Chile tendrá en 1999 su inflación más baja de los últimos 60 años, de un rango menor a tres por ciento, según indican incluso los escenarios más pesimistas de la evolución de los precios en los próximos meses.
De acuerdo con las estimaciones de diversos analistas, el índice de precios al consumidor (IPC) se cerrará este año con un incremento entre 2,3 y 2,7 por ciento en relación a 1998, señaló este miércoles el diario económico Estrategia.
La tasa en torno de 2,5 por ciento está muy por debajo de la meta inflacionaria de 4,3 por ciento fijada por el Banco Central y será la menor en la historia estadística del país, desde el IPC de 2,2 por ciento consignado en 1938.
En este resultado influirán varios factores, pero el fundamental es el impacto de la crisis internacional, que mantiene desde octubre de 1998 a la economía chilena en una recesión de la cual sólo ahora comienza a salir con lentitud.
Entre enero y julio, el producto interno bruto (PIB) cayó 3,2 por ciento, en tanto el IPC acumuló hasta agosto un incremento de sólo 1,3 por ciento, mientras la inflación anualizada a ese mes se situó en 3,2 por ciento.
Las señales del mercado financiero indican que en septiembre la inflación será de 0,3 por ciento, mientras que para octubre y noviembre se prevén aumentos del IPC de entre 0,1 y 0,3 por ciento, con posibles aumentos a 0,5 por ciento en diciembre.
En 1998 Chile tuvo una inflación de 4,7 por ciento, con los mayores incrementos mensuales del IPC en octubre, de 0,8 por ciento, y en septiembre y diciembre, meses en que los precios repuntaron 0,5 por ciento.
Para agosto se anticipa una nueva caída del PIB, pero en una intensidad menor a la de los meses anteriores, con señales de reactivación en sectores clave, como la construcción y la industria, que creció 0,4 por ciento en ese mes.
La recuperación del producto en el último trimestre del año no logrará revertir la recesión y, pese a que el Banco Central apuesta a un "crecimiento cero", la mayoría de los analistas estima que el PIB caerá este año entre 0,5 y uno por ciento.
La actividad económica tendrá entonces un impacto muy relativo sobre los precios y no alterará la tendencia a la baja de la inflación, apuntalada no sólo por las condiciones generales de la economía, sino también por factores concretos.
Entre estos últimos se cuenta una disminución de las tarifas telefónicas que cobrará vigencia en octubre y neutralizará, en los bolsillos de los consumidores, un alza prevista para los pasajes del transporte urbano de pasajeros.
Desde enero de este año, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) aplica una nueva canasta de productos y servicios para el cálculo del IPC, que aumentó la incidencia de las tarifas telefónicas e incorporó la telefonía móvil o celular.
La canasta actualizada, que considera por primera vez bienes y servicios incorporados en los últimos años al mercado y eliminó gastos en productos ya en desuso, contribuyó a rebajar 0,5 por ciento la tendencia anual de la inflación, según los expertos.
En el ámbito de los elementos que operarán a favor de la baja de la inflación en el último trimestre, están los factores agrícolas estacionales, con aumentos en la oferta de frutas y hortalizas en la temporada primaveral.
Más allá de las situaciones coyunturales y estacionales, la histórica baja de la inflación en Chile para este año tiene como principales soportes la depresión económica, con un desempleo en torno de 11 por ciento de la fuerza laboral. (FIN/IPS/ggr/mj/if/99
