/BOLETIN-DD HH/ TURQUIA: Libertad a medias para escritores amnistiados

El gobierno de Turquía amnistió a periodistas y escritores condenados por transgredir normas restrictivas de la libertad de conciencia, pero los liberados pueden volver a la cárcel si no se ciñen a la ley de prensa.

Al dejar la prisión donde estuvo recluido los últimos seis años por "delitos de prensa", el sociólogo Ismail Besikci, de 59 años, no demostró ningún agradecimiento al Parlamento que lo "perdonó". "He sido excarcelado, pero no soy libre aún", dijo.

Besikci es uno de los primeros disidentes que se beneficia con la ley de amnistía que el presidente Suleyman Demirel ratificó hace dos semanas.

Vitoreado por admiradores turcos y kurdos que se reunieron frente a la prisión de la noroccidental provincia de Bursa, Besikci se marchó con un furgón atestado de libros, expedientes judiciales y documentos hacia su casa de Ankara, a la que vio por ultima vez en noviembre de 1993.

No obstante, ahora tendrá que cuidar sus palabras porque se trata de una amnistía a medias.

Aún no se sabe con certeza la cantidad exacta de periodistas y escritores que serán liberados. El gobierno informó que 32 periodistas recuperarán su libertad en las próximas semanas, pero el proceso parece haberse frenado por trabas burocráticas.

La ley excluye de la amnistía a los condenados por pronunciar discursos, como el activista humanitario Akin Birdal y el abogado Esber Yagmurdereli que deberán cumplir el resto de sus penas de nueve meses de cárcel por pedir la paz entre el estado turco y los rebeldes kurdos.

"Los legisladores esperan que nosotros suspendamos nuestra conciencia durante tres años. Estoy excarcelado, pero mi conciencia sigue bajo arresto", observó Besikci, quien fue condenado a 79 años y 20.000 dólares de multa por 52 delitos, todos atribuidos a sus escritos. El sociólogo aún espera ser procesado por otras 55 acusaciones.

"Con esta amnistía el gobierno espera tener un márgen más amplio de negociación para sus próximas reuniones con la Unión Europea y Estados Unidos, que criticaron sus antecedentes en materia de derechos humanos y libertad de expresión", declaró Osman Ergin, vicepresidente del Colegio de Abogados de Estambul.

"Para peor, la amnistía es retrasada por funcionarios locales. Los fiscales son los que menos quieren hacer cumplir la ley y por eso transfirieron los expedientes fuera de su jurisdicción", explicó Ergin.

La libertad del dibujante y caricaturista Dogan Guzel fue demorada por maniobras burocráticas hasta el sábado 18.

Sentenciado a 50 meses por cinco casos separados bajo acusaciones de "despreciar la identidad espiritual del Estado", Guzel observó cómo durante dos semanas su expediente iba y venía de la oficina del fiscal del distrito a la de sus superiores.

"Según la ley, retener en cautiverio a una persona aunque sea un solo minuto demás es un delito muy serio, pero yo seguí encarcelado por otras dos semanas", declaró.

"Los propios fiscales cometen delitos. Esto no se explica por la incapacidad burocrática habitual", manifestó Ergin.

"Esta es la octava vez que salgo de la cárcel, sin contar las cuatro veces que estuve bajo custodia policial, aunque ninguna vez gocé de una libertad auténtica", dijo Besikci.

La última vez fue encarcelado acusado de separatismo por su artículo "El significado de la participación de las mujeres kurdas en la guerrilla".

A medida que su proceso continuaba, era sentenciado por otros artículos. Autor de 36 libros y numerosos artículos sobre el tema tabú del Kurdistán, Besikci ha sido acosado desde el comienzo de su carrera académica.

En 1971 fue condenado a 13 años por un tribunal militar bajo las normas de la Ley Marcial por un libro (El Orden en Anatolia Oriental), un artículo (Los Orígenes del Subdesarrollo) y diversas clases dadas en la Universidad de Erzurum, donde enseñaba sociología.

Liberado tres años después, Besikci fue despojado de su empleo de profesor y expulsado de la universidad. Un trabajo posterior, "La Doctrina Oficial Turca de la Historia y la Cuestión Kurda", lo llevó de nuevo a la cárcel en 1979. Ha pasado 18 años en prisión, donde ha pagado casi cada línea que publicó.

Conocido entre los kurdos como "el académico rubio", Besikci nativo de la ciudad de Corum, en Anatolia Central, dedicó casi toda su vida y obra al estudio de la cuestión kurda. Siempre afirmó que sólo tiene un interés científico en el problema.

"En terminos sociológicos, la cuestión kurda es oficialmente manejada con total indiferencia de los elementos más básicos de la metodología científica, y apelando a las falsificaciones más crudas. Lo que hago es luchar contra esa falsificación y contra el prejuicio étnico en sociología", sostuvo.

Sevda Alankus, profesora de la Universidad de Ankara, recibió la liberación de Besikci con entusiasmo. "Nos pueden gustar sus conclusiones o no. Pero debemos tener el mayor respeto por un profesor que, a pesar de increíbles presiones, jamás ha cesado de expresar sus ideas", dijo a IPS.

Mientras algunos reclusos hacen fila para salir de la cárcel, muchos otros hacen cola en la dirección opuesta porque el perdón parlamentario no cubre "delitos" cometidos después del 23 de abril.

Es el caso de la corresponsal de IPS en Estambul, Nadire Mater, quien fue acusada la semana pasada por su "Libro de Mehmed", una recopilación de entrevistas con ex soldados turcos que lucharon en el sudeste contra los guerrilleros del Partido Kurdo de Trabajadores (PKK).

Mater fue acusada de "despreciar a los militares turcos" por publicar los sentimientos e ideas de antiguos combatientes. La audiencia preliminar de la periodista tendrá lugar este miércoles y, de ser condenada, recibiría una pena de entre uno y seis años de prisión.

Según abogados especialistas, 34 periodistas del diario pro- kurdo "Ozgur Bakis" son investigados o procesados por tribunales de seguridad del Estado.

El gobierno turco basa las ambigüedades y limitaciones legales de la amnistía en un artículo de la Constitución que impide amnistiar "delitos contra el Estado".

"Todavía no ha llegado el momento de modificar la Constitución porque se requiere una mayoría de dos tercios en el Parlamento", manifestó el primer ministro Bulent Ecevit.

No obstante, el titular de la Corte Suprema de Justicia, Sami Selcuk, cuestionó a la Constitución en su discurso de apertura del año judicial hace una semana. "Una Constitución adoptada bajo presión militar es ilegítima al menos en su aspecto formal", expresó.

"Turquía no puede y no debe dirigirse hacia el siglo XXI como un país de gente oprimida y amordazada por la ley. Turquía debe anular de una vez por todas el concepto de delito de conciencia", expresó el magistrado. (FIN/IPS/tra-en/ek/ak/ego/aq/hd/99

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