El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó hoy el despliegue de una fuerza multinacional de paz en Timor Oriental para restaurar la ley y el orden en el asolado territorio.
Funcionarios de la organización prevén que el despliegue de la fuerza, encabezada por Australia, comenzará antes del fin de semana, pero activistas de los derechos humanos y otros funcionarios advirtieron que subsisten algunos obstáculos.
Uno de ellos es el artículo que solicita al gobierno indonesio que "coopere con la fuerza multinacional", en vez de pedir el retiro de las tropas indonesias.
Esto significa que el "ejército indonesio seguirá teniendo una función importante en Timor Oriental, al menos durante dos meses, y quizá por más tiempo", advirtió la organización de derechos humanos Human Rights Watch.
Las dudas sobre la voluntad de cooperación de los militares indonesios quedaron de manifiesto el martes cuando la sede de la misión de la ONU en Dili, la capital timorense, fue saqueada y quemada pocas horas después de que el personal y los refugiados que allí se encontraban fueron evacuados a Australia.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, dijo que la evacuación fue necesaria. "Teníamos demasiada gente en el centro para el espacio que había", argumentó.
La ONU también temía por la salud y seguridad del personal y de los aproximadamente 1.000 refugiados, lo cual hizo indispensable la evacuación, agregó.
"Después de que (la sede de la ONU) fue evacuada, hubo algunos saqueadores que intentaron ingresar. Pero ahora el centro está seguro gracias a la policía militar indonesia", declaró el canciller de Indonesia, Alí Alatas.
En teoría, la fuerza multinacional que será enviada a Timor Oriental operará sin restricciones de parte de Indonesia.
La resolución del Consejo de Seguridad estipula que la fuerza tendrá una estructura de comando unificado, autoridad para restaurar la paz y la seguridad en el territorio, y un período inicial de cuatro meses para realizar sus tareas.
El texto señala la oferta australiana de encabezar la fuerza, que tendría al principio unos 7.000 soldados, incluso de Malasia, Tailandia, Filipinas, Gran Bretaña, Canadá y Nueva Zelanda. El contingente estará autorizado a emplear la fuerza, según el capítulo siete de la Carta de la ONU.
Annan expresó su esperanza en que la fuerza multinacional comience a enviar soldados a Timor Oriental "a más tardar el fin de semana".
El canciller australiano Alexander Downer declaró el martes que tropas de varios países estaban listas para ingresar a Timor Oriental en los días siguientes, una vez que el Consejo de Seguridad las autorizara.
Downer agregó que habrá "un mecanismo de cooperación" entre las fuerzas dirigidas por Canberra y las de Indonesia. "El gobierno indonesio está comprometido a hacer funcionar este proceso", declaró.
Pero los adversarios de los 24 años de ocupación de Indonesia en Timor Oriental consideran un error que la ONU permita la permanencia de las tropas indonesias en el territorio y su participación en algunas funciones de seguridad.
José Ramos Horta, activista por la independencia de Timor Oriental y ganador del premio Nobel de la Paz en 1996, afirmó que la fuerza multinacional estará destinada al fracaso y habrá más derramamiento de sangre si la responsabilidad por la futura seguridad del territorio se comparte con las fuerzas indonesias.
"Los soldados indonesios dispararán sus armas aun frente a la fuerza multinacional", advirtió Ramos Horta, y agregó que Indonesia perdió toda autoridad moral en el territorio, por lo cual ya no se puede confiar en ella.
"La ONU ya cometió demasiados errores en el pasado con el acuerdo de mayo", dijo en referencia al pacto firmado entre Indonesia y Portugal, la ex potencia colonial de Timor Oriental, que encargó la seguridad del territorio a fuerzas indonesias.
A cambio, los timorenses orientales celebraron el 30 de agosto un plebiscito de autodeterminación, en el que 78,5 por ciento de los votantes eligieron la independencia de Indonesia.
Tras el plebiscito, bandas armadas proindonesias y antiindependentistas desataron una campaña de violencia que obligó a cientos de miles de timorenses a huir de sus casas. "Han destruido a un país", denunció Ramos Horta.
La ONU culpó a los militares indonesios por la violencia desatada en el territorio, según el informe de un equipo de cinco embajadores que el Consejo de Seguridad envió a Timor Oriental.
"Gran cantidad de efectivos militares y policías indonesios en Timor Oriental organizaron y aceptaron las acciones violentas de las milicias", señala el informe.
"Hubo constantes denuncias de la directa participación de gran cantidad de soldados y de la policía indonesia en la campaña forzosa de reubicación" de miles de timorenses a la provincia de Timor Occidental, ubicada en la misma isla que Timor Oriental, pero que siempre perteneció a Indonesia.
El Consejo de Seguridad, aunque destacó la responsabilidad que seguirá teniendo Indonesia "para mantener la paz y la seguridad", en los últimos dos días se aseguró de que la fuerza multinacional, y no Yakarta, sea la que tenga más autoridad para imponer el orden.
"Las fuerzas indonesias probablemente ejerzan un papel asesor, de enlace" con la fuerza multinacional, reconoció Alatas. "Nos vamos a retirar, pero dentro de unas semanas", precisó.
Quizá esto no baste a los timorenses, escandalizados por la débil respuesta internacional cuando se desencadenó la violencia tras el plebiscito del 30 de agosto.
"Mi confianza en la ONU es muy poca", expresó Ramos Horta.
Constancio Pinto, representante ante la ONU del Consejo Nacional de Resistencia Timorense, una organización independentista, dijo que los cientos de miles de timorenses desplazados por la violencia necesitan alimentos y medicinas con urgencia.
La ONU había organizado el envío de alimentos por vía aérea a los timorenses, pero explicó que Indonesia no garantizó la seguridad para empezar a entregarlos. (FIN/IPS/tra-en/fah/aq-mlm/ip/99