La orden de las Misioneras de la Caridad, fundada en India por la Madre Teresa, creció y continúa la obra de la religiosa albanesa tras su muerte en Calcuta hace dos años, declaró Nirmala, su sucesora.
Este año se inauguraron nuevos centros en Finlandia y Kazajstán. "Hemos abierto al menos 28 nuevas Misiones de la Caridad, así que ahora hay 640 centros en 183 países", explicó Nirmala, hindú convertida al cristianismo y designada sucesora por la propia Madre Teresa.
"Cuando Madre (Teresa) nos dejó, el primer problema fue superar su ausencia física. Ahora, el desafío diario es vivir de acuerdo a sus enseñanzas, pero con la gracia de Dios y las colaboraciones (recibidas), lo estamos logrando", agregó.
Las monjas de la orden católica fundada en 1947 por la Madre Teresa, que murió en Calcuta el 5 de septiembre de 1997, se dedican a atender a los desposeídos y a los desahuciados, a los huérfanos y a los abandonados.
La Casa de la Madre, sede central de la orden religiosa de 4.000 monjas, atrae a muchos visitantes de India y de otros países. Mientras la madre Teresa estaba viva venían a verla gobernantes extranjeros.
Muchos gobernantes siguen haciendo su visita habitual. "Después de todo, aquí tenemos la tumba de la Madre", explica Nirmala, que fue elegida Superiora General en una votación secreta realizada en marzo de 1997.
"No quiero identificar a los visitantes importantes. Pero todos vienen a rendirle homenaje a Madre" Teresa, agregó.
La Madre Teresa fue enterrada en el convento principal de la orden misionera, en la calle A.J.C. Bose de Calcuta. Varios mandatarios acudieron al entierro, que fue transmitido por televisión en muchos países.
Ahora, la orden pidió que se inicie el proceso de canonización de la monja albana que aproximadamente a los 20 años se instaló en este país para enseñar y nunca se fue. Se le atribuyen poderes milagrosos de curación, y el papa Juan Pablo II, que visitará India en noviembre, se reunirá con las Misioneras.
Cientos de visitantes, menos conocidos, también visitan las casas de los necesitados, que se convirtieron en lugares de peregrinación durante la vida de la Madre Teresa, que obtuvo el premio Nobel de la Paz.
Muchos de esos visitantes se quedan un tiempo como "voluntarios", para ayudar a los huérfanos, discapacitados, enfermos, leprosos y necesitados que deambulan por las calles de Calcuta.
Muchos de esos "voluntarios" buscan la gran fuerza vital de la Madre Teresa, que subsiste después de su muerte, aun más que sus creencias católicas.
"Me siento muy bien trabajando aquí, y en sólo dos días, creo que me convertí en una persona más madura. Puedo sentir la felicidad que produce ayudar a los demás, y todo lo que representaba Madre" Teresa, manifestó Yale Wexler, de 14 años, procedente de Canadá.
Wexler trabaja arduamente cuidando y limpiando a los niños tullidos y espásticos de la Shishu Bhavan, o casa de los niños.
"Habíamos oído hablar del trabajo de la Madre (Teresa) en Canadá, pero no mucho. Cuando unos amigos que estuvieron en Calcuta nos contaron que fueron voluntarios durante su estadía, pensé en pasar los últimos 10 días de mis vacaciones aquí", explicó la muchacha.
La "Madre (Teresa) es muy conocida en Japón, y desde que conocí su obra siempre pensé que debía venir a Calcuta a trabajar para los que sufren y también para entender la fuerza que la dirigía", relató Noriko, una estudiante japonesa de medicina, de 23 años, voluntaria desde agosto en la Shishu Bhavan.
El bebé discapacitado de siete meses que Noriko tiene en la falda fue adoptado por una pareja de Bélgica, indicó una monja. "Vienen parejas de Bélgica y España a adoptar niños de aquí", agregó.
"Mientras conservemos nuestra fe vendrán visitantes, porque en todas partes hay gente en busca del sentido de la vida. Acá pueden ver y tocar a Dios mediante el servicio a los pobres", sentenció Nirmala.
Gente con todo tipo de creencias y religiones se postra ante la tumba de la Madre Teresa. "Soy protestante, pero no me importa si ella era católica o protestante. Me emociona su obra", declaró François Marie, un turista francés que llegó a Calcuta para visitar el convento de las Misioneras de la Caridad.
Las misioneras siguen teniendo el apoyo moral y material que necesitan para realizar su obra.
"No le pedimos a nadie que junte fondos para nosotros porque creemos que Dios nos brindará el dinero necesario para cumplir con nuestra tarea. Mientras sigamos siendo pobres, castas y obedientes, Dios proveerá", concluyó Nirmana. (FIN/IPS/tra-en/sd/an/ceb/aq/cr/99