TIMOR ORIENTAL: Presidente de Indonesia resiste presión militar

El poder del presidente de Indonesia, Bacharuddin Jusuf Habibie, se debilita al agravarse la situación en Timor Oriental, pero los analistas creen que resistirá la presión de las fuerzas armadas hasta el fin de su mandato.

Hace días que se dice que Habibie es un títere y que será derrocado por un golpe militar, incapaz de imponer su autoridad a las fuerzas armadas mientras milicias proindonesias en Timor Oriental asesinan, saquean e incendian desde que la población optó por la independencia en un referéndum el 30 de agosto.

Observadores sostienen que el poder lo tiene el ministro de Defensa y comandante de las fuerzas armadas general Wiranto, aunque este declaró en los últimos días que los rumores de un posible golpe de Estado "no tienen fundamento".

Pero los analistas aseguran que Habibie resistirá los dos meses que quedan hasta que el parlamento elija al nuevo presidente en noviembre, aunque con poco poder real.

Muchos creen que los militares no se arriesgarán a tomar el poder abiertamente. Otros advierten que los estudiantes que ganaron las calles el año pasado para exigir la renuncia del dictador Alí Suharto no lo tolerarían.

"En Indonesia, la toma del poder abiertamente sería demasiado vulgar. Si (los militares) tienen que hacerlo, lo harán sutilmente", declaró Amien Rais, presidente del opositor Partido de Autoridad Nacional.

Los militares "no estarán dispuestos a dañar su imagen ante la comunidad", agregó.

"Sólo quedan dos meses para que Habibie termine su mandato. Además, muchos estarán enojados si no comparece ante la Asamblea Popular Consultativa (el parlamento) para rendir cuenta de sus graves errores. Así que su renuncia sólo agravaría las cosas en el futuro próximo", señaló un alto funcionario.

Las fuerzas armadas son protagonistas de la historia de este país y ayudaron a mantener al general Suharto en el poder durante 32 años.

El consentimiento de los militares, como el de influyentes dirigentes musulmanes, fue vital para persuadir a Suharto a renunciar en mayo de 1998, en medio de multitudinarias y violentas protestas, y para permitir que Habibie, entonces vicepresidente, asumiera la presidencia.

La Constitución estipula cuál es la función política de los militares y les otorga bancas en la Asamblea Popular Consultativa.

El lunes, el gabinete rechazó la propuesta de Wiranto de imponer la ley marcial en Timor Oriental para aplacar la violencia, que observadores aseguran está instigada por los militares indonesios. Entonces el comandante recurrió a Habibie, quien decretó la medida, así como el toque de queda nocturno.

"Tuvo que aceptar el pedido de los militares para imponer la ley marcial", observó Marzuki Darusman, de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y vicepresidente del Golkar, el partido que lidera la coalición de gobierno.

Los rumores señalan que los militares obligarían a renunciar a Habibie y que el gobierno sería dirigido transitoria y conjuntamente por Wiranto, el canciller Alí Alatas y el ministro de Justicia Muladi.

Para muchos, la imposición de la ley marcial reveló a muchos que los militares son quienes deciden qué hacer en Timor Oriental, firmemente contrarios a aceptar tropas extranjeras en el territorio donde habrían muerto miles de soldados indonesios.

Familiares y allegados de los soldados realizaron manifestaciones en los últimos días en Yakarta en protesta porque Habibie accedió a realizar el referéndum de autodeterminación en Timor Oriental, en el cual 78,5 por ciento de los electores optaron por la independencia.

"¿Cuál es el sentido de nuestro sacrificio? ¿Y cuál el de nuestras medallas?", se preguntó un veterano de guerra que reflejó el sentimiento de muchos militares sobre el referéndum.

Habibie no habría hecho las suficientes consultas antes de aceptar el acuerdo que permitió el referéndum, lo cual fue bien recibido en el exterior, pero irritó a los militares que prácticamente gobernaban el territorio durante el régimen de Suharto.

Algunos analistas aseguran que ni siquiera Wiranto tiene pleno control sobre las fuerzas armadas. Se sabe que varios oficiales de menor rango, ascendidos tras cumplir funciones en Timor Oriental, no le son leales.

Entre este grupo se encuentran el coronel Noer Moeis y el general Adam Damiri. Moeis acaba de ser destituido de su cargo como comandante militar de Timor Oriental.

Pasadas operaciones militares en Timor Oriental cultivaron en estos oficiales un fuerte vínculo con las milicias locales, que los militares armaron en los años 80 para luchar contra las fuerzas independentistas del Fretilin.

Por la misma razón, los oficiales son allegados a generales retirados que participaron en el proceso de "integración" de Timor Oriental entre 1975 y 1977, cuando Indonesia invadió el territorio después de que Portugal, la antigua potencia colonial, se retiró.

Los "generales no tienen interés en que Timor Oriental se separe de Indonesia. Varios oficiales de menor rango comparten su sentir", dijo un analista.

Mientras, la situación en Timor Oriental se sigue agravando. Tras tomar el control de Dili, la capital, miembros de la milicia Fuerzas Combatientes por la Integración, dirigidas por Eurico Guterrez, penetraron en Timor Occidental, el otro lado de la isla de Timor, donde se habrían refugiado decenas de miles de timorenses.

Allí, en las localidades de Kupang y Atambua, persiguen a los independentistas. Informes de prensa señalan que cuatro integrantes del Consejo de Resistencia Nacional fueron asesinados por las milicias, incluso el comandante José da Costa, conocido como Maududu.(FIN/IPS/tra-en/ky-sb-js/js/aq/ip/99

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