PERU: La ancianidad, atrapada entre la soledad y la pobreza

La soledad y miseria de la mayoría de los ancianos de Perú se agravan por la acelerada pérdida de valores tradicionales, la dispersión social causada por la violencia política y la destrucción de las estructuras familiares.

Este fenómeno se produce además en el marco de una situación económica y social que hace que 60 por ciento de la población del país viva en la pobreza.

Hasta hace algunas décadas, como consecuencia de las raíces culturales incaica e hispana, que son las vertientes históricas fundamentales de la sociedad, la responsabilidad de la atención y el bienestar de los ancianos correspondía a las familias.

"En la sociedad pre hispánica los viejos eran respetados y tenían autoridad, no existían ancianos abandonados. Los conquistadores españoles trajeron una estructura familiar similar, en la que el abuelo y la abuela eran respetados y protegidos", comentó la sociologa Imelda Vega.

"En la colonia y hasta la primera mitad de este siglo, sólo los ancianos carentes de familia eran considerados menesterosos, y las sociedades de beneficiencia los mantenían en asilos", señaló Vega, investigadora del Centro de Estudios de las Iglesias en América Latina.

"La llamada modernización margina a los ancianos. Fenómenos sociales como las migraciones masivas, desde el campo a la ciudad y desde el país al extranjero, para buscar empleo o escapar de la violencia política, han dejado a los viejos en una situación marginal y de abandono", añadió.

Vega indicó que "las mujeres de los sectores más pobres de la sociedad, quienes tradicionalmente se ocupaban de la atención directa de niños y ancianos, han conquistado espacios laborales y nuevos papeles en la familia, que las obligan a abandonar total o parcialmente esas funciones".

"En este marco de transición, no han surgido nuevos sistemas sociales para atender a la llamada tercera edad. Como consecuencia, se generó una situación muy cruel para los ancianos", concluyó.

La población peruana mayor de 60 años se estima en 1.800.000 personas, o sea más de siete por ciento de la población total, que asciende a 25 millones de habitantes, y se calcula que llegará a ser diez por ciento antes de que pasen 20 años, porque la expectativa de vida está en aumento.

Según un informe presentado al parlamento por William Campos, gerente del Programa de Servicios Especiales de Salud, la tasa de crecimiento anual de la población es 1,7 por ciento, y la del sector de personas mayores de 60 años es 3,8 por ciento, o sea más del doble.

Perú tiende a colocarse en una situación intermedia entre países industrializados como Suecia, donde alrededor de 20 por ciento de lapoblación tiene más de 60 años, y los países africanos, donde ese sector es menos de 5 por ciento del total.

El incremento de la expectativa de vida y la reducción de la tasa de fecundidad provocan un progresivo aumento del promedio de edad de la población, que origina nuevas situaciones sociales.

Ese fenómeno ha provocado un desequilibrio en el sistema de seguridad social, creado en la primera mitad del siglo, que financia las pensiones de los jubilados con el aporte de quienes trabajan.

Los altos costos burocráticos y el aumento de la masa de beneficiarios del sistema han obligado a reducir las pensiones de jubilación a niveles exiguos, y las autoridades intentan frenar ese proceso mediante un nuevo régimen, con ahorro forzoso de los trabajadores en empresas administradoras de fondos.

Sólo unas 750 mil personas mayores de 60 años trabajan o son jubiladas, de modo que más de un 1.050.000 están fuera del sistema de seguridad social.

"Las pensiones de la mayoría de los jubilados son míseras y no alcanzan para cubrir sus costos de alimentación y alojamiento, de modo que ellos también deben contarse entre los ancianos desprotegidos en nuestra sociedad", anotó la asistente social Vilma Barcelli.

"Casi a ningún jubilado le alcanza su pensión para sobrevivir, de modo que necesitan apoyo de terceros, sean sus familiares o instituciones sociales", comentó a su vez el educador Oscar Bravo, coordinador de la Mesa de Trabajo de Organizaciones No Gubernamentales sobre Ancianidad.

"Perú es un país que sólo ahora comienza a aceptar la coexistencia con una población adulta mayor en vías de crecimiento, pero están comenzando a surgir cada vez mas instituciones públicas y privadas para trabajar en la cuestión de la ancianidad", afirmó.

"También las propias personas mayores están organizándose, para impulsar la mejoría de la calidad de vida de la tercera edad", agregó.

Poco más de 1.200.000 ancianos, dos terceras partes del total, viven en áreas urbanas. En Perú acompaña el patrón mundial de mayor supervivencia femenina, y 52 por ciento de las personas de la tercera edad en Perú son mujeres.

Entre las personas mayores de 60 años, 27,7 por ciento son viudas. En esa situación se encuentran 15 por ciento de los hombres y 31 por ciento de las mujeres.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Perú ha reducido con rapidez su índice de analfabetismo, que es ahora próximo a 7 por ciento, pero los analfabetos ascienden a 32,4 por ciento entre los ancianos.

Sólo 20 por ciento de las personas mayores de 60 años realizaron estudios secundarios o superiores. (FIN/IPS/al/mp/pr/99

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