El miedo impera en la capital de Burundi luego de que decenas de personas fueron asesinadas y heridas por ataques presuntamente perpetrados por rebeldes hutus.
Los ataques, unánimemente condenados por representantes del gobierno, dieron otra vuelta de tuerca al nivel de tensión en este país, que padece una guerra civil desde octubre de 1993. La última ofensiva rebelde contra Bujumbura se produjo el lunes.
El arzobispo de Burundi, Simón Ntamwana, se manifestó horrorizado al enterarse de que "muchas personas fueron degolladas y otras quemadas vivas en sus propias casas".
"Esa violencia sólo puede hundir todavía más a Burundi en el odio y la división que esta guerra ha desencadenado", expresó el religioso.
Los residentes de Bujumbura, especialmente aquellos que viven en los suburbios, quedaron aterrorizados por los ataques rebeldes, cuyos campos están en las colinas que dominan la capital.
Construida sobre la costa del lago Tanganyka, la capital burundiana se yergue en un valle al pie de las colinas. Se ha hecho muy difícil para el ejército desalojar a los rebeldes de esas elevaciones, que resultan ideales para la lucha de guerrillas.
Los ciudadanos intentan protegerse. La población de Bujumbura está organizando sus propios comités de defensa y, como en los peores momentos de crisis, recomenzaron sus patrullas vecinales nocturnas.
A la entrada de las calles que llevan a las urbanizaciones periféricas se levantaron barricadas. Autos quemados y obstáculos bloquean esas zonas por la noche. Los vecinos montan guardia por turno, apostándose detrás de los edificios o junto a las barricadas.
Para entrar en un vecindario el visitante debe ser conocido por los guardias, que no tuvieron ninguna piedad con extraños que trataron de penetrar en sus áreas por la noche.
Es un secreto a voces en Burundi que la población está armada, y por la noche son audibles disparos de armas de fuego en algunos vecindarios.
"Hemos verificado que los disparos nocturnos provienen de esos vecindarios (suburbanos)", declaró el portavoz del ejército, coronel Mamert Sinarinzi.
"La gente que realiza los patrullajes nocturnos necesita tener la cabeza despejada. Necesitan estar vigilantes y reaccionar apropiadamente a la amenaza concreta, pero no reaccionar sólo por miedo", dijo el militar.
El ejército envió un destacamento de oficiales para entrenar a la gente en esos vecindarios.
"Creo que los oficiales enviados a esas áreas necesitan instruir a la gente y explicarle que el manejo de las armas requiere disciplina y una cierta conducta. Ese es el tipo de entrenamiento que nosotros damos a los oficiales", indicó Sinarinzi.
Así mismo, el toque de queda que antes comenzaba a medianoche ahora rige desde las 22 y se prolonga hasta las cinco de la mañana siguiente. Por la noche, Bujumbura es una ciudad fantasma.
"Es difícil estar de guardia por la noche y tener que ir a trabajar al otro día", dijo un residente de Kanyosha, un vecindario situado al sur de la capital que sufrió varios ataques.
"Los niños están traumatizados, no pueden dormir, y cuando las armas pesadas comienzan a disparar, no sabemos qué hacer", dijo una madre de Gishoda, un área al este de la capital que se encuentra al pie de las colinas donde se esconden los rebeldes.
Las negociaciones para poner fin al conflicto parecen estar en un punto muerto.
Las conversaciones de paz que se celebran en la capital de Tanzania están paralizadas porque los grupos armados que no fueron invitados a las negociaciones advirtieron que no acatarán un acuerdo del cual no tomaron parte.
Los movimientos rebeldes son el Consejo Nacional para la Defensa de la Democracia y su ala armada las Fuerzas para la Defensa de la Democracia, el Frente Nacional de Liberación y el Partido de Liberacion Popular Hutu.
En las últimas negociaciones entre las partes en conflicto en Arusha, el ex presidente de Tanzania, Julius Nyerere, que actuó como mediador, manifestó su desaliento ante la "mala fe" de las facciones.
Desde junio de 1998, las negociaciones de Arusha no han logrado poner fin a la violencia. El acuerdo para cesar el fuego firmado en la primera fase de las tratativas fue ignorado. (FIN/IPS/tra- en/ak/ad/sz/pm/ego/aq/ip/99