Estados Unidos suspendió sus vínculos militares con Indonesia y advirtió que la asistencia económica internacional a ese país está condicionada al fin de la violencia en Timor Oriental.
Washington pidió por primera vez a Yakarta que convocara a una fuerza pacificadora multinacional para restaurar el orden en Timor Oriental, mientras aumentaba la presión de los organismos financieros internacionales sobre Indonesia, que depende en grado sumo de la asistencia externa tras la crisis financiera asiática.
El Banco Mundial recordó que Yakarta había prometido a los donantes de Indonesia que brindaría plena cooperación a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Timor Oriental, y advirtió al gobierno indonesio que si no cumple ese compromiso pondrá en riesgo la futura asistencia financiera.
El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, anunció la suspensión de "todos los programas de cooperación militar" con Yakarta, y señaló que la futura asistencia estadounidense a Indonesia "dependería mucho de la forma en que Indonesia maneje la situación" en Timor Oriental.
Los mandos militares estadounidenses "dejaron muy claro a los altos oficiales militares de Indonesia lo que deben hacer para recobrar nuestra confianza", dijo Clinton a los periodistas en la Casa Blanca, antes de partir hacia Nueva Zelanda para asistir a la cumbre del foro de Cooperación Económica de Asia y el Pacífico (APEC).
Clinton dijo que habló por teléfono con el secretario general de la ONU, Kofi Annan, y con sus "socios en la región y en todo el mundo", y alabó los esfuerzos para enviar una fuerza de seguridad multinacional a Timor Oriental.
"Estados Unidos está preparado para brindar apoyo a esos esfuerzos, encabezados por Australia. Aunque no tomamos una decisión definitiva, estamos consultando con el Congreso sobre la mejor manera de apoyar esa misión", informó.
"Si Indonesia no pone fin a la violencia (en Timor Oriental), deberá pedir ayuda a la comunidad internacional para restaurar la seguridad", agregó.
El subsecretario de Estado estadounidense, Thomas Pickering, comunicó al Congreso que se había suspendido "toda ayuda de las instituciones financieras internacionales"a Indonesia.
El subsecretario de Estado dijo que Washington está revisando su propio programa bilateral de ayuda a Indonesia.
Pickering añadió que Washington podría imponer sanciones comerciales a Yakarta si no pone fin a la violencia de inmediato y no respeta la voluntad de la gran mayoría de timorenses que votaron por la independencia el 30 de agosto, en el plebiscito de autodeterminación que se realizó bajo supervisión de la ONU.
La nueva posición de Washington terminó con la política de "esperar hasta ver qué sucede", que se mantuvo mientras las milicias proindonesias causaban disturbios en Timor Oriental durante más de una semana, con asesinatos y saqueos que obligaron a más de 200.000 personas a huir de sus hogares.
Pickering realizó sus declaraciones durante una inusual sesión conjunta de senadores y diputados sobre la situación en Timor Oriental, y en medio de creciente presión de las instituciones financieras internacionales sobre Yakarta para que ponga fin a la violencia.
La economía de Indonesia sufrió un grave impacto causado por la crisis financiera asiática de 1997-1998, y el país depende de un enorme paquete de ayuda financiera de 47.000 millones de dólares reunido por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para su recuperación.
En una carta confidencial que llegó a manos de IPS, el presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, recordó al presidente de Indonesia, Bacharuddin Jusuf Habibie, que Yakarta prometió en julio a los donantes de Indonesia que brindaría plena cooperación a la ONU en Timor Oriental.
Wolfensohn advirtió a Habibie que el incumplimiento de ese compromiso pondría en riesgo la ayuda financiera a Indonesia en el futuro.
"Para que la comunidad financiera internacional pueda continuar plenamente con su apoyo, es fundamental que actúe con rapidez para restablecer el orden (en Timor Oriental) y que su gobierno cumpla con su compromiso público de respetar el resultado del plebisicito", indicó el presidente del banco.
Un portavoz del Banco Mundial confirmó que la carta de Wolfensohn fue enviada a Yakarta, y dijo que Habibie aún no había respondido. En declaraciones anteriores, funcionarios indonesios expresaron su irritación por la presión ejercida por el banco y el FMI.
El director del FMI para Asia y el Pacífico anunció el miércoles que ese organismo financiero había suspendido el envío de una misión a Indonesia, previsto para fines de este mes.
Clinton fue incluso más enfático al señalar que "las instituciones financieras internacionales no seguirán adelante con préstamos de importancia a Indonesia".
Estados Unidos, el mayor accionista del Banco Mundial y del FMI, discutió intensamente una estrategia coordinada con otros de los principales donantes occidentales la semana pasada, aunque Washington tiene suficiente fuerza en ambas instituciones para bloquear por sí mismo los préstamos si lo desea.
Funcionarios estadounidenses admitieron en privado que la presión económica puede no ser suficiente para convencer a Yakarta de que detenga la violencia y la destrucción en Timor Oriental, donde la presencia militar de Indonesia aumentó esta semana, luego de que Habibie decretara la ley marcial.
Fue en ese contexto que se decidió el jueves la suspensión de todos los vínculos militares bilaterales, y que Pickering solicitó a Yakarta que convocara formalmente a una fuerza pacificadora de la ONU.
"El gobierno de Indonesia pudo lograr el cese inmediato de la matanza y la destrucción en Timor Oriental, y tuvo muchas oportunidades para hacerlo. Es claro que llegó el momento de que Indonesia pida ayuda internacional para restablecer la paz y la estabilidad en ese territorio", afirmó Pickering.
El subsecretario de Estado añadió que Washington está "listo para brindar respaldo material a tales medidas", mediante "apoyo logístico, transporte por aire y mar, planificación y comunicaciones".
Pickering admitió que ese respaldo podría implicar que soldados estadounidenses estén "presentes en el territorio" de Timor Oriental.
El general Harry Shelton, presidente del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, había informado poco antes que Washington ya envió a un grupo de planificadores del Pentágono a Australia, país que encabezaría la fuerza de mantenimiento de la paz.
Shelton afirmó, sin embargo, que la crisis de Timor Oriental no afecta intereses de seguridad nacional vitales para Estados Unidos, y que no esperaba que se enviaran tropas estadounidenses a ese territorio en ninguna circunstancia.
Washington había esperado que el general Wiranto, jefe del Estado Mayor de las fuerzas armadas de Indonesia, restableciera el orden rápidamente en Timor Oriental luego de que se decretara la ley marcial.
Sin embargo, parece haberse convencido en los últimos días de que Wiranto no tiene el control efectivo de sus tropas o es cómplice de la violencia.
"Lo que me preocupa es que haya dicho una cosa y aparentemente esté haciendo otra. Dijo que controlaría la seguridad y ahora ayuda a las milicias y se hace cómplice de ellas", dijo Pickering.
"Es difícil creerle a alguien que parece estar por lo menos informado de la actividad de las milicias, si no comprometido con ellas", agregó.
Shelton informó que la decisión de Washington de suspender sus vínculos militares con Indonesia había sido transmitida a Wiranto en la noche del miércoles por el almirante Dennis Blair, jefe de la flota estadounidense del Pacífico, durante una reunión realizada en Yakarta.
A comienzos de este año, Blair había invitado personalmente a Wiranto a participar en una importante conferencia militar que se realizará en octubre en Hawai. Shelton dijo a los senadores el jueves que esa invitación había sido suspendida. (FIN/IPS/tra- en/jl/mk/at/mp/ip if/99