/BOLETIN-AMBIENTE/: CHINA: Represa pone a prueba iniciativa del PNUMA

Activistas por los derechos humanos, la salud y el ambiente interrogaron a dirigentes del movimiento internacional para la banca ambientalmente segura acerca de su participación en el proyecto de la represa Tres Gargantas en China.

La gigantesca represa, ubicada en la región centrooriental, sobre el curso del río Yangtze, ha sido criticada porque causará el desplazamiento de más de un millón de personas y por su impacto sobre el ambiente, entre otras cosas.

Los activistas, que han protestado contra el proyecto durante más de una década, cuestionaron el resultado de los esfuerzos de la Iniciativa de las Instituciones Financieras, organizada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) para unir la banca mundial y el ambientalismo.

En una conferencia realizada en la ciudad nororiental estadounidense de Chicago la semana pasada, Linda Descano, quien presidió el Comité Directivo de la Iniciativa, debió responder a las acusaciones de que su compañía, Salomon Smith Barney, recolecta fondos para la represa, en construcción desde 1994.

Salomon, una subsidiaria de Citigroup, fue una de las cinco empresas estadounidenses que firmaron la "Declaración de las Instituciones Financieras sobre el Ambiente y el Desarrollo Sustentable" del PNUMA, una declaración de principios elaborada tras la Cumbre de la Tierra realizada en 1992 en Rio de Janeiro.

El total de compañías firmantes es 161.

"No estamos involucrados en la represa Tres Gargantas", aseguró Descano, quien ocupó el cargo de directora de Inversiones con Responsabilidad Social en la firma.

"Hay una opinión generalizada de que cualquiera que haga negocios con 'China, Inc.' es responsable de Tres Gargantas, pero los vínculos que tenemos (con Beijing) apuntan a obtener capital con fines generales para el Banco de Desarrollo de China. Ninguna parte del dinero fue destinada a la represa", afirmó.

Descano admitió que el Banco de Desarrollo de China, antes Banco Estatal de China para el Desarrollo, desempeña un papel importante en la obtención de fondos para el proyecto.

Añadió, sin embargo, que el Banco de Desarrollo había garantizado a Salomon que Tres Gargantas no se beneficiaría de una emisión de bonos por valor de 500 millones de dólares realizada en mayo de 1999, en cuya administración la firma desempeñó un papel principal.

Doris Shen, de International Rivers Network, una organización no gubernamental, desafió a la firma a que hiciera públicas las promesas que recibió del banco chino.

"Ya hubo suficiente preocupación acerca del proyecto, y es importante que Salomon Smith Barney diga que recibió garantías", señaló Shen, pero agregó que esto sería inútil si esas garantías permanecieran en secreto.

"Esta es una prueba de fuego para ver si las compañías (que firmaron la iniciativa del PNUMA) tienen auténticas normas o políticas sociales y ambientales verdaderas", agregó.

Descano replicó que los activistas estaban politizando acuerdos comerciales.

"Las organizaciones no gubernamentales intentan librar una guerra contra China e involucrar a los demás. Eso no es constructivo. Están frustradas por las decisiones de Beijing y buscan armas nuevas. No somos un arma adecuada", afirmó.

Los ejecutivos admitieron, sin embargo, que hubo consideraciones políticas en su intento de aprovechar los mercados existentes y potenciales en China, el país más poblado del mundo.

"El proyecto (Tres Gargantas) tiene grandes problemas, pero el tamaño del mercado chino es aun mayor. Ninguno de nosotros puede permitirse salir de ese mercado", dijo un banquero inversionista estadounidense.

"Para permanecer dentro de ese mercado, debemos mantener una relación con el gobierno. No podemos ser ingenuos acerca de cómo se financian los proyectos y de las presiones involucradas", agregó.

La controversia puso en evidencia una serie de debilidades empresariales y ambientales en la Iniciativa de las Instituciones Financieras.

Analistas señalaron que otros firmantes de la iniciativa del PNUMA también están involucrados en el proyecto de Tres Gargantas, entre ellos Barclays Capital, Crédit Suisse, First Boston, Deutsche Bank of London, y HSBC Markets.

Luego de firmar la declaración de principios, las compañías quedaron básicamente bajo su propia supervisión, sin una evaluación independiente.

El Comité Directivo de la Iniciativa está integrado por las propias firmas, sin participación de organizaciones no gubernamentales y otras partes interesadas.

El organismo, que funciona en gran medida como un club, carece de un mecanismo eficaz para cuestionar, y mucho menos disciplinar, a los miembros que violan la declaración del PNUMA.

La iniciativa del PNUMA fue un "paso adelante único e importante, pero para tener total credibilidad debe supervisar a sus miembros", dijo Julie Tanner, de la organización no gubernamental estadounidense National Wildlife Federation.

Mike Kelly, coordinador de la iniciativa del PNUMA y ex banquero, señaló que en casos como el de Tres Gargantas esa agencia intentaba "facilitar el diálogo" entre las partes en conflicto.

Por su parte, los banqueros advirtieron que si la Iniciativa tuviera medios para obligarlos a aplicar estándares de comportamiento, pocos la habrían firmado.

Descano dijo que su compañía decidió unirse al grupo porque la declaración del PNUMA era "lo suficientemente teórica" como para no representar una amenaza.

En contraste, la mayoría de los bancos estadounidenses no firmó por temor a ser demandados si cumplían con los compromisos.

El temor a las demandas "no era necesariamente racional ni se basaba en ningún precedente", comentó Descano.

El primer ministro chino, Zhu Rongji, reconoció que el proyecto Tres Gargantas estaba plagado de casos de corrupción, evaluaciones ambientales mal hechas y defectos de construcción.

Medios de comunicación chinos y de otros países han divulgado esos y otros problemas del proyecto, que fue durante mucho tiempo un sueño de los dirigentes políticos de China y se ganó el apoyo del ex primer ministro Li Peng y del poderoso Ministerio de Recursos Hídricos.

El peligro de epidemias por hacinamiento, pobreza y deficiencias sanitarias en el área donde se construye la represa, cuyo embalse tendrá 643 kilómetros de largo, llevó al periódico médico británico The Lancet a calificar al proyecto Tres Gargantas como "el Chernobyl de la energía hidroeléctrica".

El Banco Mundial se apartó del proyecto hace años, tras advertencias de expertos chinos y de otros países de que la represa, diseñada para controlar inundaciones y generar electricidad, implicaba serios riesgos sociales y podía resultar económicamente inviable.

"Era el comienzo de un caso clásico de desastre", dijo un funcionario del Banco Mundial.

Inversores privados se involucraron luego en el proyecto, entre ellos el Bank of America.

El Bank of America no firmó la declaración del PNUMA, pero fue la primera compañía de Estados Unidos que adhirió a los principios ambientales establecidos por la Coalición para Economías Ambientalmente Responsables, y participó de manera destacada en la reunión de la agencia de la ONU. (FIN/IPS/tra-en/aa/mk/at/mp/en if ip/99

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