El crecimiento de la población mundial en los próximos años se concentrará en el Sur en desarrollo, donde el proceso de urbanización continuará acelerándose, informó hoy el Fondo de las Naciones Unidas para la Población (FNUAP).
Paralelamente, los movimientos migratorios serán un fenómeno de importancia decisiva en las relaciones internacionales, de acuerdo con el informe "Estado de la población mundial 1999", elaborado por el FNUAP.
Noventa y ocho por ciento del crecimiento demográfico que se registrará en el planeta hasta el 2025 se plasmará en los países en desarrollo.
En cambio, regiones del Norte como Europa verán decrecer el número de habitantes, mientras otras, como Estados Unidos, deberán su progreso demográfico al aporte de contingentes de inmigrantes.
Actualmente, 80 por ciento de los 6.000 millones de personas que pueblan el mundo están radicadas en los países en desarrollo, frente a 70 por ciento en 1960, cuando la población mundial era de 3.000 millones.
Para el 2025, el FNUAP prevé que en las regiones en desarrollo vivan 6.608.800 millones de los 7.823.700 millones de habitantes que tendrá el planeta, lo que representa un ritmo de crecimiento de 1,3 por ciento anual.
En los países industrializados, en tanto, la población pasará de 1.185.200 millones a 1.214.900 millones de personas en el período, acrecentándose a una media de 0,3 por ciento al año.
Africa se ha convertido en el continente de mayor y más rápido crecimiento demográfico. Esa región, cuya población es en la actualidad tres veces mayor a la de 1960, trepará de sus 766,6 millones de habitantes actuales a 1.298.300 en el 2025.
La fertilidad en Africa sigue siendo la más elevada del planeta, con 5,06 hijos por mujer, ante 2,7 en América Latina y el Caribe, 2,6 en Asia, 2,38 en Oceanía, 1,94 en América del Norte y 1,42 en Europa.
En números absolutos, Asia seguirá siendo, de lejos, el continente más poblado en los próximos 25 años, con 4.723.100 millones de habitantes, comparados con los 3.634.300 millones de la actualidad (1,4 por ciento de aumento al año).
En América Latina y el Caribe vivirán a su vez 696,7 millones de personas, frente a 511,3 millones hoy (1,6 por ciento de crecimiento al año), mientras canadienses y estadounidenses serán 363,6 millones (307,2 millones en la actualidad).
Los europeos bajarán, por su lado, de 728,9 a 702,3 millones, y Oceanía pasará de 30 millones a 39,6 millones.
Hacia el 2050, los africanos representarán 20 por ciento de los habitantes del mundo (eran nueve por ciento en 1960), y los europeos siete por ciento (llegaban a 20 por ciento tres décadas atrás).
El fenómeno de urbanización de la población planetaria seguirá acelerándose. Mientras en 1960 una de cada tres personas vivía en ciudades, en 1999 llegó a 47 por ciento y en el 2030 alcanzará a 61 por ciento de los 8.100 millones de habitantes proyectados.
En ese último año, 57 por ciento de los pobladores del mundo en desarrollo residirán en zonas urbanas, frente a 40 por ciento hoy y menos de 22 por ciento en 1960.
Africa y Asia continúan siendo los continentes menos urbanizados (38 por ciento cada uno), al tiempo que 75 por ciento de la población latinoamericana y caribeña, y 79 por ciento de la japonesa, europea y norteamericana vive hoy en ciudades.
En 1960, sólo Nueva York y Tokio tenían el estatuto de "megaciudades" (pobladas por más de 10 millones de personas). Este año suman 17 y en el 2015 totalizarán 26, 18 de la cuales estarán en Asia y otras cuatro en Africa y América Latina.
Ciudades y periferias urbanas se han transformado en la locomotora de los cambios sociales que se están operando en el mundo actual, apunta el informe del FNUAP. "Su rápido crecimiento ofrece oportunidades pero también serios desafíos".
Es en las ciudades y sus periferias donde se concentran los mayores bolsones de pobreza, tanto en los países en desarrollo como en los industrializados, "lo que sugiere el fracaso de las políticas que apuntan a asegurar un reparto equitativo de los frutos del desarrollo", comenta el documento.
El FNUAP destaca, por otra parte, el desarrollo de los medios de comunicación y transporte, que han contribuido a "borrar las fronteras entre el mundo rural y el urbano" en todo el planeta.
El de las migraciones es otro de los fenómenos relevados por el documento de la agencia de las Naciones Unidas.
La proporción de migrantes de un país a otro se ha mantenido en dos por ciento de la población mundial entre 1965 y 1990, pese a que en ese período su número creció de 75 millones a 120 millones.
En 1990, los inmigrantes representaban 4,5 por ciento de los habitantes de países industrializados y 1,6 por ciento de la de naciones en vías de desarrollo.
El documento constata, no obstante, las dificultades existentes para evaluar exactamente el número de migrantes internacionales en razón de que muchos de ellos permanecen clandestinamente en los países de acogida y no son registrados en las estadísticas.
Entre 1965 y 1990, el número de países con una población inmigrante superior a las 300.000 personas se acrecentó en 50 por ciento.
Las mujeres pesan cada vez más entre quienes abandonan sus países por diversos motivos, al punto que en 1990 representaban 48 por ciento del total de migrantes. Comparadas con los hombres en su misma situación, ejercen más a menudo trabajos escasamente calificados y están más expuestas a la explotación y el acoso.
En los países industrializados, el aumento de la inmigración, pese a las resistencias que causa en sectores afectados por el desempleo, es recomendado por numerosos demógrafos como una necesidad para contrarrestar los efectos de la caída de la tasa de fertilidad.
En Japón, donde la población extranjera legalmente establecida creció 60 por ciento entre 1985 y 1995, se han implementado programas oficiales para atraer inmigrantes y a integrantes de las comunidades japonesas en el exterior.
En algunos países en desarrollo, a su vez, las remesas enviadas por los emigrantes constituyen una importante fuente de ingresos para las economías nacionales. (FIN/IPS/dg/ag/pr/99