La capital de Venezuela alberga en sus entrañas los ingredientes de una película dramática: niños sin destino que deambulan por las calles atrapados en una espiral de drogas y violencia.
Los realizadores de la película "Huelepega, la ley de la calle" decidieron incursionar en este territorio oscuro prometiendo mostrar desde el estreno, previsto para mediados de octubre, una verdad de Caracas que "no se puede ocultar".
"Tengo 15 años, ya le gané a la vida", dice el personaje de Oliver en el cartel promocional de la película, cuyos productores aseguran que está basada en la vida real de numerosos niños de la capital.
El título se refiere a la inhalación de pegamento como droga, una práctica frecuente entre los niños desamparados.
Organismos públicos y privados dedicados a la infancia denuncian en forma constante el problema de los niños de la calle, pero en general eluden precisar sus dimensiones pues es un fenómeno difícil de medir.
Caracas podría albergar a 1.500 de unos 7.000 niños de la calle que existen en Venezuela, pero admite que "es muy difícil contabilizarlos", según la Fundación para la Integración, Capacitación e Investigación (Fundaici).
Sin embargo, advirtió que esa cifra se refiere sólo a quienes son "de" la calle, sin conexión con sus familias. Además, hay 1,5 millones de niños que están "en" la calle en estrategias de sobrevivencia, gran parte de ellos en Caracas.
"Los personajes de la película son sobrevivientes", afirmó la directora Elia Schneider. Y asegura haber filmado escenas de "una guerra" escenificada en los territorios más marginales de esta ciudad, fundada hace 432 años sobre un amable valle.
En el argot caraqueño, las zonas marginales se llaman "barrios" y su presencia, delatada por precarias viviendas y estrechos accesos, es muy visible, pues la mayoría están situados en las montañas que rodean la ciudad.
La capital venezolana alberga a unos 2.300 barrios, según estimaciones de la organización Fundabarrios, que coopera con proyectos de infraestructura para estas zonas.
"Esta es una película de denuncia", aseguró Schneider, quien comentó que "allá arriba (en los barrios) hay una economía basada en el narcotráfico" que terminan por involucrar a los niños.
Oliver es retratado como un niño expulsado del hogar por su padrastro que logra combatir la calle con violentos amigos e inhalaciones de pegamento.
"Estos niños de la calle presentan el más alto riesgo, su desamparo es total y todo lo que tienen lo tienen puesto", dijo a IPS el director de Fundaici, Francisco Espert.
En medio de este escenario desolador, que se repite en urbes de diversas partes del mundo, el pegamento "quita el hambre, quita el miedo, quita el frío, quita la soledad", pero al mismo tiempo puede causar daños cerebrales si su consumo persiste.
Por la misma razón se ven atraídos hacia las patotas, que se convierten en su único referente social.
Caracas fue elegida para la fase inicial del proyecto "Hijos de Bolívar", con el cual el gobierno venezolano pretende dar un paso concreto hacia la salvación de estos niños, alejado del enfoque asistencial tradicional.
"No podemos seguir recogiendo niños, debemos atacar este asunto desde sus raíces", declaró la directora del Instituto Nacional del Menor, Nancy Pérez, al comentar que el objetivo consiste en su reinserción a las familias.
Pero el problema de fondo tiene que ver con el impacto social de una profunda crisis económica. Se estima que 80 por ciento de los 23 millones de venezolanos son pobres.
"Todos tenemos un destino, parece que éste me tocó a mí", comenta Oliver.
Schneider, que llevará "Huelepega, la ley de la calle" al Festival de Biarritz, Francia, asegura que la "película denuncia una realidad que la gente ya conoce, porque la vive todos los días, la sufre todos los días, pero no la registra". (FIN/IPS/lc/ag/dv-cr/99