El inminente paso del segundo al tercer milenio figurará probablemente como uno de los momentos más opacos en los anales de la economía mundial, signado por la recesión, según un informe de la UNCTAD.
Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) pronosticó que si se verifican determinadas hipótesis habrá decrecimiento de la economía mundial en 1999 y en el año 2000.
En esas condiciones, la producción mundial podría contraerse en medio punto porcentual durante cada uno de esos dos años.
Una de las razones del pesimismo es que en los mercados internacionales "todavía están presentes las fuerzas del sistema responsables de los recientes torbellinos', advirtió la agencia de la Organización de las Naciones Unidas en su Informe sobre Comercio y Desarrollo de 1999.
La domesticación de los tigres asiáticos desde 1997 ha revelado que incluso las más fuertes economías en desarrollo son vulnerables ante las fuerzas desatadas por la mundialización, ejemplificó la UNCTAD.
El brasileño Rubens Ricupero, secretario general de la UNCTAD, remarcó durante la presentación del informe que "el Siglo XX se cierra con un tono de crisis y un sentido creciente de malestar respecto del asesoramiento político ofrecido durante la década pasada".
Uno de los elementos de inestabilidad potencial que la UNCTAD identificó en la economía mundial es la dependencia de muchos países en desarrollo del capital extranjero volátil.
Uno de los motivos de preocupación fue, precisamente, la rapidez con que se han reanudado los flujos de capital, ya que la estabilización de las condiciones en muchos mercados emergentes no significa que hayan desaparecido los problemas estructurales subyacentes.
Rusia tiene pendiente la reestructuración de sus finanzas públicas, mientras América Latina tarda en lograr que el equilibrio externo y fiscal se combine un crecimiento aceptable del ingreso por habitante.
Incluso en Asia son muy inciertos el ritmo y la firmeza de la actual recuperación. En algunos países de la región, y en particular en China, pueden surgir problemas en relación con el mantenimiento de la actual tasa de cambio.
La UNCTAD estimó que la vulnerabilidad de esos países ante la inestabilidad financiera aumenta las incertidumbres propias de cualquier evaluación de las perspectivas económicas mundiales.
A eso se suman importantes interrogantes referidos a la capacidad de Estados Unidos para llevar a cabo un ajuste económico ordenado, que permita alcanzar una tasa de crecimiento más sostenida, y a la posibilidad de que la Unión Europea logre una recuperación estable.
El ritmo de la reestructuración que realiza Japón y sus efectos en la economía constituyen elementos adicionales de preocupación.
La UNCTAD observó que algunos de los riesgos de contracción de la economía que se presentaban a comienzos de 1999 pueden haberse reducido en la actualidad, pero que no han desparecido, y que han surgido otras amenazas, como las tasas de interes más altas en Estados Unidos.
Los mayores peligros de contracción para la economía mundial provienen de la combinación, en Estados Unidos, de una corrección brusca de los precios de las acciones, una declinación del dólar desencadenada por la acumulación de déficit comercial, y una reducción del gasto en consumo destinada a aliviar el endeudamiento de los ciudadanos.
El informe citó una simulación efectuada por técnicos del Banco Mundial, que asoció la inestabilidad en los mercados financieros de Estados Unidos con el empeoramiento de las condiciones económicas y financieras en todo el mundo, incluyendo los mercados emergentes.
Esa simulación indicó que la economía mundial podría acercarse al borde de la recesión.
En cuanto a los países en desarrollo, la UNCTAD observó que una nueva fuente de inestabilidad económica mundial puede provenir del debilitamiento económico de China, debido en parte a sus problemas estructurales pero también a sacudones externos, relacionados con las recientes manifestaciones de crisis en los mercados emergentes.
Otra reducción del crecimiento, acompañada de una repentina declinación del flujo de capitales, podría causar una devaluación del yuan, la moneda china, advirtió la UNCTAD.
Una devaluación en China apenas trastornaría por sí misma la economía mundial, pero las consecuencias internacionales de esa medida podrían amplificarse si otros países de la región devalúan también sus monedas para no perder competitividad, y por la reacción adversa de los mercados financieros internacionales.
Un cuadro de la situación a mediados de 1999 sugiere que la actividad económica se mueve en diferentes direcciones en las distintas regiones del mundo.
La UNCTAD estimó, sin embargo, que la resultante de las fuerzas expansionistas y deflacionistas probablemente hará que el comportamiento global de la economía sea muy similar al de 1998.
En Estados Unidos y la Unión Europea se espera que el crecimiento de este año sea inferior al de 1998. En cuanto a Japón, se aguarda una mejora de la situación económica, pero aún no se avizora una recuperación.
En resumen, se prevé que este año el crecimiento del conjunto de los países industrializados será algo inferior que en 1998.
Entre los países en desarrollo pueden registrarse comportamientos dispares. Las perspectivas de América Latina son de contracción, y es probable que el crecimiento de Asia este año sea superior que el de 1998.
No se consideró probable que el conjunto de los países en desarrollo registren un promedio de crecimiento económico significativo en relación con el año pasado. (FIN/IPS/pc/mp/if/99