La ceremonia ritual por la cual un rey de Uganda mantuvo relaciones sexuales con una virgen de 13 años antes de contraer matrimonio con otra mujer causó la indignación de organizaciones de derechos humanos de este país africano.
El ritual del kabaka, título que recibe el rey de la tribu Baganda, con la joven Sarah, celebrado el miércoles de la semana pasada antes de la boda del monarca con una ex empleada del Banco Mundial, violó los derechos de la adolescente, sostienen los activistas.
"Estamos muy disgustados porque no se tuvieron en cuenta en absoluto los derechos de la muchacha. Estamos decididos a llevar este caso hasta las últimas consecuencias", advirtió Justine Tumuleki, del Centro de Crisis de la Mujer.
La prensa ugandesa se ocupa de la controversia que se desató entre grupos defensores de los derechos humanos y el reino de Baganda desde que a principios de año se anunció el casamiento del rey Ronald Mutebi II.
La tradición indica que, la noche previa al casamiento de un rey, este debe recibir a una virgen de no más de 15 años para que ella "cumpla con todos los deberes de una esposa".
La joven elegida para el ritual prematrimonial pasa luego a ocupar el cargo de "nakku" del reino, es decir, debe permanecer célibe, confinada en el palacio y dedicarse a tareas culturales, además de hacer importantes anuncios, como por ejemplo, el período de duelo que sigue a la muerte del rey.
Aunque el rey aseguró a sus súbditos que la muchacha, que concurre a la escuela primaria, tendrá una vida normal igual que los demás niños, los activistas no quedaron conformes.
Un niño es un menor de 18 años, según la Declaración Universal de los Derechos Humanos adoptada por la Organización de las Naciones Unidas hace 50 años.
La Declaración prohíbe que los menores sean usados para llevar a cabo rituales peligrosos para su crecimiento y desarrollo, o que no se los consulte para tomar decisiones que pueden afectar su futuro.
Los activistas, que aseguran que la ceremonia ritual se realizó en secreto, temen que Sarah quede confinada en el palacio por el resto de su vida sin que nadie la haya consultado.
"Aún no sabemos lo que le sucederá. El gobierno mantiene esa decisión en secreto, y ni siquiera sabemos lo que pasó durante la ceremonia", comentó Tumuleki.
Esos rituales no son nuevos entre los bagandas, señaló Sophie Kyagulanyi, de la Fundación de Iniciativas por los Derechos Humanos, una organización no gubernamental independiente de Kampala.
Mutebi recibió a una menor que le preparó la comida y lo alimentó durante su coronación en 1993, relató Kyagulanyi.
"Aseguran que la tradición es simbólica y no causa ningún daño a la niña, pero hay unos cuantos reaccionarios en el reino que presionan al rey para que cumpla con las tradiciones antiguas", aseguró.
Los bagandas representan la quinta parte de los 22 millones de habitantes de Uganda, y aseguran ser parte de una de las más antiguas y poderosas dinastías políticas de Africa.
Uganda tenía más de 10 reinos antes de independizarse de Gran Bretaña en 1962, y el de los Kabaka era el más rico y poderoso de todos. Sus súbditos se acercaban al trono del rey de rodillas.
Pero el ex presidente Milton Obote prohibió los reinos tribales en 1966, cuando declaró la república de Uganda.
Los reinos fueron reinstituidos en 1996 por el presidente Yoweri Museveni, que llegó al poder en 1986 luego de librar una guerra de guerrillas durante seis años. Sin embargo, los poderes judiciales y ejecutivos de los monarcas tribales fueron suspendidos, y su papel quedó reducido al ámbito cultural.
El rey Mutebi, conocido defensor del derecho de las niñas a la educación, nació en Uganda en 1955, pero creció y se educó en Inglaterra, donde se había exiliado su padre, Kabaka Mutesa, al ser derrocado por Obote en 1966.
Aquellos que critican la cultura de los bagandas están influidos por otras costumbres, sostuvo Richard Mukasa, un abogado de Kampala. "Los únicos que se quejan son los de la clase privilegiada y los que tienen educación, que se afilian a valores modernos", indicó.
"La tradición no constituye una violación a los derechos de nadie y tiene prestigio", declaró.
Algunos bagandas no están de acuerdo. Shem Kirumira, estudiante de la Universidad Makerere, opinó que la cultura de la tribu debería ser dinámica y cambiar a medida que pasa el tiempo.
"Los bagandas tienen una herencia cultural muy rica, pero algunas cosas ya no funcionan. Debe haber un poco de flexibilidad y cierta inclinación a hacer reformas", sostuvo.
Pero la mayoría de los bagandas parecen encantados con el hecho de que su kabaka de 44 años haya satisfecho por fin sus anhelos de casarse, y les preocupa bastante poco la discusión en torno a los derechos humanos y la tradición.
"Nos alegra tener ahora una reina que engendrará un heredero para el reino", manifestó Wilson Burange, de la tribu Muganda.
Varios monarcas africanos, como el rey Mswati de Suazilandia y el de los zulúes, de Sudáfrica, fueron a la boda, que costó 550.000 dólares, sin contar los bueyes, pollos y otros alimentos que regalaron los súbditos.
"Nuestra cultura y nuestra historia son (favorables al) kabaka. Todo gira en torno a él", declaró Mutumba Lule, un periodista. (FIN/IPS/tra-en/ja/mn/ceb/aq/hd/99