La Región Metropolitana es considerada el símbolo del centralismo en Chile, pero su crecimiento, tanto en términos de población como del producto interno bruto (PIB), es menor al de otras regiones.
Un estudio preparado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) muestra que en los últimos años la población de Santiago tuvo un crecimiento relativo por debajo de las regiones de Atacama y Tarapacá, en el extremo norte del país.
Santiago, una ciudad de más de cinco millones de habitantes, alberga a 40 por ciento de los 14,8 millones de chilenos y concentra más de 47 por ciento del PIB regionalizado, de acuerdo a cifras de 1998 consideradas en el estudio del INE.
En términos demográficos, Chile es un país altamente concentrado en su territorio central, ya que 60 por ciento de la población se concentra entre Santiago y las regiones de Valparaíso y de Concepción.
Valparaíso, 120 kilómetros al oeste de la capital, y Concepción, 515 kilómetros al sur, muestran en esta década retrocesos en sus tasas de crecimiento de la población y del PIB, por debajo de los promedios nacionales.
Ambas regiones decayeron por efecto de las tendencias de la economía, que desplazaron las inversiones hacia las regiones mineras del norte y los centros de explotación forestal del sur, en detrimiento de la agricultura y la industria tradicionales.
Los censos de 1982 y 1992 mostraron que Chile tuvo una tasa de crecimiento demográfico de 1,64 por ciento como promedio anual, con un índice para Santiago en torno a dos por ciento.
La región de Atacama, 1.000 kilómetros al norte, tuvo la mayor tasa, con casi 2,5 por ciento, seguida por la de Tarapacá, que llegó a 2,1 por ciento.
La región de Aysén, objeto de planes especiales de colonización en los años finales de la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-90), tuvo un porcentaje de crecimiento anual similar al de la Región Metropolitana.
En número absolutos, sin embargo, Aysén seguía siendo en 1998 la región más despoblada de Chile, con uno por ciento del total de habitantes, tasa levemente superada por Magallanes, el territorio continental más austral de Chile.
Entre 1990 y 1997, la Región Metropolitana tuvo un promedio de crecimiento anual de su PIB de 8,5 por ciento, apenas por encima del promedio nacional, que fue de 8,3 por ciento en ese período.
Por encima de la capital se situaron las tres regiones mineras del extremo norte: Atacama, con más de 13 por ciento, y Tarapacá y Antofagasta, con 10 por ciento cada una.
Antofagasta, donde se encuentran los dos mayores yacimientos cupríferos del país, La Escondida y Chuquicamata, registró desde 1990 a 1998 un promedio anual de exportaciones por 3.500 millones de dólares.
La Región Metropolitana se ubicó en segundo lugar, con 2.100 millones, lo cual es demostrativo de que el crecimiento de su PIB se fundamenta en actividades de servicios y en la gran demanda interna de su elevada población.
Por eso, no resulta extraño que Santiago sea a su vez la región que hasta 1998 recibió los mayores montos de inversión extranjera directa, con unos 9.500 millones de dólares desde 1990, según los informes recopilados por el INE.
Los capitales del exterior recibidos por la capital casi duplicaron la inversión extranjera directa, que afluyó hacia la región de Antofagasta, que recibió unos 5.000 millones para sus atractivos proyectos mineros.
Las regiones de Tarapacá, Atacama y Coquimbo, 500 kilómetros al norte de Santiago, fueron otras importantes receptoras de inversión extranjera, orientadas igualmente hacia el negocio minero.
En los ocho años analizados de la década, la ocupación creció en Chile a una tasa promedio anual de 2,4 por ciento, con la generación de unos 925.000 empleos.
En consonancia con las tendencias de inversión productiva, las regiones de mayor dinamismo en el aumento de su oferta laboral fueron las del norte -Atacama, Tarapacá, Antofagasta y Coquimbo- mientras la Metropolitana ocupó el quinto lugar.
La tasa de desocupación disminuyó en Chile de 7,8 por ciento en 1990 a 6,3 por ciento en 1998, pero la crisis internacional generó este año un fuerte aumento del desempleo, que se sitúa en torno a 11 por ciento. (FIN/IPS/ggr/ag/dv/99