Críticas de sacerdotes de la región oriental de Cuba a la jerarquía eclesiástica por su supuesta falta de firmeza ante el gobierno parecen contradecir la imagen de una Iglesia Católica unida frente a la realidad social y política del país.
La filtración de un documento de sacerdotes de cuatro diócesis, un hecho calificado por algunos observadores de "pequeño terremoto", habría causado inquietud en la cúpula eclesiástica, debido a que evidencia fisuras en el frente interno.
La unidad fue crucial para la Iglesia Católica de Cuba desde el triunfo de la revolución socialista, hace 40 años, aunque los especialistas en la materia puntualizan que eso no significa necesariamente unanimidad de criterios respecto de la vida social, política y económica del país.
El documento divulgado destaca que la "unidad ha sido condición indispensable de supervivencia", aunque acota que ésta "debe enriquecerse con nuevas formas de diversidad" y hacerse "más dinámica".
"Por las versiones que conozco, ese escrito subraya diferencias de matices en la posición de la Iglesia, incluso de intereses", aventuró un investigador que prefirió no ser identificado, en espera de mayores datos para el análisis.
El material, un "documento de trabajo", fue elaborado en julio en el Santuario Nacional de El Cobre, de Santiago de Cuba, 967 kilómetros al este de La Habana, por sacerdotes de las cuatro diócesis orientales de la isla.
Pero su contenido sólo trascendió el 22 de este mes, en la versión del Nuevo Herald, un diario del estado de Florida, principal asentamiento de la comunidad cubana exiliada en Estados Unidos.
El texto, entregado al Nuevo Herald por un sacerdote que pidió reserva de identidad, contiene duras críticas al gobierno de Fidel Castro, al que califica de "totalitario".
Pero también considera que la Iglesia de Cuba se ha quedado "con los brazos cruzados" ante la situación de "indefensión" de una población de 11 millones de habitantes.
El documento de trabajo indica que la jerarquía católica no ha dado "un apoyo firme" a una disidencia que es "eminentemente" pacífica y, además, no utlizó los espacios abiertos por el papa Juan Pablo II en su visita de enero de 1998 para no "arriesgar" ese progreso.
También exhorta a analizar el "grave problema del paternalismo que se manifiesta en las relaciones" de los obispos con los sacerdotes y de éstos con sus feligreses, causado por "el miedo a que (los religiosos y los fieles) lleguen demasiado lejos".
En sus párrafos finales, el documento considera "cuando menos preocupante" el silencio de la Iglesia "ante las nuevas leyes represivas" y frente a "la suerte corrida por los cuatro disidentes que redactaron La Patria es de Todos".
El parlamento cubano aprobó en febrero reformas al Código Penal y una ley que permite sancionar a quien sea considerado colaborador del bloqueo que Estados Unidos aplica a este país.
Así mismo, principios de marzo los tribunales condenaron por sedición a los disidentes Vladimiro Roca, Félix Bonne, René González y Beatriz Roque. La sentencia más dura fue a cinco años de cárcel, y la menor, a dos años y medio.
El arzobispo de Santiago de Cuba, Pedro Meurice, aclaró que el documento del clero de la región oriental no tiene carácter oficial ni fue concebido para ser publicado, sino "para motivar las pláticas y trabajos por grupos" de la reunión sacerdotal de julio.
"El referido material de trabajo sirvió para las discusiones, generando opiniones diversas", dijo Meurice, cuya homilía durante la misa oficiada por el Papa en Santiago de Cuba incluyó opiniones sobre la situación socio-política del país que contrastaron con el tono moderado de los demás obispos.
A la reunión mantenida en el extremo oriental del país fueron invitados además un sacerdote de La Habana y otro de Santa Clara, 300 kilómetros de la capital, explicó Meurice.
Fuentes del laicado católico recordaron que algunos sacerdotes de base de ciudades orientales del país también han efectuado críticas al gobierno de Castro presuntamente sin contar con el aval de sus superiores.
"La jerarquía católica parece no gustar de tales gestos de independencia", pero también podría tratarse de "una estrategia" deliberada, consistente en "admitir esos espacios para presionar indirectamente", opinó un investigador de temas socio-religiosos consultado por IPS.
Meurice admitió en su nota, que fue distribuida por la oficina de prensa de la Conferencia de Obispos Católicos a los periodistas extranjeros acreditados, la autenticidad del documento divulgado por el Nuevo Herald.
Pero aclaró que "en ningún momento" ese texto fue sometido a la aprobación de los sacerdotes congregados en julio en el Santuario Nacional de El Cobre "ni era esa la naturaleza del encuentro".
El obispo evitó referirse al contenido del documento, en el que se responsabiliza a la Iglesia de actuar con pasividad ante un régimen que "ha copado todos los aspectos de la vida".
"El diálogo dentro y fuera de ella continúa siendo la opción de la Iglesia para afrontar todo cuanto afecte la vida nacional. El diálogo sincero, respetuoso y fructífero es aspiración de la Iglesia en sus relaciones con el Estado cubano", dijo Meurice en su breve nota aclaratoria.
Copias del texto de 13 páginas dado a la publicidad poco después de conocerse un informe anual del gobierno estadounidense que observa limitaciones a la libertad religiosa en Cuba comenzaron a circular el fin de semana en medios diplomáticos y de la prensa extranjera acreditada.
En esos círculos se consideró que las críticas al gobierno y a la situación de la isla contenidas en el documento son quizás las más fuertes expresadas por sacerdotes en mucho tiempo. (FIN/IPS/pg/ff/cr/99