La fuerza pacificadora de la ONU en Timor Oriental consolidó el control de Dili y sus alrededores, pero la situación crítica de los refugiados y las actividades de las milicias partidarias de Indonesia no terminaron.
El general australiano Peter Cosgrove, jefe de la Fuerza Internacional para Timor Oriental (Interfet) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), dijo este miércoles que "las milicias intentaron aumentar sus actividades" y que el territorio todavía no es seguro.
La actividad de las milicias creció luego de que muchos timorenses que se habían escondido en las colinas y otras áreas regresaron a Dili para intentar reconstruir sus vidas, explicó Cosgrove a los periodistas.
Al llegar a Dili, tras permanecer ocultos durante semanas, muchos de esos refugiados asaltaron depósitos de arroz y azúcar, llevados por el hambre.
El periodista holandés Sander Thoenes, corresponsal del periódico inglés Financial Times, fue encontrado muerto el miércoles en Becora, un suburbio de Dili.
El conductor timorense de la motocicleta que llevaba a Thoenes dijo a los medios de comunicación que hombres vestidos con uniformes militares dispararon contra el periodista holandés.
Dirigentes de los grupos partidarios del mantenimiento de la ocupación indonesia, incluyendo a las milicias que provocaron incendios en Dili, aseguraron el domingo que no habían renunciado a la lucha por el territorio.
La información fue difundida en Yakarta por la estatal agencia de noticias Antara y la televisión, mientras los integrantes de la Interfet, fuertemente armados, comenzaban a llegar al aeropuerto de Comoro, en Dili, provenientes de la ciudad septentrional australiana de Darwin.
Se informó que dirigentes de las cuatro principales milicias reunidos en Balibo, en Timor Oriental, formaron una coalición para luchar por lo que consideran "su territorio", la integridad territorial de Indonesia y la liberación de Timor Oriental de "las garras de los nuevos colonialistas".
Domingos Soares, el líder de la nueva coalición, denominada Frente Nacional de Lucha, dijo que esa organización unió a "los componentes necesarios para defender la integración (con Indonesia)".
Soares añadió que el Frente Nacional de Lucha rechaza los resultados del plebisicito de autodeterminación realizado el 30 de agosto, en el que 78,5 por ciento de los timorenses votaron a favor de la independencia, y alegó que la misión de la ONU que lo organizó manipuló los resultados.
Joao Tavares, comandante de las milicias que causaron disturbios antes de la votación, y luego participaron junto al ejército indonesio en matanzas y actos de destrucción durante las últimas tres semanas, dijo que sus fuerzas no atacarían a la Interfet.
"Sólo queremos defender nuestro territorio", declaró.
Las milicias controlan campamentos de refugiados en Timor Occidental (que es parte de Indonesia), y la organización no gubernamental Human Rights Watch, con sede en Nueva York, advirtió que decenas de miles de personas que huyeron de Timor Oriental podrían ser trasladados a otras islas para que no regresen a sus hogares.
Sadako Ogata, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, estimó que hay unos 100.000 desplazados en Timor Occidental y en las islas cercanas de Flores y Alor.
Según informó Ogata, hay unos 22.000 refugiados en Kupang, la capital de Timor Occidental, y unos 55.000 en un campamento improvisado en Atambua, en el mismo territorio.
Fuentes del gobierno indonesio afirmaron que 20.000 desplazados están en el lado oriental de la frontera que divide Timor, e intentan trasladarse hacia la parte occidental de la isla.
Los activistas por la independencia de Timor Oriental que se encuentran en campamentos de refugiados del lado occidental son aterrorizados por las milicias, y las condiciones de vida son terribles en esos campamentos, afirmaron funcionarios de agencias de ayuda humanitaria.
"Todavía estamos recibiendo informes de que las milicias intimidan a los refugiados", dijo Ogata el martes, al finalizar una visita de tres días a Indonesia.
"Sin duda el gobierno indonesio se propone obligar a los desplazados a elegir entre quedarse en campamentos superpoblados controlados por las milicias o ser trasladados a otras islas", afirmó Human Rights Watch.
"Según el gobierno indonesio, la falta de instalaciones adecuadas en Timor Occidental para más de 200.000 refugiados hace que su traslado a Irian Jaya, las Moluccas y otras islas sea la única opción realista", agregaron los activistas.
El general Hendropriyono, ministro de Transmigración de Indonesia, anunció el domingo que todos los refugiados en Timor Occidental serían trasladados a lugares de reubicación permanente en un período de dos meses.
Human Rights Watch citó informes de trabajadores que brindan ayuda humanitaria en Kupang para afirmar que muchos de los refugiados, y quizá la mayoría de ellos, fueron obligados a dejar sus hogares por las milicias desde comienzos de septiembre, en un intento de despoblar la zona oeste de Timor Oriental.
La Red de Acción por Timor Oriental, con sede en Washington, pidió a las agencias internacionales de ayuda que trataran de enviar personal a los campamentos de refugiados en forma inmediata.
"Se debe asegurar el regreso de todos los refugiados a Timor Oriental. Los programas de asistencia y desarrollo a largo plazo deben comenzar", manifestaron los integrantes de la red.
Jamie Isbister, del Consejo Nacional de Iglesias de Australia, pronosticó tras visitar Timor Occidental que pronto habrá disturbios en Kupang debido a la creciente tensión entre los residentes y las milicias.
"El ejército indonesio hizo creer a las milicias Aitarak y Besi Merah Putih que están por encima de la ley, y sus actividades no han cesado desde que llegaron de Timor Oriental", afirmó.
"Hombres armados se pasean por las calles de Kupang, conducen vehículos robados de la ONU y recorren la ciudad en camiones del ejército indonesio", agregó. (FIN/IPS/tra-en/si-js/js/at/ip hd pr/99