Las mujeres rurales de países en desarrollo trabajan 18 horas diarias y están a cargo de más de la mitad de la producción agrícola mundial, pero su tarea no se ve en las estadísticas, advirtió hoy la FAO.
En una conferencia internacional que terminó hoy en la capital italiana, los representantes de más de 100 países, entre ellos unos 50 ministros, coincidieron en que la mujer rural es "invisible" para los gobiernos y las agencias de desarrollo, a pesar del papel fundamental que cumplen.
Darle visibilidad fue una de las tareas que se propuso la Consulta de Alto Nivel sobre Mujeres Rurales e Información, realizada en la sede central de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, en Roma, entre el lunes y este miércoles.
Las mujeres no aparecen en las estadísticas. Su valor económico no se puede evaluar. Se las ve en los campos, trabajando de sol a sombra, pero no en informes de los gobiernos, dijo en conferencia de prensa Kay Killingsworth, asistente especial del director general de la FAO, Jacques Diouf.
La reunión acordó la elaboración de estadísticas de trabajo agrícola por diferenciación de género como parte de las estrategias dirigidas al reconocimiento de la función femenina en la agricultura y en la lucha contra el hambre en el mundo.
Killingsworth sostuvo que "recoger datos separados por sexo es un paso esencial para asegurar la visibilidad de las mujeres como seres humanos, como agentes sociales y, en este caso, como agricultores".
También se acordó difundir esa información en todos los países y facilitar el acceso de las mujeres a esos datos.
La ministra para la Promoción de la Mujer de Malí, Hafsatu Diarra, señaló que la información hacia la mujer en su país debe pasar a través del hombre porque en esa sociedad "existe el patriarcado".
En Malí, las mujeres no pueden ser propietarias de las tierras que trabajan, agregó.
Un programa sobre el uso de pesticidas fracasó en Zambia porque tuvo como destinatarios únicos a los hombres y qu porque este había sido explicado solo a los hombres y los que debían llevarlo a cabo eran las mujeres.
Los asistentes a la conferencia también plantearon que se debe dar una oportunidad a las mujeres rurales para que alcen la voz y se hagan escuchar por los líderes de los países y por las organizaciones de desarrollo.
A pesar de que las mujeres trabajan muchas horas en las tareas agrícolas, cuidan a los niños, preparan la comida y se dedican a otros quehaceres, la información concreta sobre su aporte económico y sus necesidades que llega a los responsables de los gobiernos es escasa.
Aunque la validez de las estadísticas clasificadas por sexo está muy difundida en la mayoría de los países industrializados, en numerosos países del mundo en desarrollo la recopilación de datos se sigue realizando por familias.
En la planificación del desarrollo, es necesario clasificar a la población por sexo, edad, sector de la producción agrícola y tipo de trabajo, dijo Sissel Ekaas, directora del Departamento de Mujeres y Población de la FAO y secretaria de la reunión.
"Será imposible conseguir una productividad agrícola más elevada y un desarrollo rural sustentable si los artífices de la planificación rural siguen basando sus decisiones principalmente en datos relativos a la producción material, ignorando la perspectiva de los recursos humanos", agregó.
Los asistentes a la conferencia, en general, exigieron que las mujeres tengan mayor poder para decidir lo que sucede en sus hogares, en sus comunidades e incluso en el gobierno.
Además, solicitaron acciones efectivas para contrarrestar la creciente violencia contra las mujeres y para acabar con los estereotipos sexuales y las injusticias que limitan el acceso de las mujeres a la tecnología, la educación, la formación, la propiedad de la tierra y el crédito. (FIN/IPS/jp/mj/dv/99