Las mujeres y los jóvenes entre 20 y 30 años son en Perú los nuevos grupos de riesgo ante la epidemia de sida. La paradoja es que 70 por ciento de las mujeres infectadas son casadas o tienen una pareja estable, que fue quien las contagió.
Hasta 1987 había una mujer infectada por cada 23 hombres, mientras que hoy hay una por cada 3,5 hombres, lo que representa 16,5 por ciento.
Los jóvenes entre 20 y 24 años contagiados de sida son 15 por ciento. Del total de enfermos registrados oficialmente, 70 por ciento corresponde a personas entre los 20 y 39 años.
Se estima que en la actualidad existen unos 100.000 personas infectadas con el virus del sida, de las cuales sólo 5.000 se encuentran registrados.
La médica Lourdes Kusunoki, directora adjunta del Programa de Control de Enfermedades de Trasmisión Sexual y Sida (Procetss) del Ministerio de Salud, advirtió que una de las consecuencias del aumento de mujeres con sida es el riesgo de expandir el contagio a los recién nacidos.
Según datos del Ministerio de Salud de Perú, 4.000 mujeres de las 800.000 que se embarazan anualmente son portadoras del virus del sida. De las 132 gestantes seropositivas declaradas en la actualidad, sólo 57 están recibiendo tratamiento.
Una de ellas, de 17 años, actualmente en el sexto mes de embarazo, fue contagiada la única vez que tuvo relaciones sexuales con un hombre que conoció en una fiesta.
"Al día siguiente, él se había ido y me dejó una carta diciéndome que no lo buscara, porque estaba muy enfermo. Al mes siguiente no me vino la regla y me espanté. Empecé a buscarlo, pero nadie me daba razón", relató a los médicos de un hospital de Lima donde realiza su tratamiento.
Las investigaciones ginecológicas señalan que la mujer está mucho más expuesta a contraer el virus del sida durante una relación sexual que el varón, debido a que muchas sangran después del coito, lo que favorece la transmisión.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que a fines del año 2000 el número de mujeres infectadas con sida en el mundo será igual al de los varones.
Kusunoki atribuyó parte del aumento de la enfermedad entre las mujeres a la mentalidad machista, que dificulta que una mujer exija a su pareja el uso del preservativo. "Las estadísticas revelan que las parejas casuales sí usan condones, no así las parejas estables, lo cual es un error", afirmó.
"Incluso las parejas infectadas que tienen relaciones sexuales sin preservativo pueden reinfectarse" y en estos casos el virus se hace mucho más resistente y difícil de combatir, añadió.
Aunque el uso del preservativo es más frecuente entre los jóvenes, la cifra de infectados en este sector sigue aumentando. "Si tenemos en cuenta que deben pasar alrededor de 10 años para que un joven de 24 años haga el cuadro de sida, significa que se infectó en su adolescencia", dijo la médica.
Por este motivo, una de las prioridades actuales del Ministerio de Salud son los niños y niñas de 10 a 14 años.
Otro problema detectado con frecuencia entre los jóvenes con vida sexual activa es la prevalencia de enfermedades de transmisión sexual (ETS) y "el control del sida depende en gran medida del control de las ETS", subrayó Kusunoki.
Según informes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Perú es uno de los países más adelantados de América Latina en cuanto a vigilancia y prevención de las ETS.
El Ministerio de Salud difunde avisos televisivos dirigidos al público joven que han sido muy bien recibidos entre la población y estudia la posibilidad de incorporar al sistema formal de atención a las ETS a las farmacias privadas, donde se reciben y tratan más del 80 por ciento de estas enfermedades.
En julio, el Ministerio informó que de los 12.000 pacientes con sida, sólo 8.731 se atendienden regularmente.
Perú invirtió hasta el momento 250 millones de dólares en el combate del sida y las ETS, y un resultado notable es un retardo entre los portadores del virus en desarrollar la enfermedad.
El parlamentario Daniel Zevallos, autor de la propuesta de construir un hospital exclusivo para enfermos de sida, cree que ésta sería una solución para las personas portadoras o que ya han desarrollado la enfermedad, que mayoritariamente pertenecen a los estratos más bajos de la población.
El costo del tratamiento de un paciente con sida es de unos mil dólares mensuales.
Además del hospital, Zevallos plantó la construcción de casas de reposo para enfermos y portadores, una propuesta que recibió el respaldo de la Conferencia Interparlamentaria de Salud, realizada en La Habana.
Mientras tanto, desde los propios enfermos surgen iniciativas de respaldo mutuo, como Solas y Unidas, una organización de y para mujeres con sida fundada por dos mujeres infectadas por sus parejas.
"Todo enfermo de sida debe tener una vida digna, pero las mujeres requieren una atención especial, porque no se trata de buscar culpables sobre quién infectó a quién, sino brindar el apoyo necesario para superar los problemas y afrontar las responsabilidades", dijo una de ellas, Sonia Borja, de 35 años.
En el caso de las mujeres infectadas, el apoyo emocional es tan importante como el tratamiento médico, aseguró.
"Muchas se enfrentan a la realidad terrible de haber quedado como padre y madre de los hijos porque el marido ya murió o está grave, son de escasos recursos económicos y es más, ellas nunca han trabajado y no están capacitadas para hacerlo o poner un negocio propio", afirmó.
"Y además de todo ello, requieren un trato digno, que no se haga escarnio de su mal ni se les margine por ello", concluye Borja, quien dice que en la organización no tienen fondos "pero sí mucho amor y alternativas". (FIN/IPS/zp/ag/he-hd/99