El gobierno de México parece resignado a posponer para después de las elecciones del 2000 sus aspiraciones de privatizar la industria eléctrica, pero los opositores del proyecto advierten que, aunque libraron una batalla, no bajarán la guardia hasta ganar la guerra.
Reuniones con legisladores y protestas, así como la realización de talleres y de un seminario internacional sobre el impacto de la apertura del sector al capital privado, están en la agenda para este mes del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), el más activo del país.
México necesita 25.000 millones de dólares para la expansión de la industria eléctrica, que requiere ampliar la capacidad de generación en 21.743 megavatios hasta el 2007, señala un documento divulgado por la Secretaría (ministerio) de Energía.
El año pasado, esa secretaría estimó en 13.189 megavatios los requerimientos para ampliar la capacidad de generación hasta el 2006.
El propio presidente Ernesto Zedillo declaró hace tres semanas que para atender la demanda local, "el sector deberá generar hasta el 2005 unos 13.000 magavatios más".
México podrá cubrir las necesidades de la estratégica industria sólo si "deja de invertir" en educación, en el combate a la pobreza y en el campo, entre otros rubros, o de "que nos endeudemos excesivamente", estimó Zedillo.
Aunque el presidente urgió a los legisladores a aprobar el proyecto que envió al Congreso en febrero para abrir el sector eléctrico a los privados, las autoridades minimizaron sus intentos de privatización en virtud de la proximidad de la campaña para las elecciones presidenciales del 2000.
El gobierno "recurre al chantaje para convencer a los mexicanos de las bondades de privatizar el sector, diciéndoles: ¿quiere educación o luz?", declaró a IPS Mario Govea, asesor técnico del SME.
Además, "las cifras oficiales sobre la situación del sector son contradictorias", con la "intención de confundir a la opinión pública para convencerla de que es urgente privatizar", explicó Govea.
"México posee una capacidad instalada de 35.000 megavatios y su demanda máxima es de 23.000, lo que representa un margen de reserva de 12.000 y una garantía de la autosuficiencia del país en la materia", destacó el asesor.
Govea agregó que las licitaciones de particulares recibidas por las autoridades energéticas hasta el año pasado, luego de que a partir de 1992 la ley permitió una apertura en el rubro de generación, "ofrecían otros 7.600 megavatios, garantizando la autosuficiencia hasta el 2006".
El SME, con 35.000 trabajadores en actividad y 11.000 jubilados, realizará en septiembre reuniones con la Comisión de Energéticos de la Cámara de Diputados, para "demostrar cómo el gobierno confunde con sus mentiras", aseguró.
"Lo ocurrido con la industria eléctrica en Argentina y Chile debería ser una gran lección para los mexicanos", opinó.
En febrero último, la empresa Edesur de Buenos Aires dejó de cubrir el servicio por 14 días. Ese mismo mes, debido a una falla más importante, tres estados del sudeste mexicanos padecieron falta de luz durante sólo dos horas.
La diferencia en la atención de contingencias entre ambos países está en que México tiene un sistema eléctrico interconectado, "en el que todas las áreas apoyan con sus excedentes de energía para abastecer la zona donde se registre una falla".
Las estatales Comisión Federal de Electricidad y Luz y Fuerza del Centro, cuyo trabajadores conforman el SME, atienden el servicio de energía eléctrica en las ocho áreas en que está dividido el país desde la nacionalización de la industria en 1960.
En Argentina, cada área de control es manejada en forma independiente por las distintas empresas que operan el sistema. "En caso de fallas, cada una de las firmas se rasca con sus propias uñas y se aísla para proteger sus ventas", explicó Govea.
En Chile, toda la energía es obtenida por la vía de la hidroelectricidad, de tal suerte que la gran sequía que afectó a ese país en los últimos meses obligó a suspender el servicio, refirió el asesor del SME.
Govea recordó que a la hora de comprar, las empresas chilenas se comprometieron a invertir para diversificar las fuentes de generación, pero "su incumplimiento tiene en vilo un servicio fundamental".
El caso de Gran Bretaña "es aún peor, pues a los usuarios el gobierno les prometió que podrían elegir entre varias empresas para contratar el servicio, pero ahora son sólo dos grandes firmas las que monopolizan la industria", dijo.
National Power y Power Gen ofrecen a los usuarios británicos de más bajos recursos un descuento en las tarifas a cambio de aceptar cortes de energía sin previo aviso.
"Esa es la forma que descubrieron las empresas británicas para no invertir en aumentar su capacidad de generación: ofrecer un servicio poco seguro a los pobres", sostuvo.
Para el SME, los mexicanos deberían determinar mediante plebiscito lo que mejor convenga al país.
Hace 60 años, México era habitado por 19 millones de personas y tenía una capacidad para generar energía de 600 megavatios. Según datos oficiales, 95 por ciento de los mexicanos cuenta hoy con servicio de energía eléctrica y cada habitante de este país consume 130.000 millones de kilovatios por hora.
Alrededor de 23 por ciento de ese consumo es para uso doméstico. En el sureño y pobre estado de Chiapas, cada familia consume en promedio 90 kilovatios por hora y en los centrales Durango y Aguascalientes 90 y 115, respectivamente.
En los norteños Coahuila, Nuevo León, Baja California y Sonora se registran, en cambio, consumos de 170, 217, 290 y 306 Kilovatios por hora, respectivamente, de acuerdo con cifras oficiales.
El SME sostiene que la privatización desataría un incremento en las tarifas. En relación con el precio a que se vende el fluido en México, en España es superior en 107 por ciento, en Gran Bretaña 74, en Estados Unidos 21 y en Nueva Zelanda 15,7, explica el sindicato. (FIN/IPS/pf/dm/if ip/99