La airada reacción del gobierno de Cuba contra lo que definió como un complot contra prestigiosos atletas del país muestra un trasfondo de fuertes contradicciones entre el deporte profesional y amateur a nivel internacional.
En una esperada comparecencia televisiva, el presidente Fidel Castro rechazó el jueves en la noche las acusaciones de dopaje contra el campeón de salto alto Javier Sotomayor y los pesistas William Vargas y Rolando Delgado, ganadores de medallas de oro en los Juegos Panamericanos de Winnipeg, celebrados en agosto.
Castro reveló que cuatro días después de haberse dado a conocer en Winnipeg la presencia de metabolitos de nandrolona en la orina de Vargas y Delgado se realizaron pruebas antidoping a los pesistas en tres prestigiosos laboratorios europeos y todos los casos dieron resultados negativos.
Estas pruebas fueron analizadas en laboratorios de Lisboa, Madrid y Barcelona, y se cuenta con toda la documentación oficial necesaria, reveló el líder cubano.
La nandrolona es un esteroide que permanece hasta seis meses en el organismo, señaló el médico Mario Granda, director del Instituto cubano de Medicina Deportiva, quien defendió con argumentos científicos y técnicos la inocencia de los pesistas y el riguroso control de la preparación deportiva.
"La nandrolona no existió nunca en el organismo de los atletas, ellos no la necesitan", afirmó Granda, quien opinó que también hubo graves deficiencias e irregularidades en el procedimiento técnico seguido en el caso de Sotomayor.
El atleta poseedor de la marca mundial en salto alto fue despojado de su medalla de oro en Winnipeg, tras conocerse que el control antidoping a que fue sometido reveló rastros de cocaína.
Castro dejó entrever la posibilidad de formular una denuncia por irregularidades y malos manejos en los Juegos Panamericanos que podría ser planteada ante la IX Cumbre Iberoamericana que se celebrará en noviembre próximo en La Habana.
El líder cubano hizo una firme defensa de Sotomayor, quien tiene pendiente una sanción de la Federación Internacional de Atletismo que lo podría dejar fuera de los Juegos Olímpicos del año 2000, que tendrán lugar en Sydney, Australia.
En ese sentido, recordó que se difundió apresuradamente el presunto dopaje del atleta sin tener en cuenta su historia y honor, su vida deportiva, hábitos y normas de comportamiento, y las consecuencias de la sustancia anunciada.
Nadie puso en duda entonces la transparencia del control antidoping, en cambio, en cuestión de horas se hizo un juicio implacable e inapelable sobre la vida y el futuro de un atleta como Sotomayor, señaló.
Luego de recordar que la volátil presencia de la cocaína hacía imposible acudir a métodos científicos para demostrar el fraude, Castro cuestionó la credibilidad del "desordenado e indiscreto" laboratorio de Canadá.
Así mismo, puso en duda la confiabilidad de la comisión organizadora de los Juegos Panamericanos, que no fue capaz de garantizar el respeto y la seguridad física de la delegación cubana y de la Comisión Médica Panamericana que ultrajó a sus miembros a través de la prensa.
En ese sentido, fustigó también a los medios occidentales de prensa que arremetieron contra Sotomayor sin tener en cuenta el ambiente de hostilidad sin precedentes que vivió la representación deportiva cubana en Winnipeg.
"El despojo a Sotomayor estuvo acompañado de una imputación destructiva e infamante", dijo Castro.
"Se le acusaba ante el mundo de ser un drogadicto, sin tener para nada en cuenta que más de cien pruebas antidoping, muchas de ellas sorpresivas, sin que se le encontrara jamás un sólo rastro de droga o anabólico, avalan su limpia e intachable vida deportiva", añadió.
Cuba obtuvo en los Juegos Panamericanos de Winnipeg 69 medallas de oro, 40 de plata y 156 de bronce, obteniendo el segundo lugar después de Estados Unidos.
"Si lo desean les devolvemos todas (las medallas) las que ganamos en tan dura lid y con tantos factores adversos", pero "ni aún así podrían arrebatarnos el título de campeones mundiales de la defensa del deporte sano", afirmó Castro.
La comparecencia televisiva, que prevé una segunda parte en la noche de este viernes, se produjo dos días antes que una Comisión Médica de la Organización Deportiva Panamericana se reúna en Guatemala para analizar el caso del pesista Modesto Sánchez, también bajo sospecha de dopaje.
De confirmarme un tercer caso de uso de anabólicos, todo el equipo cubano de halterofilia quedará fuera de las próximas competencias deportivas a nivel internacional.
A principios de agosto, Castro había afirmado que nunca se vio "tanta suciedad en una competencia panamericana" y responsabilizó de ello principalmente a Estados Unidos y Canadá.
"Quieren eliminar el fantasma de Cuba. Tienen miedo a nuestros equipos. Así se premia el esfuerzo de un pequeño país que tuvo la gloria de derrotar a Estados Unidos en una competencia panamericana, algo que nunca antes logró otra nación de este hemisferio", afirmó.
El presidente cubano es un tenaz defensor del amauterismo en el movimiento deportivo y no pierde ocasión para fustigar en duros términos a Estados Unidos y otros países que "compran" en todo el mundo deportistas, científicos o artistas.
"La primera competencia es contra los bandidos que se dedican a la tarea, más política que deportiva, de tratar de comprar atletas cubanos", dijo Castro el 4 de mayo pasado, al recibir a la escuadra cubana de béisbol que acababa de vencer en su terreno al equipo estadounidense Orioles de Baltimore.
En su opinión, después de ese partido, ya no se podrá despreciar ni subestimar a los atletas aficionados, pues se trató de una competencia entre el profesionalismo y el "concepto del deporte como derecho del pueblo". (FIN/IPS/pg/ag/ip-cr/99