Una carta enviada a un diario de la ciudad estadounidense de Miami planteó la cuestión: "¿Nueve días a la deriva en un bote que salió de Cuba, y a los refugiados varones que llegaron recientemente no les creció la barba?".
El autor de la carta, Thomas Fitzpatrick, de Hialeah, al sur del estado sudoriental estadounidense de Florida, reaccionó ante las noticias diarias sobre la llegada de refugiados cubanos en pequeños botes, quienes afirman que dejaron Cuba a bordo de esas embarcaciones y tardaron días en cruzar los estrechos de Florida.
En uno de esos casos, una mujer y su hijo parecían deshidratados al llegar y debieron ser hospitalizados. En todos los demás, hombres, mujeres y niños se veían saludables y nada afectados por los días de navegación bajo el sol estival. Muchos varones estaban limpiamente afeitados.
"Cuando paso de viernes a lunes sin rasurarme, mi esposa me dice que parezco un vagabundo. Por favor, díganme que hojas de afeitar usan…", ironizó Fitzpatrick.
Agentes de la Patrulla de Fronteras de Florida, que es el brazo ejecutivo del Servicio de Inmigración y Naturalización y la Guardia Costera estadounidenses, creen que tienen la respuesta a la pregunta de Fitzpatrick, y que esa respuesta no tiene que ver con afeitadoras. Piensan que los desembarcos son una representación.
A mediados de julio, nueve refugiados (ocho hombres y una mujer) se entregaron a la policía de Miami, afirmando que habían pasado días cruzando los estrechos de Florida en un bote de aluminio de siete metros de eslora con motor diesel.
Keith Roberts, un portavoz de la Patrulla, dijo que "no parecían haber estado a la intemperie".
Jim Orgeck, un agente supervisor de la Patrulla, especuló que más de 98 por ciento de los refugiados cubanos que llegaron a Florida en los últimos meses fueron llevados a Estados Unidos por traficantes de personas. Los funcionarios dijeron que, según sus investigaciones, el tráfico está adoptando nuevas formas.
A veces los cubanos realmente dejan la isla en pequeños botes, pero fuera de las aguas jurisdiccionales de Cuba se encuentran con lanchas rápidas provenientes de Florida, que los llevan cerca de la costa estadounidense.
Luego vuelven a embarcarse en sus botes, que son remolcados por las lanchas, o nadan hasta la playa.
El 21 de julio, una embarcación de 12 metros de eslora con casco de acero y motor diesel llegó a Fort Lauderdale, a unos 100 kilómetros al norte de Miami, con 20 refugiados cubanos (19 hombres y una mujer), quienes aseguraron que habían navegado cinco días con la ayuda de un mapa y una brújula.
Los agentes de la Patrulla notaron que el depósito de combustible de la embarcación todavía tenía abundante contenido, y pensaron que sus tripulantes habían sido remolcados durante un gran trecho del viaje por una nave más grande, tras abandonar Cuba en el bote en el cual llegaron a Florida.
El subjefe de la Patrulla, Dan Geohegan, señaló que los refugiados mostraban signos de deshidratación, pero observó que las barbas de los varones indicaban que habían estado en el mar durante un período menor que el que declaraban.
"Parecía que habían navegado durante un día y medio. Creo que recibieron asistencia de traficantes", comentó.
A veces los refugiados sólo viajan hacia una de las islas de Bahamas, donde son recogidos por las embarcaciones rápidas de los traficantes de Florida.
Los familiares residentes en Estados Unidos de los refugiados son quienes pagan a los traficantes en la mayoría de los casos. El precio de los traslados puede oscilar entre 4.000 y 20.000 dólares por persona, y la cifra varía según se trate de un varón, una mujer o un niño.
La capacitación laboral de los refugiados y sus perspectivas de remuneración en Estados Unidos tambien influyen en la tarifa de los traficantes, quienes cobran más a los médicos, científicos y otros profesionales calificados.
En algunos casos, los refugiados son mantenidos en un "lugar seguro" en Florida hasta que sus parientes llegan con el dinero. Entonces los traficantes los dejan ir, generalmente cerca de una playa donde se entregan a la policía, que a su vez los pone en manos de la Patrulla.
Luego pasan un breve período de detención en un centro del Servicio de Inmigración y Naturalización, son objeto de una investigación de rutina, piden asilo y, en el marco de la actual política de Washington en la materia, se les concede residencia permanente en Estados Unido en forma casi automática.
La Guardia Costera ha aumentado sus esfuerzos para interceptar a los refugiados en alta mar y llevarlos al enclave militar estadounidense de Guantánamo, en el extremo oriental de Cuba, desde donde la gran mayoría es devuelta a ese país, pero los desembarcos en la costa de Florida ocurren acasi a diario.
En las últimas dos semanas de enero llegaron 167 refugiados. Las autoridades estadounidenses y cubanas predijeron en mayo y junio que no habría un éxodo masivo de refugiados durante este verano (boreal), pero ha seguido aumentando la cantidad de los interceptados y la de quienes logran llegar a Florida.
En julio llegaron 318 refugiados, la cifra mensual más alta de este año y más del triple de los 90 que arrivaron en julio de 1998. En las dos primeras semanas de agosto llegaron 190.
Algunos de ellos fueron arrestados, pero portavoces de la Patrulla dijeron que es muy difícil probar sin lugar a duda que se está ante un caso de tráfico de personas, aun cuando se interceptan embarcaciones en alta mar.
Los refugiados no se muestran inclinados a cooperar con las investigaciones. En algunos casos llegan a admitir que recibieron ayuda de traficantes, pero los agentes piensan que sus relatos estaban preparados de antemano, porque sólo identifican a los traficantes por sus apodos.
El sábado la Patrulla detuvo a 19 cubanos (nueve mujeres, siete hombres y tres niños) que dijeron haber sido embarcados en Cuba y llevados a la costa de Miami, pero Geohegan piensa el grupo provenía de Bahamas.
Cuando los botes son interceptados en alta mar, los presuntos traficantes tienen una historia preparada, y algunas son más creíbles que otras.
A comienzos de agosto la Patrulla y la Guardia Costera, en un operativo conjunto, interceptaron una embarcación que trataba de desembarcar refugiados en el distrito de Broward, al norte de Miami.
Dos individuos hispanoparlantes que saltaron por la borda fueron apresados y afirmaron que eran refugiados cubanos, pero investigaciones posteriores comprobaron que residían en Florida.
En otro caso, los dos dueños residentes en Florida de una embarcación interceptada por la Guardia afirmaron que estaban pescando cuando divisaron a los refugiados en un bote a la deriva y los rescataron. Los refugiados corroboraron el relato, pero el bote en cual supuestamente dejaron Cuba no fue hallado.
La investigacion continúa pero seguramente quedará inconclusa. Es probable que los refugiados, únicos testigos potenciales contra los traficantes, sean devueltos a Cuba mucho antes de que comience el juicio. (FIN/IPS/tra-en/ps/cb/ego/mp pr ip/99)