El Ministerio de Educación de Brasil trata de promover una profunda reforma cualitativa en la enseñanza secundaria, donde la matriculación de estudiantes tuvo un explosivo aumento en esta década.
Desde 1994, la cantidad de estudiantes de ese ciclo creció 57,3 por ciento, alcanzando 7,8 millones. El aumento de este año, en relación a 1998, fue de 11,5 por ciento, mientras se limitó a 1,1 por ciento en la enseñanza primaria, según el censo recién concluido.
El ritmo de expansión se mantendrá, pues se prevé que se inscriban 10 millones de alumnos en el 2002, cuando la meta es que mitad de los adolescentes de 15 a 17 años curse la enseñanza media, según el ministro de Educación, Paulo Renato Souza.
Solo 32,6 por ciento de ese sector de la población asiste hoy a los tres años de la escuela media, porque una gran parte aún cursa la enseñanza "fundamental", como se denomina la primaria en Brasil, debido al gran índice de repeticiones.
Ese débil desempeño escolar de los niños brasileños, de los cuales menos de la mitad concluye la primaria en los ochos años previstos, hace que la mayoría de los alumnos de secundaria sean mayores de 17 años.
Pero la enseñanza fundamental mejoró mucho en los últimos años, pues alcanzó 96 por ciento de la población de entre siete y 14 años y las repeticiones se redujeron. El resultado es la gran presión de demanda en el nivel siguiente.
Los factores demográficos también juegan. La población juvenil es la que más crece actualmente, producto de la elevada natalidad pasada, anterior a la caída de la década actual, que reduce la demanda de enseñanza primaria.
En este año, por ejemplo, los alumnos inscriptos en los primeros cuatro años de enseñanza se redujeron en 1,1 por ciento. Es una tendencia prevista que se mantendrá hasta el 2005, según las previsiones de María Helena de Castro, presidenta del gubernamental Instituto de Investigaciones Educacionales.
Por otra parte, las exigencias actuales del mercado de trabajo por mayor escolaridad obligan los jóvenes a avanzar en sus estudios.
Paralelamente a la explosión cuantitativa, se desarrolla una reorganización estructural y pedagógica de la enseñanza media.
El Ministerio de Educación empezó por separarla de las escuelas técnicas "profesionalizantes", que también eran usadas principalmente como pasaje a la universidad. Ahora todos tienen que cursar la enseñanza secundaria y luego optar por el curso de capacitación profesional o el universitario.
Una encuesta hecha hace dos años indicó que 62 por ciento de los alumnos de enseñanza secundaria preferían un curso técnico, para empezar a trabajar pronto u obtener promociones en el empleo ya obtenido, en lugar de asistir la universidad.
Ahora se busca modificar también la enseñanza media, que perdió identidad al limitarse a una simple "puerta de entrada a la universidad", sin atender las necesidades del mundo actual, explicó el ministro.
La reforma concede a las escuelas una flexibilidad, dejando a su criterio definir asignaturas para un cuarto de las clases anuales, de acuerdo a la realidad o la demanda local.
El contenido común en todo el país, que ocupará 75 por ciento del tiempo, también pasa por cambios, orientados por los parámetros curriculares nacionales, que acaban de ser definidos.
El objetivo es "enseñar a aprender", estimular la reflexión, a través de la interdisciplinaridad y la relación con la realidad en que viven los estudiantes. "Abrir horizontes" y preparar para la vida futura, que exigirá aprendizaje constante, observó el ministro.
Convertida en preparación para los exámenes de selección a la universidad, muy competitiva por el cupo limitado, la enseñanza media se preocupaba exclusivamente en transmitir informaciones para memorización, sin conexión entre ellas o con la realidad, en desmedro del raciocinio.
Para cambiar eso, el Ministerio viene aplicando el Examen Nacional de la Enseñanza Media, pruebas que valoran más el razonamiento y la reflexión que la información, con que se pretende alterar los criterios de ingreso a la universidad.
Además, envió libros con los nuevos parámetros de asignaturas a todas las escuelas e inició una campaña por los medios de comunicación bajo la consigna "la educación ahora es para la vida".
Ese esfuerzo cuenta con apoyo financiero del Banco Interamericano de Desarrollo, que ofreció un crédito 500 millones de dólares para la reforma de la enseñanza media brasileña, con exigencia de contrapartida de suma idéntica. (FIN/IPS/mo/mj/ed/99