voto a De la Rúa, frente 35 por ciento de Duhalde.

La Constitución establece que la Presidencia se resuelve en la primera vuelta si el candidato más votado logra 45 por ciento del total o aventaja por diez puntos a su más cercano adversario, en el caso de no reunir más de 40 por ciento de los sufragios.

Ambos aspirantes a la Presidencia presentan propuestas similares, identificadas sólo por algunos matices.

En los dos programas de gobierno se propone mantener la estabilidad económica, la generación de empleo, apoyo a la pequeña y mediana empresa y devolver al Estado el papel de garante de la salud, educación y una distribución más equitativa del ingreso.

La directora de la empresa Gallup Argentina, Marita Carballo, consideró que "siempre es más difícil la campaña electoral para el candidato del partido gobernante" que para el opositor, pero "lo es más aún cuando la principal demanda del electorado es por un cambio", como ocurre en esta oportunidad.

Pese a ello, Carballo recordó que Duhalde encabezó las encuestas de intención de voto en el primer semestre del año, cuando aún disputaba la candidatura con Menem, y era considerado el dirigente más capaz para enfrentar la crisis desatada a partir de la devaluación de la moneda brasileña en enero.

Sin embargo, Duhalde "no supo manejar su relación con Menem" y éste tampoco colaboró, puntualizó el experto Manuel Mora y Araujo.

El presidente Menem declaró en cada oportunidad que se le presentó que él hubiera sido mejor candidato, y ya trabaja para su postulación en las elecciones del 2003.

Por su parte, Rosendo Fraga, analista político de la empresa encuestadora Nueva Mayoría, sostuvo que Duhalde se diferenció de Menem en los aspectos que no debía hacerlo y no lo hizo en aquello que lo perjudicaba.

Duhalde mencionó la posibilidad de renegociar el pago de la deuda externa, lo cual provocó el pánico entre los empresarios, señaló Fraga.

En cambio, no fue convincente a la hora de presentar una propuesta de gobierno más transparente y eficaz que el de Menem, y un programa de lucha frontal contra la corrupción, la delincuencia y el desempleo, que son las principales preocupaciones de los argentinos.

En 1995, luego de ser reelegido gobernador y cuando soñaba con llegar a la Presidencia, Duhalde se consideraba el dirigente del Partido Justicialista más capaz para llevar adelante un programa de "continuidad" de la etapa "menemista".

Esa continuidad pasaba por aprobar las asignaturas pendientes, básicamente el desempleo y la lucha contra la pobreza, un factor que estimula el crecimiento de la delincuencia.

Sin embargo, la incapacidad de Menem para tolerar críticas del candidato de su partido, aun las más sutiles, trabaron la campaña electoral de Duhalde.

Ante esa situación, el gobernador de la provincia de Buenos Aires cruzó de bando y comenzó a enfrentar a Menem criticando severamente su gestión de gobierno.

Pero ya no resultó creíble para la mayoría del electorado, según comenzaron a revelar los distintos sondeos, debido a que ambos dirigentes pertenecen al mismo partido, habían integrado una fórmula común y luego gobernado el país.

Cada vez que Duhalde aparece en programas de televisión y radio o en campañas publicitarias prometiendo nuevos empleos, rebajas de impuestos y créditos para el sector empresarial, muchos se preguntan porque no lo hizo hasta ahora en la provincia que gobierna.

Los aportes del publicista brasileño Duda Mendonça parece que tampoco contribuyeron a mejorar su imagen.

Mora y Araujo cree, por el contrario, que el asesor se equivocó al realizar una campaña demasiado "publicitaria", que no explota la calidez humana del candidato justicialista frente a la frialdad de su oponente de la Alianza.

Las perspectivas de un triunfo arrollador de De la Rúa, en el que coinciden hoy todos las empresas encuestadoras, preocupan de manera especial a Duhalde, no sólo porque ya ve perdida la batalla por la Presidencia, sino por la difícil posición en la que queda dentro de su partido.

El sociólogo Roberto Bacman, del Centro de Estudios de Opinión Pública, coincidió con Fraga en que Duhalde pudo haber sido el primer dirigente justicialista en llegar a la presidencia de Argentina después de dos período de gobierno de su propio partido.

En cambio, hoy se perfila como el protagonista de la peor derrota electoral de la historia del Partido Justicialista, fundado en la década de los 40 por Juan Domingo Perón.

En 1983, el entonces candidato a la Presidencia por el peronismo Italo Luder perdió, con 42 por ciento de los votos, frente a Raúl Alfonsín (1983-1989), de la Unión Cívica Radical, lo cual causó un impacto de tal magnitud que obligó a una renovación partidaria total.

El peor resultado electoral que soportó el Partido Justicialista fue en los comicios para la renovación parcial del parlamento en 1997, cuando obtuvo 36 por ciento de los votos.

Ese magro desempeño fue explicado por los expertos como razonable para un sector que ya llevaba ocho años en el gobierno y que se enfrentó con una oposición que acababa de formar una alianza y prometía ser una alternativa viable de poder.

Las distintas empresas encuestadoras coinciden en esta oportunidad que después de haber obtenido una intención de voto cercana a 50 por ciento, Duhalde, acompañado en la fórmula por el ex cantante Ramón "Palito" Ortega, batalla para llegar al domingo con un apoyo de al menos 35 por ciento de los argentinos. (FIN/IPS/mv/dm/ip/99

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