Las mujeres pobres tienen más acceso que antes a los mecanismos de ahorro y de crédito, según una investigación que abarcó a 925 organizaciones de microcrédito que prestan sus servicios a 22 millones de clientes en el mundo.
El estudio divulgado este viernes por la Campaña de la Cumbre del Microcrédito, con sede en Washington, reveló que más de 12,5 millones de los clientes proceden de las franjas más pobres de cada país.
La campaña tiene como objetivo cumplir las metas de la Cumbre del Microcrédito celebrada en Washington en febrero de 1997. Entonces, 2.900 representantes de 1.500 instituciones de todo el planeta se propusieron que 100 millones de familias, con especial énfasis en las mujeres, tuvieran créditos en el 2005.
El estudio también descubrió que 75 por ciento de los clientes más pobres de los 40 mayores programas de microcrédito son mujeres.
El número de clientes pertenecientes a los sectores más pobres de la sociedad aumentó sensiblemente en el último año, según la Campaña. Una investigación similar el año pasado halló que sólo había 8,1 millones de clientes de los estratos más pobres.
Funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas celebraron el mayor número de programas de microcrédito especialmente pensados para mujeres pobres durante la presentación del informe 1999 de la Campaña, realizada este viernes en la sede del foro mundial en Nueva York.
"Nuestra meta debería ser siempre mejorar la situación económica de las mujeres, como manera de mejorar su posición socioeconómica", declaró Noeleen Heyzer, directora del Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo de la Mujer (Unifem).
"Hemos notado que cuando las mujeres consiguen la independencia económica, también mejora la salud, la alimentación y la educación de otros miembros del hogar, sobre todo de los hijos", explicó Heyzer.
"Las mujeres son más confiables en cuanto al pago de los préstamos, y destinan buena parte de sus ganancias al bienestar de sus hijos. Cuando la meta es erradicar la pobreza, hay que centrarse en la mujer", agregó el director de la Campaña, Sam Daley Harris.
Los 12,5 millones de clientes más pobres registrados en el informe no incluyen a todos aquellos que ya cuentan con programas de microcréditos. Hay 600 instituciones comprometidas con el consejo de la Campaña que no presentaron sus datos para el informe de este año.
Sin embargo, muchas de las organizaciones que contribuyeron con el estudio se mostraron interesadas en brindar créditos a las mujeres de los sectores más pobres de su sociedad.
El Banco Grameen de Bangladesh, uno de los pioneros del microcrédito, declaró que brinda sus servicios a 2,4 millones de clientes de los sectores pobres, de los cuales 2,28 millones, o 95 por ciento, son mujeres.
Por otra parte, 90 por ciento de los 126.000 clientes más pobres de la Asociación de Mujeres de Nigeria son mujeres, al igual que 65 por ciento de los 400.000 clientes pobres de la Unión Crediticia de la Confederación del Caribe.
Dos tercios de los 1.500 millones de personas que viven con menos de un dólar por día son mujeres.
Algunos estudios mostraron que el mero hecho de otorgar créditos a las mujeres pobres no alcanza para que puedan tener control sobre su vida, menos aún cuando los hombres de esas familias intentan administrar el préstamo.
Un estudio realizado en 1996 sobre cuatro programas de microcrédito en Bangladesh, publicado en la revista "World Development", reveló que 39 por ciento de las mujeres que habían recibido créditos decían tener poco o ningún control sobre los mismos.
Helen Todd, editora de Cashpor, una red de organizaciones que se propone copiar la experiencia del Banco Grameen, explicó que de las 40 mujeres que obtuvieron créditos de esa institución, 10 admitieron tener escaso o ningún control sobre el dinero.
"Sólo tomaban el dinero y se lo entregaban a su esposo, a un hijo, un suegro o cualquier otro hombre que hubiera en el hogar, y a veces incluso a un hombre fuera de la familia, lo cual se convertía en una situación de mayor explotación todavía", declaró Todd a la Campaña.
Los bancos deberían ayudar a las mujeres "con estructuras de operación más sencillas, que ellas fueran capaces de entender y utilizar, como las del Banco Grameen", a fin de evitar la mala utilización de los microcréditos, recomendó. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/ceb/aq/dv/99