Una nueva oleada de denuncias de corrupción en Rusia involucró a importantes figuras del gobierno, incluyendo al presidente Boris Yeltsin, y esta vez los medios de comunicación occidentales no defienden al mandatario.
Funcionarios rusos han asegurado que la "mafia" y el "crimen organizado" eran los principales culpables de la fuga del país de miles de millones de dólares, en escandalosos casos de corrupción denunciados anteriormente.
Pero en esta ocasión los acusados de participar en negocios turbios no fueron sólo importantes funcionarios del Kremlin y sus amigos empresarios, sino también el propio Yeltsin, mientras millones de empleados del Estado deben esperar meses para cobrar sus salarios.
El 25 de agosto, el periódico italiano Il Corriere della Sera informó que Bahgjet Pacolli, director de la firma constructora Mabetex, con sede en Suiza, pagó facturas de tarjetas de crédito del presidente y sus hijas, Tatyana Dyachenko y Yelena Okulova.
Según el informe, el empresario transfirió más de un millón de dólares a los Yeltsin en 1994, a cambio de lucrativos contratos para la restauración de oficinas gubernamentales en Moscú.
El periódico afirmó que Pacolli había transferido el dinero mediante cuentas pertenecientes al administrador de propiedades del Kremlin, Pavel Borodin, quien a su vez es investigado por funcionarios suizos y rusos que intentan verificar si aceptó sobornos de Mabetex a cambio de la renovación de contratos.
El Kremlin afirmó en una declaración que "el presidente de la Federación Rusa, su esposa y sus hijas nunca abrieron cuentas en bancos extranjeros", y Pacolli dijo a la televisión rusa que nunca había pagado por gastos con tarjetas de crédito de funcionarios rusos.
El mes pasado, el fiscal de Ginebra, Bernard Bertossa, congeló cuentas bancarias que consideraba pertenecientes a Borodin, bajo sospecha de que se empleaban para el lavado de dinero. El administrador de propiedades del Kremlin aseguró que había una campaña de difamación contra él y los dirigentes del gobierno.
Los desmentidos oficiales quedaron bajo sospecha tras la decisión de destituir a Georgy Chuglazov, principal investigador de la oficina del Fiscal General de Rusia. Chuglazov estaba a cargo de la investigación de las denuncias contra Mabetex, y las líneas telefónicas de su oficina fueron cortadas repentinamente.
El investigador dijo a la televisión rusa el 30 de agosto, tras su destitución, que "90 por ciento de los hechos" revelados por los medios de comunicación occidentales sobre el caso Mabetex eran ciertos, y que existían documentos que lo probaban.
A comienzos de agosto, el periódico estadounidense The New York Times publicó un artículo en el que se afirmaba que grupos del crimen organizado ruso habían lavado 10.000 millones de dólares a través de cuentas en el Bank of New York.
El banco suspendió a dos de sus empleadas, Natasha Gurfinkel Kagalovsky (de Nueva York) y Lucy Edwards (de Londres) que manejaban las cuentas mencionadas en la denuncia y están casadas con empresarios rusos.
Gurfinkel Kagalovsky es la esposa de Konstantin Kagalovsky, quien fue representante de Rusia en el Fondo Monetario Internacional (FMI) desde 1992 hasta 1995, y en la actualidad es vicepresidente de la gran compañía petrolera Yukos.
En una entrevista realizada el 27 de agosto, Kagalovsky aseguró las acusaciones eran parte de una "campaña contra Rusia".
El periódico estadounidense USA Today informó a su vez que el crimen organizado ruso lavó por lo menos 15.000 millones de dólares a través de cuatro cuentas del Bank of New York y una en el Republic National Bank, también con sede en Nueva York.
Usa Today basó esas afirmaciones en citas de fuentes no identificadas del Servicio Nacional de Inteligencia Criminal Británico y de la oficina del Fiscal General ruso.
El periódico señaló que entre los involucrados en las maniobras ilícitas estaban la hija de Yeltsin, Tatyana Dyachenko, los ex viceprimeros ministros de Rusia Anatoly Chubais y Oleg Soskovets, y el ex ministro de Finanzas ruso Alexander Livshits.
Según USA Today, funcionarios de policía dijeron que el lavado podría haber incluido fondos provenientes de préstamos del FMI a Rusia.
El periódico estadounidense The Wall Street Journal también informó que 200 millones de dólares provenientes de préstamos del FMI podrían haber sido lavados a través del Bank of New York.
El director gerente del FMI, Michael Camdessus, dijo el martes que ese organismo no interrumpiría sus préstamos a Rusia, y señaló que un crédito por 4.500 millones de dólares aprobado hace poco nunca llegaría en realidad a Moscú, porque el gobierno ruso decidió emplear esos fondos para pagar préstamos anteriores.
El viceprimer ministro ruso Viktor Khristenko negó que el Banco Central o el Ministerio de Finanzas de su país hayan estado implicados en el escándalo de lavado de dinero.
Livshits dijo que las acusaciones eran una "mentira descarada", y Chubais aseguró que nunca tuvo cuentas bancarias en el extranjero.
El Fiscal General en funciones de Rusia, Vladimir Ustinov, pidió al Servicio de Seguridad Federal que "verificara los hechos citados en los informes de la prensa rusa y extranjera sobre el escándalo en torno al Bank of New York".
Vyacheslav Soltaganov, director del Servicio de Policía Fiscal, declaró que ese organismo estaba dispuesto a cooperar con la policía estadounidense en la investigación.
Los medios de comunicación suizos informaron la semana pasada que los fiscales habían dispuesto el congelamiento de las cuentas bancarias del magnate empresarial ruso Boris Berezovsky, aliado de una de las hijas de Yeltsin, y de dos sociedades anónimas vinculadas con él que tienen sede en Suiza.
Según los informes periodísticos, esas compañías (Andava y Forus Service) están bajo sospecha de haber sido utilizadas para desviar ingresos percibidos fuera de Rusia por Aeroflot, la aerolínea estatal de ese país.
El presidente de Aeroflot es el yerno de Yeltsin, Valery Okulov. Las oficinas en Lausana de Andava y Forus Service fueron registradas por fiscales suizos que incautaron numerosos documentos.
Una orden de arresto de Berezovsky emitida a comienzos de este año en Rusia fue cancelada silenciosamente luego de que el ex primer ministro Yevgeny Primakov, patrocinador político de las investigaciones, fue destituido por Yeltsin en mayo.
El 27 de agosto, Berezovsky afirmó que detrás de las acusaciones de corrupción estaba el alcalde de Moscú, Yury Luzhkov, a quién llamó "el cerebro de la provocación". Luzhkov, que acaba de acordar una alianza electoral con Primakov contra Yeltsin, negó las acusaciones.
El ministro de prensa e información ruso Mikhail Lesin, uno de los pocos fieles de Yeltsin que quedan, describió las denuncias de los medios de comunicación extranjeros como un reflejo de la batalla política que está teniendo lugar en Moscú.
Es una señal ominosa para Yeltsin medios de comuncación extranjeros hayan divulgado acusaciones contra el Kremlin que benefician a sus adversarios Luzhkov y Primakov. Hace menos de un año, Primakov era descrito en Occidente como un "conservador antioccidental". (FIN/IPS/tra-en/sb/ak/at/mp/ip/99