Militantes afro-estadounidenses planean marchar el sábado por el barrio negro de Harlem, en esta ciudad, justo un año después de una manifestación similar que culminó en un choque con la policía y desató tensiones raciales.
El juez Denny Chin, del Tribunal del Segundo Distrito, en Manhattan, decidió el martes que las autoridades de Nueva York deben permitir que el líder nacionalista negro Jalid Abdul Muhammad y sus seguidores realicen la "Marcha del millón de jóvenes" en Harlem durante cuatro horas.
Por un lado, la resolución de Chin -que los abogados del municipio planean apelar- otorgó la victoria a los activistas de los derechos civiles, quienes temen que la resistencia del alcalde Rudolph Giuliani a permitir la marcha se deba a su desacuerdo con las opiniones extremistas de Muhammad.
Por otro lado, muchos líderes negros y blancos temen que Muhammad utilice la manifestación, igual que el año pasado, como plataforma para expresar consignas racistas contra los blancos, y en particular contra los judíos.
Numerosos políticos, entre ellos el representante de Harlem ante el Congreso, Charles Rangel, urgieron a los afro- estadounidenses a no participar de la marcha.
El concejal municipal William Perkins, de raza negra, denunció que fue amenazado y atacado por seguidores de Muhammad por expresar su discrepancia con la manifestación.
Michael Hess, el principal abogado del municipio, criticó la sentencia de Chin por considerar que "ninguna marcha que promueva el odio y la violencia debería ser autorizada".
Pero Roger Wareham, abogado de los organizadores de la marcha, replicó que éstos están dispuestos a cooperar con la policía para garantizar una manifestación pacífica, y resaltó su derecho a manifestar.
Expertos en derechos civiles estuvieron de acuerdo con este argumento y señalaron que aunque Muhammad y su organización, el Nuevo Partido de las Panteras Negras, expresen opiniones controversiales, la primera enmienda de la Constitución garantiza su derecho a expresarlas.
Bill Batson, subdirector de la Unión de Nueva York para las Libertades Civiles, opinó que tras la aprobación judicial de la marcha del año pasado, "este año no debió haber ningún cuestionamiento".
"La decisión judicial del año pasado dejó claro que la primera enmienda ampara el derecho de los organizadores a realizar la marcha", subrayó.
Sin embargo, el caos en que terminó la manifestación del año pasado y la actitud cada vez más racista de Muhammad pusieron en guardia a autoridades como Giuliani y Rangel, que raramente están de acuerdo sobre asuntos municipales.
Muhammad, quien fue expulsado de la organización radical Nación del Islam por su extremismo, ataca regularmente a los judíos, católicos y homosexuales en sus discursos.
El líder de Nación del Islam, Louis Farrakhan, lo expulsó luego de un discurso en 1993 en que se refirió a los judíos como "chupasangres".
"Muerte a todos los opresores, negros, blancos o chinos, o cualquiera que no se atreva a conducirnos al nuevo milenio de la manera que precisamos. ¡Muerte a todos ellos!", vociferó Muhammad en el discurso del año pasado.
Esto fue usado como argumento por las autoridades de Nueva York contra la realización de la marcha este año.
Pero Malik Zulu Shabazz, portavoz nacional de la "Marcha del millón de jóvenes", arguyó que Giuliani y la policía intentaron difundir información falsa sobre la manifestación de 1998 para presentarla como más violenta de lo que fue.
La policía declaró el año pasado que no podría ofrecer seguridad para los cientos de miles de personas que participarían en la marcha, pero finalmente la manifestación sólo tuvo 6.000 participantes, en una paradoja para un evento denominado "Marcha del millón de jóvenes".
Shabazz agregó que la manifestación de hace un año transcurrió pacíficamente hasta que las autoridades utilizaron exceso de fuerza para ponerle fin rápidamente a las 4 p.m., hora en que estaba programada su finalización. (FIN/IPS/tra-en/km-fah/mk/mlm/hd/99