El tenor Fernando de la Mora hace una pausa en su ruta por el mundo del "bel canto" para reencontrarse con la música popular de México, al lanzar al mercado este mes un nuevo disco acompañado de mariachis.
La producción que promociona actualmente el cantante mexicano es catalogada por críticos locales como el mejor disco del género ranchero de las últimas décadas.
Con un simple "Fernando de la Mora con el Mariachi Vargas de Tecalitlán", el tenor se apresta a conquistar también fuera de México el éxito alcanzado en el pasado por su compatriotas Jorge Negrete, Pedro Infante y Lucha Reyes.
Negrete, Infante y Reyes, cuyas muertes dieron tanto que hablar como su música, regalaron durante la década de los años 30 el más grande momento de gloria a la canción ranchera y al mítico mariachi.
De la Mora, que ha compartido el escenario con tenores de la talla de los italianos Riccardo Mutti y Romano Gandolfi, despliega los matices y tonos de voz que dan carácter a la música que identifica a México en el mundo.
A sus 40 años y luego de haber actuado el año pasado con gran éxito en La Scala, de Milán, se prepara para su temporada de fin de año en teatros de las más importantes ciudades de Estados Unidos, como Nueva York y San Diego.
Acompañado del también famoso Mariachi Vargas de Tecalitlán, el tenor interpreta "Las rejas no matan", "Si nos dejan" y "Luz de luna", entre otras piezas que el gusto tradicional mexicano mantiene en vigor.
De la Mora se declara orgulloso de reencontrarse con el género "con el que empecé mi carrera a los 19 años, cantando con mariachis en palenques", las ferias donde la música se combina con las apuestas en las dramáticas y a la vez festivas peleas de gallos.
También reconoce la importancia de haber aprendido a cantar rancheras sin la influencia de la ópera, sino "como Dios manda", dijo.
Los matices y herramientas del género ranchero como el clásico "falsete", esa habilidad de sostener el mayor tiempo posible una nota, regularmente aguda, De la Mora los aprendió en los inicios de su trayectoria artística.
El tenor lamenta que en estos momentos la música ranchera esté "más abandonada que nunca y carente de figuras", aunque rescata al mexicano Alejandro Fernández, hijo de Vicente Fernández, como el mejor intérprete del género en este momento.
Para De la Mora, la música únicamente es "buena o mala" y explica que "por el hecho de cantar ópera no voy a dejar de apreciar la música ranchera o tropical (merengue, cumbia o salsa), donde hay temas preciosos como los que cantan Benny Moré o Toña La Negra.
El famoso interprete mexicano se declara fanático de todo tipo de música y del baile. "Cuando era 'chavo' (joven) me gustó mucho el rock y sigo escuchando a The Who, Yes y Led Zeppelin", afirmó.
Entre la ópera y el ranchero mexicano, dos mundos musicales de apariencia tan opuesta, De la Mora encuentra similitudes.
"La tragedia en la ópera y en la música de mariachis es la misma, ambas hablan de amor y de los problemas cotidianos. Un desgraciado en la cárcel y su mujer engañándolo con otro es como el argumento de una pieza de ópera y la letra de un tema mexicano", explicó.
El Mariachi Vargas de Tecalitlán ha dado lustre a otras voces de fama mundial como los desaparecidos Lola Beltrán y José Alfredo Jiménez, el más grande compositor de música tradicional mexicana de todos los tiempos.
Del mariachi, infaltable en las grandes fiestas mexicanas, existen indicios de su existencia desde el siglo XIX, cuando animaba ya los bailes populares con música denominada rústica.
Sobre el origen del nombre de esa institución popular, el investigador Jean Meyer afirma que "lo único que se sabe es que la etimología fantasiosa y fantástica hace derivar la palabra de la francesa mariage (matrimonio) y la sitúa en el tiempo de la intervención francesa"(1864-67).
El tema sigue siendo discutido hasta la fecha.
En los primeros años de este siglo, los hacendados de Jalisco, el estado mexicano que es símbolo del mariachi, agasajaron al dictador Porfirio Díaz con música de mariachi.
El gobernante, cuya mano dura preparó el terreno para la sangrienta revolución mexicana, quedó tan encantado con el mariachi que lo presentó por primera vez en un acto oficial ante funcionarios estadounidenses.
"La cultura provinciana y popular llegaba así a la capital del país y a las élites sociales", señala Meyer.
De la Mora promoverá su nueva producción en México y en el exterior durante los próximos cuatro meses y 50 por ciento de lo recaudado por las ventas del disco las donará al Centro Mexicano para la Filantropía.
Para algunos críticos, De La Mora canta este repertorio como nadie puede hacerlo hoy en el país y auguran un gran éxito a su disco.
El mosaico que conforma el folclore mexicano ha sido incorporado por grandes artistas desde hace muchos años. En 1919, la famosa bailarina rusa Ana Pavlova recogió el popular "jarabe tapatío" en su célebre "Fantasía mexicana". (FIN/IPS/pf/dm/cr/99