Los nuevos intentos de liberalización de la Organización Mundial del Comercio (OMC) amenazan los esfuerzos internacionales para proteger el ambiente, advirtió en Bruselas el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
Una declaración del WWF pidió que la reunión ministerial de la OMC que tendrá lugar el mes próximo en la ciudad noroccidental estadounidense de Seattle permita a los países "imponer restricciones sensibles y razonables al comercio, necesarias para aplicar tratados internacionales de protección del ambiente".
"La adopción de restricciones al comercio para que entren en vigencia acuerdos internacionales sobre el ambiente no debería ser cuestionada invocando normas de la OMC", expresó.
"En la actualidad, el cumplimiento de cláusulas comerciales de los tratados internacionales para proteger el ambiente puede ser impugnado apelando a normas de la OMC", señaló Charles Arden- Clarke, jefe de la Unidad de Comercio e Inversiones del WWF.
"El temor a esas impugnaciones está haciendo retroceder el desarrollo de nuevos tratados internacionales para enfrentar problemas ambientales en escala mundial", agregó. Por lo menos nueve acuerdos multilaterales sobre el ambiente contienen medidas comerciales.
Arden-Clarke afirmó que el temor a querellas basadas en las normas de la OMC está bloqueando la aprobación del Acuerdo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes para prevenir la contaminación por sustancias tóxicas.
El contenido del Protocolo de Bioseguridad sobre comercio de organismos genéticamente modificados ha sido muy atenuado y su aprobación se ha postergado a causa de la acción de "un grupo reducido de gobiernos que se valen de las reglas de la OMC para debilitar ese acuerdo".
La OMC, de 135 miembros, se propone lanzar en Seattle una nueva ronda de negociaciones internacionales para profundizar la liberalización del comercio.
Los países en desarrollo, mal equipados para participar en las complejas discusiones, permanecen escépticos acerca de los resultados de esa ronda.
Una reunión ministerial del Grupo de los 77, fundado en 1967 e integrado en la actualidad por 130 naciones en desarrollo y China, alcanzó el mes pasado en Marrakesh un acuerdo para coordinar su participación en las negociaciones, con el fin de aprovechar al máximo los recursos humanos.
En la última ronda de negociaciones sobre el comercio internacional, que se llevaron a cabo entre 1986 y 1994 en el marco del Acuerdo General de Tarifas y Aranceles, predecesor de la OMC, la mayoría de los países del Sur se vieron superados por ejércitos de expertos y diplomáticos desplegados por el Norte.
"El sistema de la OMC se ha desarrollado hasta un punto en el que persigue la liberalización del comercio como un fin en sí mismo, dejando atrás valores ambientales y sociales", afirmaron los activistas del WWF.
Las inminentes deliberaciones de Seattle causan gran preocupación a los países en desarrollo "porque hasta ahora las naciones ricas han sido las más beneficiadas con la liberalización del comercio", añadieron.
El WWF comentó que "un puñado de países dominaron las negociaciones y las propuestas sobre nuevos acuerdos de comercio internacional", y que las naciones pobres tuvieron escasa participación en las decisiones de la OMC.
De los 135 Estados miembros de la organización, 29 carecen de una representación permanente en su sede de Ginebra. "Por lo tanto, muchos países pobres rara vez están presentes en las reuniones de la OMC, y casi no influyen en la elaboración de sus normas", añadió.
Es probable que en Seattle se proponga una liberalización aún más amplia del comercio en rubros sensibles desde el punto de vista ambiental, como los vinculados con las industrias pesquera y maderera. Esto afectará directamente a países en desarrollo ricos en recursos naturales.
La mayoría de las naciones pobres afirman que la demanda de normas más severas de protección ambiental es parte de una "agenda del Norte", y que esas normas perjudicarían en especial a los países en desarrollo.
Gigantes comerciales como la Unión Europea (UE) y Estados Unidos alcanzaron su posición de dominante en la economía mundial mediante una fase de desarrollo industrial muy contaminante, arguyeron representantes de países en desarrollo.
El comercio mundial creció 14 veces desde 1950, debido sobre todo a la reducción y eliminación de aranceles, cuotas de importación y otras barreras comerciales, pero los países ricos mantienen importantes medidas de protección de la agricultura y otros sectores poco competitivos de sus economías.
Los países en desarrollo, que fueron obligados a abrir sus mercados a la importación de bienes manufacturados, mediante presiones financieras, piden el cese de los subsidios a la agricultura que aplica la UE, y del sistema estadounidense de cuotas para la importación de acero, textiles, calzado y otros bienes.
El incremento del comercio mundial ha contribuido en gran medida al aumento de la contaminación, la disminución de la biodiversidad y el gradual agotamiento de recursos naturales en el mundo, afirmaron los ambientalistas.
Se calcula que desde 1970 se ha perdido alrededor de 30 por ciento de las rquezas naturales del planeta, sobre todo como resultado del aumento de emisiones de gases que causan el "efecto invernadero", la deforestación, la erosión del suelo y la pesca excesiva.
El WWF publicó el lunes una lista de los tratados y convenciones internacionales, vigentes o propuestos, cuyas cláusulas sobre el comercio podrían entrar en conflicto con normas de la OMC y cuyos objetivos "serían gravemente afectados" por una liberalización comercial extrema.
La lista de tratados vigentes en peligro incluye la Convención sobre Diversidad Biológica, firmada por 175 países para preservar el potencial genético del planeta, y la Convención de Basilea, firmada por 110 naciones, que prohíbe la exportación de residuos peligrosos a países que no pueden manejarlos en forma segura.
El WWF presentó el lunes un conjunto de materiales informativos que elaboró para advertir sobre la importancia de las próximas negociaciones sobre comercio internacional y sus potenciales efectos en relación con los acuerdos ambientales.
Esos materiales fueron enviados a más de 13.000 parlamentarios y funcionarios de más de 60 países "para sacudir la conciencia de los políticos", dijeron los activistas del grupo. (FIN/IPS/tra- en/ns/ak/ego/en if/99)