Los empresarios reaccionaron con intranquilidad en México ante el desorden con que el parlamento recibió el quinto informe anual del presidente Ernesto Zedillo.
Los tiempos son de transición política en México, país gobernado desde 1926 por un solo partido, y pueden ser peligrosos, advirtieron, por su parte, algunos analistas al comentar el informe y los hechos que lo rodearon.
Catorce meses antes de terminar su mandato, Zedillo enumeró el miércoles en el informe sus logros en diversas materias, prometió que no habrá crisis económica cuando deje el cargo en diciembre del 2000 y demandó a los diputados apuntalar la estabilidad financiera.
En su discurso, seguido por tres de cada 10 mexicanos, según indicó una encuesta del diario Reforma, el mandatario no tocó asuntos candentes como la huelga de cuatro meses en la principal universidad del país, el conflicto con la guerrilla zapatista ni sus fracasados planes para privatizar el sistema eléctrico.
Los pocos que vieron la transmisión del informe a través de cadena nacional de radio y televisión observaron cómo, con gritos y exhibiendo carteles, los opositores cuestionaron la estabilidad económica y los caminos "neoliberales" seguidos por las autoridades, así como los silencios sobre los temas candentes.
Además, en una inusual respuesta al discurso presidencial, se pudo ver al diputado del opositor Partido Acción Nacional (PAN), Carlos Medina, escogido por las diversas agrupaciones políticas para disertar en el acto, cuestionando con dureza el trabajo del gobierno.
"El bienestar de la familia fue solamente un lema de campaña (…). De nada sirve escuchar una vez más que vamos bien si la pobreza sigue aumentando", dijo Medina en su réplica al discurso de Zedillo, quien parecía sorprendido al ver que el diputado rompía las viejas formas y lo criticaba sin rodeos.
Con el informe presidencial, que paradójicamente tenía como eje un llamado a la tolerancia, y la dura respuesta de Medina, el tradicional acto se transformó, por primera vez en el último lustro, en un intercambio de gritos e insultos y en conatos de golpes entre diputados.
En julio del 2000 se realizarán elecciones presidenciales en México y, según las encuestas, los opositores PAN, conservador, y Partido de la Revolución Democrática (PRD), de centroizquierda, pueden arrebatar por primera vez el gobierno al Partido Revolucionario Institucional (PRI).
"Me preocupan mucho las muestras de intolerancia. Esto dificultará los consensos necesarios para lograr la estabildiad y los cambios estructurales que nuestro país requiere", dijo el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Jorge Marín, al comentar el ambiente observado en el informe presidencial.
Según diversas encuestas, los empresarios de México, que tradicionalmente han apoyado al PRI, están cada vez más preocupados por el clima de enfrentamiento político y la falta de propuestas económicas claras de los partidos y candidatos que aspiran a conquistar la presidencia el año próximo.
Desde inicios de la década de los 70, México enfrentó una crisis económica en cada fin del periodo presidencial de seis años.
La última, estallada en diciembre de 1994, cuando Zedillo asumió la presidencia, se descencadenó, entre otros motivos, por el nerviosismo y la desconfianza creada entre los inversionistas y empresarios frente a la transición política.
En el 2000 la transición puede ser mucho más dramática, pues la oposición tiene por primera vez amplias posibilidiades de triunfo, advierten las cámaras de empresarios, que piden a los políticos suscribir un compromiso con la estabilidad macroeconómica conquistada por Zedillo.
"El peculiar marcador histórico que México tiene con sus transformaciones políticas sustantivas muestran un dos a uno a favor de los finales desastrosos", expresó el prestigioso historiador del Colegio de México, Lorenzo Meyer.
"Desde hace varios años nuestro país se encuentra inmerso en nuevo proceso de transición política. Lo deseable y lo posible es que esta vez se imponga un desenlace constructivo. Sin embargo, no podemos dar por ganada esa gran partida, y eso lo que hace peligrosos los tiempos que corren", advirtió.
"El viejo y predecible orden de la 'pax priísta' ya dejó de operar, y México es hoy una sociedad con un sistema político en formación, que busca crear lo nuevo en medio de los antiguo", añadió.
En 1994, al fragor de la campaña electoral presidencial, hizo su irrupción la guerrilla zapatista en el estado de Chiapas, y el candidato del PRI, Luis Colosio, fue asesinado en un acto público. Zedillo, que era su jefe de campaña, fue nombrado candidato en su lugar.
Para evitar que la violencia empañe el proceso político, el gobierno diseñó un plan especial para proteger a los candidatos. Además, consiguó promesas de crédito por más de 20.000 millones de dólares de parte de organismos internacionales para enfrentar en el 2000 un posible ambiente de inestabilidad financiera. (FIN/IPS/dc/mj/ip/99