El movimiento indígena ecuatoriano, considerado el mejor organizado de América, ya no es sólo un actor social, sino que está representado en el parlamento nacional, en consejos provinciales y en gobiernos municipales.
Miguel Lluco Tixe, uno de los fundadores de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), participó activamente el 'levantamiento' (movilización general) de 1990, cuando el movimiento empezó a avanzar hacia el área política
En julio de este año, los indígenas demostraron que son el único único sector popular de Ecuador que puede alcanzar objetivos concretos, cuando con un nuevo levantamiento obligaron al gobierno a postergar por un año el aumento de precio de los combustibles que ya había decretado.
El acuerdo negociado comprendió también la instalación de una mesa de concertación, para dar voz a los indígenas y a otros grupos sociales en la discusión de asuntos de interés nacional, como la reforma del Estado y la deuda externa.
Lluco Tixe intervino en 1995 en la creación del Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik, que lo llevó un año después al parlamento, donde permaneció hasta 1998.
También participó de la ocupación de la Catedral de Quito, preámbulo de la movilización popular de febrero de 1997, que provocó el desplazamiento de Abdalá Bucaram del gobierno, y el primer Congreso de Pachakutik, en agosto último, lo confirmó en la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional de esa organización.
La estructura del movimiento indígena se apoya en la Conaie,, que integra a las 11 etnias del país. Unos 3,5 millones de los 11,5 millones de habitantes de Ecuador son indígenas, radicados en su mayoría en áreas rurales.
El principal grupo está conformado por los quechuas, de la Sierra y el Oriente. Los awa, chachi, epera y tsachila residen en la costa del océano Pacífico, y los cofán, siona, secoya, huaorani, achuar y shuar en la Amazonia.
IPS: En general, los indígenas de América Latina han ido ocupando espacios, sobre todo en las últimas dos décadas. ¿Qué les falta para avanzar más?
LLUCO TIXE: En los últimos años se han dado algunas reformas constitucionales importantes que reconocen nuestros derechos en distintos países de América Latina. Ahora la lucha debe ser para conseguir que esas constituciones sean aplicadas.
Por otra parte, falta una mayor relación entre los movimientos indígenas y campesinos del continente, porque hoy el problema de la tierra sigue siendo el problema mayor de nuestros hermanos del campo.
Debemos construir el gran movimiento indígena y campesino del continente.
IPS: El elemento étnico y la reivindicación de Ecuador como país plurinacional fueron, en principio, los factores de unión de las distintas etnias indígenas. Pero ustedes han llevado su actividad más allá de los límites del mundo indígena.
LLUCO TIXE: La realidad plural del país se manifiesta cuando el indígena surge como actor importante en la vida sociopolítica. Se asume que 'el otro' existe y que tiene sus diferencias y sus derechos. Fue entonces que la Conaie decidió buscar alianzas con otras organizaciones sociales y sindicatos independientes para crear en 1995 el Movimiento Pachakutik.
La importancia de Pachakutik está en que nació como una representación de los movimientos sociales, sin la tutela de ningún partido político. Ese factor sirvió para unir a los pueblos indios y no indios del país alrededor de un proyecto político alternativo.
La esencia de Pachakutik es la unidad en la diversidad. Dentro de él están los trabajadores de la ciudad, los campesinos no indígenas, los ecologistas, los sectores afroecutorianos, los indígenas.
IPS: ¿Ha sido positiva para el movimiento indígena su participación en elecciones?
LLUCO TIXE: La participación de las organizaciones sociales del campo y la ciudad en la gestión política nos permitió ubicar los límites de esa actividad, (evidenciados) por la conducta de los políticos tradicionales.
Y nos ha demostrado que para llevar adelante nuestras reivindicaciones y aspiraciones más sentidas es fundamental la participación vigilante de los sectores sociales organizados y el apoyo constante a sus representantes.
IPS: Pero a veces, la participación popular no se logra, por desinterés de la propia gente.
LLUCO TIXE: Nuestra tarea es demostrarles (a los sectores populares) que su labor no termina cuando emiten el voto. Que la democracia no es eso solamente, y que ese modo (pasivo) de actuación es sumisión.
La participación nos obliga a crear, a producir política. A ser sujetos del cambio. Debemos tener en cuenta que, como habitantes de este país, tenemos obligaciones y derechos, y uno de esos derechos consiste en exigir a quienes nos representan que mantengan su dignidad.
Y si éstos no mantienen su dignidad, la población debe movilizarse para revocarles el mandato, como ocurrió en el caso de Abdalá Bucaram (que fue destituido por el parlamento en febrero de 1997).
IPS: Pero la gente se puede cansar…
LLUCO TIXE: ¿… de que la llamen a participar cada tanto? Eso es verdad, pero por eso es que tiene que estar siempre atenta. Los ecuatorianos deben tener en cuenta que el ejercicio de la ciudadanía no es esperar a ser llamado, sino actuar cuando se crea necesario. (SIGUE/2-E