Los Chimalapas, el área de mayor diversidad biológica de México, podrá ser rescatada de la destrucción que sufre desde hace décadas solo si se contempla el bienestar de su población, advierte un programa gubernamental de desarrollo para la zona.
La deforestación convirtió en tierras agrícolas y ganaderas en los últimos cinco años a vastas zonas del último reducto de selvas tropicales húmedas existente en México, en el estado sureño de Oaxaca, con una extensión de casi 600.000 hectáreas.
La destrucción que amenaza a Los Chimalapas es denunciada de manera cotidiana por organizaciones ambientalistas y sociales e intelectuales, que piden al gobierno declarar el lugar reserva ecológica para salvar los recursos naturales que alberga y garantizar el bienestar de sus habitantes.
Un programa de desarrollo regional de la Secretaría (ministerio) de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnap) señala que la conservación de Los Chimalapas "no se obtendrá por decreto".
La preservación de la estratégica área, que ha sido objeto de recurrentes conflictos regionales, solo será posible mediante un proceso de atención de las necesidades productivas de la población de San Miguel y Santa María, las dos cabeceras municipales.
Enclavados en el corazón del estratégico istmo de Tehuantepec, ambas localidades requieren diversificar las actividades a fin de aprovechar los recursos naturales, única vía para el bienestar y desarrollo, dice la Semarnap.
El programa agrega que es difícil aspirar al establecimiento de áreas protegidas sin un amplio plan que busque mejorar el aprovechamiento social de los recursos.
Los Chimalapas es una región geopolítica de crucial importancia, ya que la atraviesa un oleoducto que une el área petrolera y petroquímica de Coatzacoalcos, en el oriental estado de Veracruz, con la refinería de Salina Cruz, en el sureño estado de Oaxaca.
El área, que contiene el complejo petrolero más importante de América Latina, está habitada mayoritariamente por la etnia zoque y entre sus principales actividades está la extracción de cedro y caoba.
El café era el cultivo comercial por excelencia, antes de la abrupta caída de los precios en el marcado internacional.
El llamado Megaproyecto del Istmo de Tehuantepec, anunciado a comienzos del gobierno de Ernesto Zedillo, cuya gestión de seis años concluye en diciembre del 2000, fue el detonador de una gran polémica sobre los trastornos ecológicos y ambientales en el lugar.
El proyecto pretende unir los puertos de Coatzacoalcos y Veracruz mediante la construcción de una carretera de ocho carriles y un ferrocarril de alta velocidad.
El gobierno aspira a convertir el istmo de Tehuantepec en un paso interoceánico, por el cual se realice el intercambio de mercaderías más fluido del mundo, explicó a IPS la investigadora María Antonieta Aguayo.
Aguayo, también profesora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), destacó que la programada carretera constituirá "el más importante paso seco interoceánico".
El proyecto del gobierno de Zedillo sería de gran importancia "para los intereses de Estados Unidos, ya que este país entregará a fines de 1999 la administración del canal de Panamá" al estado panameño, agregó.
Estados Unidos y Europa tienen gran interés en disponer de una vía de paso mucho más rápida que la actual entre los océanos Atlántico y Pacífico, señaló Aguayo.
La experta explicó que la orografía accidentada de la zona "hace que en la actualidad circulen solo unos 2.000 contenedores solo cada 15 o 30 días".
Para construir la carretera se deberá desviar el curso de varios ríos, lo cual afectará la biodiversidad de la región y provocará la erosión de los suelos, destacó el investigador de la UAM, Antonio Flores.
Los pueblos de Santa María y San Miguel Chimalapa comprenden el área de mayor diversidad biológica documentada del país, según diversos estudios.
En la zona se han registrado seis especies de cícadas, un grupo que data de hace unos 140 o 200 millones de años, y fue descubierto un gran número de especies nuevas de árboles. La región posee además un inventario de 93 géneros y 298 especies de orquídeas.
Los Chimalapas es motivo de conflicto entre los estados de Oaxaca y Chiapas, que se diputan la posesión de un territorio de 180.000 hectáreas.
El complejo entramado de intereses que se teje en el área demanda un programa de desarrollo sustentable, como única opción para favorecer a los habitantes del lugar, advierte la Semarnap.
Los niveles de marginalidad y pobreza obligan a la población a intentar satisfacer sus necesidades básicas mediante la cacería, tala clandestina de árboles, tráfico de especies e incluso la siembra de enervantes, según un estudio de la UAM.
Mientras, a diario se escuchan voces que reclaman detener la destrucción de Los Chimalapas y medidas para garantizar el bienestar de sus habitantes. (FIN/IPS/pf/dm/en/99