Las minorías religiosas son reprimidas en Afganistán, Iraq y Sudán y en otros regímenes autoritarios, pero también hay persecución en países democráticos, como en Israel y Turquía, advirtió Estados Unidos.
"La gran mayoría de los gobiernos… se comprometieron a respetar" la libertad de cultos, declaró Robert Seiple, el embajador itinerante de Washington para la libertad religiosa internacional, al presentar el jueves la primera investigación del Departamento de Estado sobre el asunto en el mundo.
"Pero sigue habiendo una sustancial y con frecuencia gran diferencia entre la promesa y la práctica", dijo. El informe cubre a 194 países y territorios entre 1998 y el primer semestre de este año.
El informe concluyó que algunos de los casos más graves de persecución religiosa ocurren en la banda de países que comienza en el nordeste de Africa, sobre todo en Sudán, sigue por Medio Oriente y la península árabe y llega hasta Asia meridional.
Las mayores críticas del informe se dirigieron a Afganistán, Iraq y Sudán, países con los cuales Washington tiene relaciones hostiles.
Pero fuertes aliados de Estados Unidos, como Arabia Saudita, donde "no existe la libertad religiosa", también fueron mencionados como grandes violadores de ese derecho.
El informe, obligatorio según una ley aprobada el año pasado, tiene el fin de informar al Congreso sobre la persecución religiosa en el exterior y sentar el marco que el gobierno puede usar para imponer una serie de sanciones contra los estados infractores.
En principio una iniciativa de la "Derecha Cristiana", – decidida a imponer rigurosas sanciones contra China y, mayormente, países musulmanes acusados de perseguir a los cristianos- el proyecto de ley fue mitigado por el gobierno de Bill Clinton durante su discusión en el Congreso.
En consecuencia, Clinton tiene el control para imponer o no sanciones contra los países por esta causa, a diferencia de las sanciones obligatorias que propuso en un principio la Derecha Cristiana.
Según el informe, los gobiernos autoritarios y totalitarios con frecuencia consideran enemigos del Estado a los grupos religiosos minoritarios, que son perseguidos por esa razón.
En Afganistán, por ejemplo, el dominante movimiento fundamentalista Talibán, de la escuela islámica sunita, persigue y mata a musulmanes chiítas, principalmente por sus creencias religiosas.
En Iraq, el gobierno de Saddam Hussein dirige desde hace décadas una "brutal campaña de asesinato, ejecuciones extrajudiciales y detenciones arbitrarias" contra dirigentes religiosos y activistas chiítas.
En los últimos 18 meses, Bagdad reforzó la "campaña sistemática para eliminar a los dirigentes religiosos chiítas", aseguró el informe del Departamento de Estado.
En China, los grupos religiosos que no están inscritos ante el Estado padecen el acoso oficial, la detención o la prisión, incluso en campamentos de trabajo, y la clausura de lugares de culto en algunas regiones, mientras en otras la supervisión estatal de la actividad religiosa es "mínima".
Cuba y Vietnam también recurren a la inscripción de los grupos religiosos como medio para controlarlos, sostiene el informe.
En Birmania, el régimen militar sistemáticamente detuvo y condenó a prisión a monjes budistas que defienden los derechos humanos, y las fuerzas de seguridad destruyeron edificios religiosos, incluso iglesias, mezquitas y monasterios budistas, en zonas de insurgencia étnica.
El informe acusó al gobierno de Irán de aplicar políticas "para erradicar la fe bahai" mediante la detención prolongada e incluso la ejecución de los fieles, la confiscación y la profanación de lugares sagrados y la negación de derechos sociales y civiles.
Otras minorías religiosas, incluso judíos, musulmanes sunitas y cristianos, también padecieron varios grados de discriminación en Irán, agregó el informe.
El gobierno de Turquía libra una "campaña privada y pública contra el fundamentalismo islámico, al cual consideran una amenaza para la república secular", señaló.
En otros casos, los gobiernos, aunque menos interesados en controlar a las minorías religiosas, alientan o incluso incitan a la persecución.
En Pakistán, la legislación discriminatoria "fomentó una atmósfera de intolerancia religiosa" que causó violencia, incluso asesinatos, de parte de extremistas contra cristianos, hindúes, ahmadis y zikris.
Una ley contra la blasfemia se empleó para intimidar a las minorías, y los ahmadis y cristianos en especial son quienes más sufren el acoso.
Arabia Saudita empleó la detención arbitraria, las restricciones de viaje y la discriminación contra la minoría chiíta, y quienes no son musulmanes pueden ser castigados severamente por practicar su fe en público y sentenciados a muerte si intentan convertir a musulmanes a otra religión, aseguró el informe.
En Sudán, los cristianos, seguidores de religiones indígenas tradicionales y musulmanes que se desvían de la interpretación oficial del Islam son vulnerables a varios tipos de abuso, como la limitación de su libertad religiosa, la conversión forzosa y la ejecución.
En otros casos, la actitud de los gobiernos hacia las minorías religiosas es de indiferencia, incluso ante la persecución por otros grupos, agregó el informe.
En India, los gobiernos estaduales minimizaron incidentes de violencia extremista contra las minorías religiosas, sobre todo contra cristianos.
Indonesia también es un ejemplo donde el gobierno central, aunque respeta la tolerancia religiosa, no tomó medidas para impedir o procesar actos de violencia contra miembros de minorías.
Así mismo, en Egipto, quienes no son musulmanes pueden practicar su fe sin interferencia, pero sigue habiendo discriminación contra las minorías. El gobierno no investigó a fondo al menos un incidente en 1998 de muertes causadas por la policía en una aldea copta, destacó el informe.
En Israel, quienes no son judíos padecen discriminación en la educación, la vivienda, el empleo y los servicios sociales, y el gobierno invierte mucho menos en zonas que no pertenecen a residentes judíos, según el Departamento de Estado. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/aq/hd-cr/99