La Organización Internacional del Trabajo (OIT) y Unicef lograron que Pakistán, donde se produce 75 por ciento de las pelotas de fútbol del mundo, esté en camino de erradicar el trabajo infantil en esta multimillonaria industria.
La mayoría de las pelotas que usan las estrellas del fútbol mundial proceden de este país, y hasta hace dos años eran cosidas por mujeres y niños en sus casas a cambio de salarios irrisorios.
Ahora, la mayoría de las pelotas se confeccionan en "centros de costura" donde la OIT puede controlar que no se utilice el trabajo infantil.
Las firmas deportivas como Nike y Puma sólo aceptan las pelotas certificadas por la OIT, así que ya no se cosen en las casas, declaró Mian Mohammad Riaz, presidente de la Cámara de Industria y Comercio de Sialkot.
El gran cambio ocurrido en la industria fue comprobado el 17 de junio por el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, en la sede de la OIT en Ginebra.
"Esos niños paquistaníes (que antes trabajaban) ahora van a la escuela, así que cuando lleguen a la edad de trabajar podrán elegir mejores empleos, que elevarán la calidad de vida de sus familias, sus pueblos y su país", sostuvo Clinton.
Se calcula que 75.000 familias dependen de la industria de artículos para el fútbol. Casi todas las marcas mundiales de pelotas se confeccionan en la ciudad de Sialkot, cerca de la frontera con India.
Los fabricantes paquistaníes firmaron un acuerdo el 14 de febrero de 1997 con la OIT y con Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) en el cual se comprometieron a eliminar el trabajo infantil de la multimillonaria industria.
Salven a los Niños de Gran Bretaña, y el Consejo de la Comunidad de Alfabetización Bunyad, una organización no gubernamental (ONG), también integran la campaña contra el trabajo infantil.
El proyecto fue creado para identificar a los niños menores de 14 años que trabajan en la confección y costura de pelotas de fútbol, y para liberarlos, con el fin de que puedan asistir a la escuela.
La duración del programa, inicialmente fijada en 18 meses, luego se extendió hasta el 31 de octubre.
"Decidimos extender el programa para poder desarrollar todas sus posibilidades, ya que para el 31 de octubre habremos cumplido con el cometido de brindar protección social a los niños y rehabilitar a las familias que cosen las pelotas", explicó Nasir Dogar, coordinador del Programa Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil.
La mayoría de los fabricantes del país se adhirieron al proyecto, y trasladaron casi 85 por ciento de sus actividades a 600 centros de costura. Cada uno entregó a la OIT una lista detallada de sus empleados y sus direcciones, para facilitar la tarea de los siete equipos de supervisión.
"Esos equipos hicieron más de 6.187 visitas de supervisión hasta mayo de este año", observó Dogar.
Más de 7.000 niños trabajaban en la industria en 1996 y recibían 30 centavos de rupia por pelota (50 rupias equivalen a un dólar), según un estudio del Centro para Mejorar las Condiciones de Trabajo. Durante el último mundial de fútbol, las pelotas de mejor calidad se vendían en Europa a 95 dólares.
Sialkot, en la provincia de Punjab, prosperó como centro de fabricación de artículos deportivos y equipos de cirugía, en base al bajo costo de su mano de obra. Aunque se encuentra en la provincia con más riquezas naturales del país, la mayoría de la población es pobre.
Los niños empiezan a trabajar a temprana edad. Comienzan como aprendices a los cuatro o cinco años, y al cumplir 10, ya mantienen a su familia.
Munir, un habitante del pueblo de Kingara, de 40 años, que cosía pelotas en su casa o en el campo, mientras cuidaba ganado, está indignado por los cambios impuestos por la OIT.
"La costura significaba dinero extra. Me ayudaban mi mujer o mi hijo. Ahora quieren que me siente en un centro de costura para hacer el trabajo, pero eso no me rinde. Y tampoco estoy dispuesto a que mi esposa vaya al centro, a hacer lo mismo que antes hacía junto con las tareas del hogar", se quejó.
Los pobladores como Munir no están dispuestos a cambiar sus costumbres, según las cuales las esposas se quedan en casa, educando a los hijos y cuidando el ganado.
Los organizadores del proyecto propusieron crear centros de costura sólo para las mujeres y brindar becas escolares a los niños, que incluyen libros de texto y pequeños préstamos para las familias, como forma de solucionar el problema.
"Sabemos que disminuyó la participación femenina en la fabricación (de pelotas) porque no van a los centros de costura. Ahora damos facilidades para que se establezcan centros de costura femenina en los hogares, donde se reúnen las mujeres de la familia y la vecindad, bajo supervisión de la OIT", explicó W. Ali Shah, un supervisor de la OIT.
Las mujeres que trabajan en "Saga City", una firma que fabrica más de 300.000 pelotas por mes, reciben un almuerzo gratuito, pueden dejar a sus niños en la guardería de la compañía, tienen cobertura médica y una tienda de "precios accesibles".
La compañía explica que maximizó sus ganancias eliminando a los intermediarios y reduciendo la ineficacia. (FIN/IPS/tra-en/ni/an/ceb/aq/lb-hd/99