Redes con más de cuatro décadas en servicio, roturas y cortes de energía eléctrica conspiran seriamente contra la estabilidad del suministro de agua potable en la capital de Cuba.
Las autoridades admiten que de los 4.000 kilómetros de redes con que cuenta la ciudad, 1.800 se encuentran en mal estado.
El 85 por ciento de las tuberías tiene más de 45 años y el 50 por ciento ya cumplió 70, lo que unido a los desagües domicilarios ocasionan la pérdida del 50 por ciento del agua que se bombea a La Habana.
A los problemas ocasionados por el mal estado técnico de las redes se suma el déficit que se produce en las 41 fuentes de abasto de agua potable en tiempos de sequía, según los expertos.
En algunas zonas de la ciudad resulta habitual ver a personas cargando el líquido en todo tipo de recipientes.
"A mi casa entra el agua un día si y un día no y uno tiene que ajustar su vida a ese horario", comentó Alina Díaz, una empleada en una tienda de ropa de 36 años que vive en el barrio de Poey, en el oeste de La Habana.
Estas circunstancias complican la vida cotidiana, porque "hay que estar pendiente de llenar todos los depósitos y aun así, la limpieza y el lavado se acumula para los fines de semana", añadió.
Esta situación se repite, con ligeras variantes, en muchos barrios de la capital cubana, con una población de más de dos millones de habitantes.
"Vivo en el Vedado, en el centro de La Habana, y las dificultades con el agua me ocasionan hasta insomnio", afirmó Claudia Rojas, cuyo edificio debe ser surtido por camiones cisternas mientras se repara la red de suministro.
A pocos metros de allí le fue suspendido el servicio a una familia que tuvo durante varias semanas una rotura que provocaba pérdida del líquido, ante la mirada impotente de los vecinos.
El precio de los herrajes para las reparaciones son considerados por muchos cubanos como un obstáculo para reparar las roturas internas, que junto con las de las redes urbanas y las pérdidas del sector estatal ocasionan la fuga del 53 por ciento del agua que se bombea.
La estatal Dirección Provincial de Acueducto y Alcantarillado informó que desde 1997 se suprimen anualmente más de 50.000 desagües, aunque el "deterioro es tal, que no pocas veces se arregla en un lugar y se rompe por otro".
"Así se escapa buena parte del 1,4 millones de metros cúbicos de agua que se suministran diariamente", añadieron las autoridades.
Entre 1990 y 1998, el bombeo aumentó de 408 millones a 529 millones de metros cúbicos anuales, señala un especialista de la empresa estatal.
Entre las medidas adoptadas por las autoridades locales para evitar el derroche están las multas para quienes mantengan abiertos indebidamente grifos, utilicen equipos de bombeo para extraer desde las tuberías maestras o rieguen desde ellas sin autorización.
Durante años las reparaciones se postergaron por su alto costo, sin embargo la gravedad de la situación obligó a las autoridades a buscar fórmulas para mejorar el suministro de agua a todo el país.
La solución requiere inversiones millonarias que permitirían mejorar la distribución pero no ampliar el suministro, según el presidente del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, José Luis Aspiolea.
Los primeros beneficiados son los tres municipios del oeste de La Habana -La Lisa, Marianao y Playa-, donde ya se ven los resultados de la Empresa Aguas del Oeste, que comenzó a trabajar en 1997 administrada por un grupo español, con un crédito de 10 millones de dólares.
Aspiolea informó que próximamente comenzará también a operar una empresa mixta que abarcará el sector céntrico de la ciudad, que contará con un financiamiento de 20 millones de dólares.
Ramón Rodríguez, director del acueducto habanero, declaró a una radioemisora local que "la creación de esta empresa, con mayor financiamiento, daría posibilidades de solucionar gradualmente los graves problemas que tiene la ciudad"
En estos últimos años de crisis económica se realizaron importantes inversiones en las fuentes de abasto. "Sólo tres de las 54 (fuentes) existentes requirieron una inversión de 1,2 millones de dólares para la adquisición de equipos de bombeo", añadió.
Fuentes oficiales aseguran que el 98 por ciento de la población de La Habana recibe el agua por tuberías, aunque las fugas ocasionan que el suministro sea discontinuo, por horarios y zonas, mediante la operación de válvulas y las redes reciben en pocas horas el caudal que debía circular durante todo el día.
Esto somete a los conductos a un régimen de circulación para el que no fueron diseñados y contribuye también a su deterioro, señalaron expertos.
En las últimas cuatro décadas se duplicó el suministro de agua potable a la población de Cuba, que creció de casi 6,6 millones de habitantes en 1955 a más de 11 millones en la actualidad. (IPS/FIN/pg/ag/dv/99