FINANZAS: La deuda interminable

La deuda externa sigue siendo una gran carga para el Sur en desarrollo, mientras en Washington se inauguraban hoy las sesiones conjuntas del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Se hace evidente que los planes para reducir la deuda a un nivel sustentable no son serios o son erróneos, acusan los activistas.

Un estudio de Jubileo 2000, un grupo de organizaciones no gubernamentales (ONG) que exige la cancelación de la deuda externa de los países más pobres para el próximo año, revela que la estrategia de los estados industrializados sólo reduce 20 por ciento la carga financiera de las naciones necesitadas.

El estudio, en el que cooperó un reconocido economista de la Universidad de Harvard, el estadounidense Jeffrey Sachs, plantea varios puntos de interés para los 182 estados miembros de las instituciones financieras creadas en la localidad de Bretton Woods tras la segunda guerra mundial.

Cancelar la deuda de los 52 países más pobres del mundo sólo le costaría a los estados más ricos una fracción de uno por ciento de su ingreso anual, según Jubileo 2000.

"El costo para los contribuyentes en los países más ricos sería de sólo un centavo de dólar por día", agregó.

El Grupo de los Siete (G-7) países más ricos anunció, tras una cumbre celebrada en la ciudad alemana de Colonia, que cancelaría hasta 100.000 millones de dólares de la deuda externa de los países más pobres.

Pero eso no es suficiente, según Jubileo 2000. "Como consecuencia de la cumbre de Colonia, Malí pagará más por el servicio de la deuda que antes", sostuvo, lo cual fue reconocido por el FMI. En ese país africano 25 por ciento de los niños mueren antes de llegar a los cinco años.

La deuda de Malí sigue aumentando por los intereses compuestos sobre los préstamos que no se pagaron en los últimos 15 años. En Africa subsahariana, el Banco Mundial calcula que 65 por ciento de la deuda contraída desde 1988 corresponde a intereses capitalizados.

La deuda de los países más pobres aumentó 7,4 por ciento por año desde 1980, pero sus economías sólo crecieron 1,1 por ciento anual en el mismo lapso.

Los países más pobres destinan más de 30 por ciento de sus ingresos a pagar la deuda externa, y Honduras y Nicaragua gastan más de 60 por ciento.

"Gran parte de esa deuda no se puede cobrar y por tanto ya está perdida. Los acreedores se engañan a sí mismos y al público con sus declaraciones rimbombantes sobre cuánto habrá de costar la cancelación de la deuda", aseguró el profesor de la Universidad de Viena Kunibert Raffer.

Esta semana, el director gerente del FMI, Michel Camdessus, prometió un trato mejor y más rápido para los países más pobres, en respuesta a la campaña de Jubileo 2000, lo que equivale a reducir la deuda en 5.000 millones de dólares a través de la venta de oro del FMI.

Gran Bretaña también propuso utilizar fondos de la Unión Europea para reducir la deuda externa de los países pobres a través del Fondo de Desarrollo Europeo.

Pero Jubileo 2000 no cree que los paquetes de alivio de la deuda sean propuestas serias para eliminar la carga porque, cuando surgió la crisis financiera del sudeste asiático en 1997, el FMI dio prioridad a los intereses de los bancos extranjeros al otorgar 120.000 millones de dólares para ayudar a los acreedores en apuros.

Las ONG sostienen que siempre hay dinero disponible para proteger al sector privado de la inestabilidad de las fuerzas del mercado, pero que esa disponibilidad no existe cuando se trata de rescatar a los más débiles de la economía mundial.

En este mundo donde Bill Gates, el fundador de la compañía de computación Microsoft, tiene más dinero que el ingreso nacional anual de 30 países pobres en conjunto, la cancelación de la deuda es algo factible, aseguró Ann Pettifor, directora de Jubileo 2000. (FIN/IPS/tra-en/gm/js/aq/dv/99

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