Los productores de café de México, que inauguraron hoy su exposición anual, lanzaron dramáticos llamados a que el gobierno intervenga para frenar la tendencia negativa que sufren los precios hace dos años.
La Expo Café en la ciudad de México abrió sus puertas con la participación de la mayoría de las organizaciones cafetaleras del país, en las que persiste una precupación generalizada ante los malos augurios que acompañan el inicio de la próxima cosecha del período octubre-marzo.
México espera para el ciclo que está por inaugurarse una cosecha de cinco millones de sacos de 60 kilogramos cada uno de café, cuya cotización en el mercado internacional es de 90 dólares por 100 libras (45 kilogramos).
El año pasado, 100 libras de café se vendían a entre 115 y 120 dólares, contra el promedio de 175 dólares que alcanzó en 1997.
En el mercado local, los caficultores mexicanos se quejan de que en importantes zonas productoras como el oriental estado de Veracruz, el quintal (55,7 kilos) se compra a solo 50 dólares.
En abril, cuando concluyó la cosecha 1998-1999, el quintal se ofreció a 80 dólares, mientras la producción del ciclo 1997-1998 había alcanzado un precio de 120 dólares por quintal.
La Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras (CNOC) pidió a la Secretaría (ministerio) de Agricultura que actúe para revertir la tendencia a que se repita la crítica situación que los 280.000 productores mexicanos padecieron en 1992-1993.
Para Fernando Celis, asesor de la CNOC, las condiciones actuales plantean un escenario aun peor que hace seis años, cuando los precios internacionales se desplomaron a sus mínimos históricos.
Los precios del café cayeron 70 por ciento en el periodo 1989- 1994, en relación con la cotización promedio de 1980-1988.
El colapso obedeció entonces a la liberalización de los precios del café, determinada a finales de los años 80.
Hasta ahora, la baja rentabilidad de la producción cafetalera y las malas condiciones del sistema bancario del país, que vive su propia crisis, resquebrajó los mecanismos de financiamiento del sector.
Los caficultores sostienen que, además de las condiciones del mercado mundial, los afectan los descuentos aplicados al precio por los industriales compradores.
Transnacionales como Nestlé y Café de California, así como industrias nacionales, pagan al productor aplicando al precio del mercado un descuento adicional de hasta 30 por ciento, con el argumento de que las cosechas mexicanas son de mala calidad y que el peso está sobrevaluado frente al dólar.
Los caficultores pidieron a la Secretaría de Agricultura que aliente una negociación con los industriales compradores dirigida a establecer reglas claras para definir los precios de manera más conveniente para todas las partes.
Alrededor de 90 por ciento de los productores de café de México son pequeños propietarios que desarrollan la actividad básicamente con mano de obra familiar. Apenas unos 300.000 jornaleros son empleados en el ramo en todo este país.
Las alrededor de 760.000 hectáreas que producen café en México se ubican principalmente en regiones de Chiapas, Guerrero, Oaxaca (sur), San Luis Potosí (centro), y Veracruz, los estados más pobres del país.
La actividad cafetalera se practica en 12 de los 32 estados mexicanos y de ella dependen unos tres millones de habitantes, la mayoría indígenas pobres.
Los precios deprimidos del café, según Celis, obedecen, entre otras razones, a las expectativas del principal productor, Brasil, de obtener el próximo año una cosecha de 36 millones de sacos.
Además, influyó de manera negativa el incremento de inventarios de Estados Unidos, consumidor líder que pasó de un millón de sacos en 1998 a 2,8 millones este año, opinó Celis.
Cada uno de los 97 millones de mexicanos consume al año, en promedio, un kilogramo de café, la mitad que los estadounidenses. Las tres cuartas partes del café que beben los mexicanos es soluble, según investigaciones privadas. (FIN/IPS/pf/mj/if/99