Rusia condenó a la OTAN cuando esta bombardeó a blancos civiles en Yugoslavia, pero Moscú aprendió la lección y ahora hace lo mismo en la república de Chechenia para aplastar al movimiento separatista islámico.
El gobierno aprendió lecciones militares, como los ataques aéreos diarios para debilitar al enemigo, y de relaciones públicas. Así, se muestra eficaz y profesional y hace que los errores parezcan parte de su estrategia.
Los bombardeos en Chechenia tienen el declarado propósito de contrarrestar la amenaza terrorista de los guerrilleros islámicos, así como las incursiones de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) tenían el presunto fin de proteger a los albaneses étnicos de Kosovo de las atrocidades serbias.
En el frente político interno, declaraciones fuertes respaldadas por acciones contundentes destinadas a la aprobación popular pretenden devolver el orgullo a esta empobrecida y humillada superpotencia.
Moscú acusó a Chechenia de dar refugio a extremistas islámicos a quienes se atribuyen los atentados explosivos contra edificios de apartamentos en la capital y otras ciudades rusas que causaron la muerte de más de 300 personas.
Los términos "checheno" y terrorismo ahora se manejan casi como sinónimos y, por lo tanto, hubo poca oposición al hecho de que Rusia descargara, a su vez, el terror sobre Chechenia.
El lunes, el comando militar ruso encabezado por el ministro de Defensa, Igor Sergeyev, anunció que seguirán los ataques aéreos. En otro paralelismo con la OTAN, los generales rusos incluso anunciaron que habrá 50 incursiones diarias.
Aviones Sujoi-25 atacan blancos industriales en los suburbios meridionales y septentrionales de Grozny, en especial las refinerías petroleras. Las instalaciones petroleras, que estallaron en llamas, están controladas por los jefes separatistas chechenos, según Moscú.
El gobierno adujo que las ganancias por la venta de petróleo eran desviadas para financiar a los separatistas. Los rebeldes fueron acusados de robar 120.000 toneladas de crudo del oleoducto que corre entre Azerbaiján y el Mar Negro.
Los bombardeos también hicieron blanco en la televisión chechena y en la red telefónica móvil, considerada por los militares rusos como una máquina de propaganda enemiga y una red de comunicaciones, respectivamente.
El jefe de la fuerza aérea, Anatoly Kornukov, dijo que los bombardeos seguirán hasta que las bases terroristas hayan sido destruídas. Afirmó que los ataques son precisos y que respetan las zonas civiles.
Para demostrarlo, mostró fotografías aéreas, tal como hicieron diariamente los generales de la OTAN hace pocos meses.
El primer ministro ruso, Vladimir Putin, elogió el lunes la estrategia de bombardeo a largo plazo para destruir "a los terroristas y su infraestructura en Chechenia".
En los últimos días, Putin ha formulado declaraciones cada vez más belicosas acerca de la destrucción de los militantes chechenos, cayendo a veces en el ridículo.
Incluso llegó a decir que los terroristas chechenos deberían ser eliminados "hasta en los baños", pero luego se retrajo porque la prensa lo ridiculizó.
Los últimos ataques aéreos obligaron a miles de chechenos a huir hacia las regiones vecinas, especialmente a Ingushetia. El lunes, la cantidad de refugiados que escaparon de Chechenia ascendió a 50.000, según el Servicio Federal Ruso de Migraciones.
Las autoridades de Ingushetia advirtieron que afrontan "un desastre humanitario" y solicitaron ayuda urgente del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
"Estamos listos para enfrontar cualquier acontecimiento dentro o fuera de Chechenia", declaró a IPS Vladimir Kalamanov, director del Servicio de Migraciones Ruso, aludiendo a la guerra separatista de 1994-1996 cuando miles de personas escaparon por el conflicto.
Los guardias fronterizos rusos intentan fijar "un cordón sanitario" entre Chechenia y el resto de Rusia, afirmó el lunes el jefe del Servicio Federal de Guardias Fronterizos, Constantin Totsky, tras una reunión con el presidente ruso Boris Yeltsin.
Según Totsky, Yeltsin le ordenó que detenga la "infiltración terrorista desde algunos países extranjeros".
El presidente checheno, Aslan Maskhadov, a quien Moscú acusa de haber perdido el control sobre los rebeldes, solicitó una reunión urgente con Yeltsin. Sin embargo, el primer ministro Putin dijo que el encuentro se realizará cuando "la oportunidad sea buena para Rusia".
Putin aclaró que Moscú no aceptará negociaciones que permitan a los "terroristas" recuperar el aliento después de los ataques aéreos.
El ministro de Defensa Sergeyev reconoció que los generales manejan "diversas variantes" para una ofensiva terrestre. La televisión rusa habla de un avance hacia Chechenia de tanques y vehículos blindados.
La declaración de Sergeyev sobre la probable invasión terrestre de Chechenia hizo recordar la desastrosa campaña militar de 1994- 1996 contra los separatistas, en la cual decenas de miles de personas, sobre todo civiles, perecieron.
Algunos analistas consideran que los combates podrían durar más de 18 meses.
La segunda etapa de la ofensiva podría comenzar en la primavera (boreal) próxima e incluiría fomentar la guerra civil entre los chechenos o una ofensiva terrestre del ejército ruso.
Parece haber consenso en que el problema debe resolverse por medios violentos, lo cual es una señal preocupante para la democracia rusa.
Un diario de Moscú incluso dio un ultimátum a Chechenia. O cesan los ataques terroristas en Rusia o afrontan la aniquilación con ataques aéreos, armas bacteriológicas, "gas neurotóxico, napalm, todo lo que antes poseía el poderoso ejército soviético".
Incluso hay rumores de que expertos discutieron con toda seriedad la posibilidad de usar armas nucleares en Chechenia.
Hasta el político liberal Grigory Yavlinsky dijo el lunes que el gobierno debe ser firme contra los terroristas. La belicosa retórica significa un cambio con respecto de la ola de protestas que hubo en Rusia contra los bombardeos de la OTAN en Yugoslavia.
No obstante, muchos analistas arguyen que las últimas tácticas de los militares están inspiradas en las agresivas acciones de la OTAN.
Los pedidos de bombardear a Chechenia hasta convertirla en "una playa de estacionamiento" hicieron recordar el llamamiento del general estadounidense Curtis Le May, quien prometió devolver a Vietnam a la edad de piedra con bombas.
Sin embargo, los bombardeos pueden ser más perjudiciales que beneficiosos. Depender solo de los ataques aéreos como elemento de disuasión contra un enemigo bien armado, hace recordar a la estrategia frustrada de Washington en Vietnam.
Queda por ver si los bombardeos pueden dar la "solución final" a la cuestión chechena, o si los ataques aéreos sólo son el comienzo de un nuevo desastre ruso en la región del Cáucaso. (FIN/IPS/tra-en/sb/ak/ego/aq/ip/99