La policía de Moscú realiza redadas masivas de supuestos terroristas de Chechenia, mientras esa república autónoma separatista es bombardeada "hasta liquidar al último de los bandidos", como dijo hoy el ministro de Defensa de Rusia, Igor Sergeyev.
Las autoridades de seguridad de la capital rusa detuvieron a más de 20.000 personas en las últimas dos semanas. Las autoridades de la ciudad consideraron que estos operativos eran la respuesta adecuada a los ataques terroristas de las últimas semanas.
Entre el 31 de agosto y el 16 de septiembre explotaron cinco bombas colocadas en un centro comercial y edificios de apartamentos en Moscú, Daguestán y Volgodonsk, que costaron la vida a más de 200 personas.
Las redadas realizadas con la intención de impedir nuevos ataques terroristas en la capital rusa fueron consideradas discriminatorias por organizaciones de derechos humanos e incluso por algunos funcionarios del gobierno.
El gobierno declaró que "terroristas chechenos" instigaron los ataques. La mayoría de los detenidos tengan la piel oscura como los nativos de Chechenia, una república autónoma de la Federación Rusa con intensa actividad separatista.
"No deberíamos apuntar a ningún grupo étnico en particular. Las acciones policiales como ésta serán en extremo perjudiciales para la imagen internacional de Rusia", dijo Vladimir Kalamanov, jefe del Servicio de Migración ruso.
Las medidas policiales fueron iniciadas luego de la orden del alcalde de Moscú, Yury Luzhkov, de volver a registrar a los "huéspedes" (inmigrantes internos) de la ciudad procedentes de otros ex estados soviéticos. Hasta ahora, 70.000 personas fueron revisadas y 15.000 solicitudes de residencia rechazadas.
Las autoridades municipales prometieron expulsar a todos los "huéspedes" no registrados, quienes deberán correr con los gastos.
La organización Human Rights Watch, con sede en Nueva York, condenó la detención masiva de no moscovitas.
"No debemos confundir la legítima necesidad de seguridad adicional con el castigo colectivo a todas las personas de piel oscura", dijo Holly Cartner, directora ejecutiva de la División de Europa y Asia Central del grupo.
Moscú aplica estrictamente una política de registro. Incluso en épocas normales, los oficiales de policía detienen de manera rutinaria a individuos para revisar sus documentos. La abrumadora mayoría de los detenidos son personas de piel oscura, a los que en ruso se les llama "negros".
Las verificaciones de identidad se hacen en lugares públicos, como mercados, ómnibus y trenes, pero también en los hogares de los indagados, con frecuencia de manera violenta.
Las autoridades también utilizan métodos de vigilancia pública característicos de la disuelta Unión Soviética, que implican redes de "ciudadanos alerta".
Grupos de residentes patrullan los vecindarios las 24 horas, y verifican que no haya inquilinos no deseados en los apartamentos alquilados. "Queremos mantener alejados a todos los extraños", dijo Rita, una activista "alerta" a IPS.
El alcalde Luzhkov se negó a implementar una decisión de la Corte Constitucional de febrero de 1998 que elimina los aspectos restrictivos del sistema de registro de residencia de Rusia.
Los activistas de derechos humanos afirmaron que las autoridades federales de Rusia no hicieron nada para obligar al gobierno municipal de Moscú a cumplir con la decisión.
Sin embargo, las autoridades de Moscú argumentaron que sin un sistema de registro la capital rusa sería inundada por inmigrantes, a quienes se responsabiliza por la criminalidad en alza en la ciudad.
Según el subcomisario de Policía de Moscú, Nikolai Vildyayev, alrededor de un tercio de todos los delitos y la cuarta parte de los asesinatos en Moscú son cometidos por no moscovitas.
Los críticos opinan que los terroristas tienen dinero suficiente para comprar los documentos necesarios, mientras los refugiados, los desplazados y otras víctimas inocentes del colapso soviético serán hostigados.
Los expertos concuerdan en que Moscú se está convirtiendo en el eje del problema de los refugiados. Unos 50.000 refugiados y 200.000 inmigrantes ilegales viven en Moscú. Cada año, las autoridades municipales dan calidad de refugiados a entre 600 y 800 personas entre unos 12.000 solicitantes.
Las autoridades moscovitas planean introducir un nuevo permiso de residencia en noviembre, que será válido por un año y costará unos 100 dólares.
Los ingresos del nuevo proceso financiarán la deportación de inmigrantes no deseados o no registrados. Esta medida es ilegal, ya que la falta de registro es penalizada con multas que apenas van de 0,40 a dos dólares.
Organizaciones de derechos humanos dijeron que el gobierno federal dio tiempo atrás la espalda a la violación de leyes federales por parte de Moscú, permitiendo de hecho que la ciudad se convirtiera en un estado dentro del estado.
Las prácticas discriminatorias de la policía de Moscú parecen servir de pretexto para abusos que incluyen extorsión y golpizas.
"Luego de las explosiones se volvió todavía más difícil para nosotros vivir aquí", dijo a IPS Levon, un mecánico armenio que huyó de la conflictiva región del Cáucaso y se estableció en Moscú hace algunos años.
Aunque las autoridades rusas culpan a militantes islámicos por los incidentes, la policía con frecuencia detiene a cualquiera que tenga la piel oscura, incluso a musulmanes de Chechenia o Azerbaiyán y cristianos ortodoxos de Armenia y Georgia.
"La policía parece creer que las redadas indiscriminadas y las detenciones de los 'negros' mejorarán la seguridad. Es una vergüenza para la ciudad de Moscú", dijo a IPS Andrei Babushkin, jefe del Comité por los Derechos Civiles de Rusia.
La ironía es que ahora Rusia debe prepararse para recibir incluso más refugiados de la volátil región del norte del Cáucaso como resultado de la campaña de ataques aéreos a supuestas bases terroristas en Chechenia iniciada la semana pasada.
El presidente checheno, Aslan Maskhadov, dijo que por lo menos 300 civiles murieron en los ataques, que provocaron la huida de decenas de miles de personas de la república separatista.
Los generales rusos ya dejaron en claro que no excluyen una operación terrestre.
Entre 1992 y 1998 unos 5,5 millones de personas, la mayoría de origen ruso, se trasladaron a la Federación Rusa desde los ex estados soviéticos, según el Comité Estatal de Estadísticas de Rusia. De esa cantidad, unos 490.000 lo hicieron en 1998.
En el mismo periodo, alrededor de 1,8 millones de personas abandonaron Rusia, 130.000 en 1998. Hay unos 700.000 inmigrantes ilegales, según el Servicio de Migración ruso.
Después de la desintegración de la antigua Unión Soviética, unos 287 millones de personas perdieron su antigua ciudadanía, pero no todos obtuvieron una nueva.
Según la agencia de la Organización de las Naciones Unidas para los refugiados, 25 millones de personas de origen ruso viven hoy fuera de la Federación Rusa. (FIN/IPS/tra-en/sb/ak/at/mj/ip hd/99