Ahora que una fuerza multinacional de paz (Interfet) tiene el control de Timor Oriental, los activistas concentran su atención en la situación de los refugiados de ese territorio en la región indonesia de Timor Occidental.
La organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW), con sede en Nueva York, advirtió que más de 150.000 timorenses orientales refugiados en campamentos de Timor Occidental podrían ser trasladados a otras islas o a zonas más distantes de esa provincia para evitar que vuelvan a Timor Oriental.
"La llegada de Interfet a Dili no debe desviar la atención de la grave situación en Timor Occidental ni de la posibilidad de un nuevo desplazamiento forzado", previno Sidney Jones, directora de HRW/Asia.
Los refugiados en Timor Occidental fueron desplazados de la parte oriental de la isla por milicias proindonesias luego del plebiscito de autodeterminación del 30 de agosto, en que 78,5 de los timorenses orientales optaron por la independencia de Indonesia.
Esas mismas milicias opuestas a la independencia de Timor Oriental controlan los campamentos de refugiados, según HRW.
Informes no confirmados señalan que algunos milicianos sacaron del campamento a activistas por la independencia y los asesinaron, en medio de la violencia siguiente al plebiscito.
Declaraciones del general Hendropiyono, ministro de Transmigración de Indonesia, a cargo de los campamentos, aumentaron el temor de que el gobierno traslade los refugiados a otras zonas de ese país a corto plazo, supuestamente para evitar la superpoblación.
Jones, experta veterana en asuntos indonesios, expresó su preocupación por la posibilidad de que el Ministerio de Hendropiyono haga lo mismo que con otros refugiados que debieron huir de la violencia étnica en otras islas del archipiélago, como Ambon.
"A los desplazados se les dará a elegir entre permanecer en campamentos terriblemente superpoblados y controlados por las milicias o ser trasladados a otra isla. No tendrán opción", dijo Jones a IPS.
"Se trata simplemente de otra forma de asegurar que esa gente nunca vuelva a Timor Oriental", acusó.
Agencias internacionales estimaron que unos 600.000 timorenses orientales de una población total de 800.000 fueron desplazados por la violencia que siguió al anuncio de los resultados del plebiscito.
Muchos de ellos huyeron a las montañas cercanas a sus aldeas o localidades, y ahora padecen hambre y enfermedades.
El contingente australiano de la fuerza de pacificación que se instaló en Dili esta semana convirtió en prioridad la ayuda a esos refugiados en las zonas montañosas.
Pero Jones y otros activistas exhortaron a la Organización de las Naciones Unidas y a los gobiernos interesados a presionar a Indonesia para que garantice la seguridad de los timorenses orientales refugiados en Timor Occidental.
"Nos preocupa tanto la situación en Timor Occidental como la de Timor Oriental", declaró el martes a IPS un funcionario del Departamento de Estado de Estados Unidos.
"Sabemos que hay milicias en los campamentos de refugiados, y exhortamos al gobierno (de Indonesia) a que permita la presencia de organizaciones independientes y observadores extranjeros", declaró.
Hasta ahora, sin embargo, la preocupación tuvo resultados limitados, ya que Yakarta sólo otorgó acceso restringido a los campamentos a unas pocas agencias humanitarias internacionales.
La semana pasada en Atambua, donde hay 75.000 refugiados, milicianos indonesios secuestraron a tres timorenses orientales que trabajaban para la Cruz Roja y, según trascendió, mataron a uno de ellos.
El temor a que Indonesia traslade a los desplazados aumentó el domingo, cuando Hendropiyono anunció que todos los refugiados en Timor Occidental serían llevados a sitios de reubicación permanente en un plazo de dos meses.
El gobierno indonesio "preparó áreas de reubicación en Nusa Tenggara (la provincia que incluye a Timor Occidental), Maluku e Irian Jaya, y construyó un nuevo sitio en la isla de Wetar, al norte de Timor", informó Jones.
"No hay duda de que planean trasladar un gran número de personas. Lo que no está claro es si comenzarán por los refugiados de Timor Oriental u otros", dijo a IPS.
Desde que Indonesia invadió Timor Oriental en 1975, decenas de miles de no timorenses, principalmente javaneses y balineses, se reubicaron en ese territorio para contribuir a su asimilación con el resto del país. Trascendió que el sitio de Wetar estaría destinado a estos no timorenses refugiados en Timor Occidental.
Los antecedentes de Hendropriyono también contribuyen a los temores expresados por Jones.
Implicado en la masacre de unos 100 civiles en 1989, cuando era comandante regional en Lampung, Sumatra, el actual ministro construyó su carrera en las fuerzas especiales y unidades de inteligencia responsables de matanzas y todo tipo de abusos en Timor Oriental.
En numerosas ocasiones, Hendropriyono habló de los beneficios de la transmigración como herramienta contra la insurgencia. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/mlm/hd-pr/99