La Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de México dejó atrás todo problema para organizar la entrega de los premios Ariel a lo mejor de una producción nacional que, aunque escasa, aún tiene destaque.
La Academia entregó la noche del lunes las 23 estatuillas del Ariel, premio instituido en 1946, año en que el cine mexicano vivía su llamada época de oro.
A diferencia del año anterior, cuando la ceremonia estuvo a punto de suspenderse por falta de dinero, protestas, mala organización y quejas por la escasa producción de cine, los reflectores de los medios de comunicación y la asistencia de cineastas y artistas volvieron ahora a iluminar la premiación.
La película triunfadora, con nueve premios, entre ellos a mejor director, actriz, fotografía y escenografía, fue "Un embrujo", del cineasta Carlos Carrera, filme ambientada en los años 20 y que cuenta la historia de un niño de una familia pobre, a quien su maestra de escuela considera un futuro semental.
Otras películas premiadas con varios Ariel fueron "Bajo California, el límite del tiempo", "Fibra óptica" y "La otra conquista".
"El evangelio de las maravillas", del conocido director Arturo Ripstein, que había tenido fuerte difusión y a la que la crítica daba posibilidades, recibió un sólo premio a la mejor actuación secundaria femenina.
"El cine mexicano es hoy escaso, pero en general lo poco que se hace es de buena factura", dijo la actriz Blanca Guerra, quien, al recibir el premio a mejor actuación por "Un Embrujo", exhortó a los realizadores a dejar de lado los reclamos y concentrarse en su trabajo.
La mayoría de películas premiadas en México ya fueron estrenadas antes en festivales extranjeros, donde casi todas obtuvieron reconocimientos.
El realizador, Jorge Fons, organizador la ceremonia de la entrega de Arieles, explicó que este año se puso mayor interés en la premiación, pues el acto pasó a ser considerado una forma de promover la difusión de las películas en los cines nacionales.
"El Ariel siempre tuvo importancia y lo que queremos es preservarlo y rescatarlo en esta época en la que nuestra producción no es tan rica y numerosa como quisiéramos", señaló Fons.
"No podemos dejar que decaiga el ánimo y debemos actuar como si viviéramos el mejor momento de nuestra historia", añadió.
El año pasado, en la entrega de los Ariel, primaron las quejas de los realizadores por la falta de apoyo al cine nacional y la escasa producción, lo que junto al desinterés de los artistas y directores opacó la otrora brillante y llamativa ceremonia.
Para algunos productores mexicanos, la agresiva competencia del cine estadounidense, al que se le abren con facilidad las salas de cine, y la falta de financiamiento para producir películas, mantienen a la industria cinematográfica al borde del colapso.
Diversos estudios indican que 95 por ciento del tiempo que se vende en las pantallas de cine está copado por producciones de Estados Unidos. El resto se disputan el cine nacional y del otros países.
Los realizadores añoran los años 40 y 50, cuando México producía decenas de películas al año y las exportaba a gran parte del mundo.
No deberían añorar demasiado la época de oro, pues mucho de lo que en ese tiempo se hizo era "auténtica basura", advirtió el crítico de cine, Gustavo García.
El año pasado, y luego de una larga batalla de los realizadores, el Congreso legislativo aprobó una ley que crea un fondo especial para el desarrollo del cine en el que participan el Estado, los productores y el sector privado.
Además, la norma exhorta a los dueños de las salas de cine a difundir las películas mexicanas. En una versión anterior de la ley se obligaba a los distribuidores a comprar cine nacional. Sin embargo, su resistencia a la norma obligó a modificarla.
En México hay libre competencia. El cine es una industria y no puede obligarse a apoyar ciertos productos, fue el argumento de los dueños de las salas.
En los tres últimos años, películas mexicanas como "Sin remitente", "El callejón de los milagros", "Por si no te vuelvo a ver" y "Sexo, pudor y lágrimas" tuvieron un importante éxito de taquilla en este país.
El cine puede venderse y desarrollarse bien en México, siempre que sea de calidad y atractivo, señaló Carrera, director de "Sin remitente" y "Un embrujo", películas multipremiadas por la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas. (FIN/IPS/dc/mj/cr/99