Los países en desarrollo cambiaron su actitud hacia las compañías trasnacionales y ahora las buscan como socias para el crecimiento económico, según el Informe de Inversiones Mundiales 1999 divulgado hoy por UNCTAD.
"Hace 20 años muchos gobiernos veían a las trasnacionales como parte del problema de desarrollo. Hoy las consideran parte de la solución", dijo Karl Sauvant, líder del equipo de UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) que produjo el informe.
El documento, titulado "La inversión extranjera directa y el desafío del desarrollo", evalúa las tendencias de inversión en el planeta.
La mayoría de los países en desarrollo considera que las grandes compañías pueden aumentar su ingreso de capital, fortalecer la infraestructura tecnológica, impulsar las exportaciones y aumentar los niveles y la calidad del empleo.
Para estos países, la inversión extranjera directa es la mayor fuente individual de financiación externa, mucho mayor que los ingresos por concepto de asistencia oficial y los préstamos netos de los bancos internacionales combinados.
La inversión extranjera directa implica el control directivo de una compañía residente en una economía por una empresa residente en otra. Se establece una relación a largo plazo que refleja el interés duradero del inversor en la firma extranjera.
"La inversión extranjera directa en los países en desarrollo se duplicó en la década de los años 90, pasando de 28 por ciento en 1991 a 56 por ciento en 1998", según el Informe de Inversiones Mundiales de este año.
El resultado es que los países procuran incentivar las inversiones extranjeras y eliminar los impuestos a las mismas.
Las políticas para atraer la inversión extranjera y maximizar los beneficios de desarrollo que ésta puede traer adquirieron mayor relevancia, aunque las trasnacionales pueden excluir a los competidores internos y perjudicar a las empresas locales.
De los 166.000 millones de dólares de inversión extranjera directa que recibieron los países en desarrollo el año pasado 85.000 millones se invirtieron en Asia, 68.000 millones en América Latina y el Caribe, y 7.700 millones en Africa.
La cifra para América Latina y el Caribe representó un aumento de cinco por ciento respecto de los años anteriores.
Brasil, que constituye la mayor economía de la región, experimentó un aumento de 10.000 millones de dólares en el ingreso de capital, que ahora suma 28.700 millones de dólares, según el informe.
El flujo de inversiones extranjeras directas a México fue menor que en 1997, pero de todos modos superó a los de 1995 y 1996.
El informe sugiere que este país seguirá recibiendo la inversión de trasnacionales estadounidenses como consecuencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Aunque recibió muchas inversiones, México también atrajo los males vinculados con el traslado de procesos de producción contaminantes desde las economías avanzadas a países con leyes ambientales y sociales menos severas.
"El problema es controlar a estas inmensas corporaciones trasnacionales. El gobierno dice tener la capacidad para hacerlo", dijo Gabriel Araujo, de la Universidad Autónoma Metropolitana.
"Los instrumentos legales están ahí pero hay mucha impunidad y corrupción que resultan en el control selectivo. Por ejemplo, los inspectores que deberían supervisar los niveles de contaminación no tienen mucha preparación", agregó.
El informe de este año señaló que algunos países como Corea del Sur pudieron crear su propia capacidad tecnológica interna a pesar de la disminución del ingreso de la inversión extranjera.
UNCTAD destacó que las trasnacionales impulsan rápidamente sus actividades en el extranjero a través de una variedad de contratos de administración y franquicias y la incorporación de redes tecnológicas con empresas asociadas.
Las corporaciones de Estados Unidos y Europa, que predominan en las listas de las 100 trasnacionales más grandes del mundo, son los principales inversores en el extranjero.
Sólo el año pasado el total de bienes de las filiales extranjeras de las trasnacionales aumentaron 17,5 por ciento y alcanzaron 11,4 billones de dólares, cifra que equivale a unas tres veces el producto interno bruto de Japón, la segunda economía más grande del mundo.
En 1997 estos bienes habían aumentado sólo cuatro por ciento.
Asia continúa siendo el principal destino de la inversión extranjera directa en el mundo en desarrollo.
China, uno de los cinco países receptores más grandes que reciben más de la mitad de la inversión extranjera en el Sur en desarrollo, recibió 45.000 millones de dólares el año pasado.
Lo que los países en desarrollo deben hacer para salvaguardar sus intereses es invertir en educación, promover la capacitación de la fuerza de trabajo y mantener la competencia entre empresas locales e internacionales, recomienda UNCTAD.
"El desafío para las trasnacionales, los gobiernos de los países en desarrollo y la comunidad internacional es alentar la transferencia a la industria local de prácticas de dirección y de tecnología limpia que respeten el ambiente", señaló el informe.
En Africa, el ingreso de las inversiones extranjeras directas en 1998 cayó casi 12 por ciento a 8.300 millones de dólares, en comparación con 9.400 millones de dólares el año anterior.
Esto se debió principalmente a la disminución de las inversiones en Sudáfrica, la mayor economía subsahariana, que enlenteció su programa de privatizaciones.
UNCTAD dijo que la tendencia subyacente para el continente continúa siendo buena.
El flujo de inversiones hacia otros países africanos además de Sudáfrica aumentó por cuarto año consecutivo, llegando a un nivel sin precedentes de casi 8.000 millones de dólares.
"Lo que surge notablemente de los datos es el aumento sostenido de la inversión extranjera directa en Africa desde 1993. El promedio de 7.020 millones de dólares en los últimos cinco años es 250 por ciento mayor que los 2.850 millones de dólares registrados en el período 1990-1993", señaló UNCTAD. (FIN/IPS/tra- en/gm/cr/at/aq/if/99