La galería Brunei, de Londres, expone hasta octubre una de las muestras más completas que se hayan hecho fuera de Irán del arte persa, con un centenar de pinturas, manuscritos y libros sagrados.
La exposición "Pintura Real Persa, la Etapa Qajar", organizada por la galería y la Fundación Patrimonio Cultural de Irán, corresponde al período de la dinastía Qajar (1785-1925) y permite revisar una de las etapas más significativas de la historia de lo que entonces era Persia.
Varios de los retratos de la muestra proceden de la colección privada de la familia real de Gran Bretaña.
En varios países islámicos, la relación entre las estructuras religiosas y la libertad creadora de los artistas suele ser difícil. Pero la familia tribal de Qajar, que unificó y gobernó a Persia entre 1785 y 1925, logró establecer un puente único entre la tradición y el mundo moderno.
Los artistas del largo reinado de los Qajar produjeron obras de gran interés e importancia, en varios sentidos. El imperio persa se convirtió así en la Meca de los creadores del mundo islámico.
Las imágenes predominantes de la exposición son las de los hombres Qajar, que gobernaban el país.
Al observar los retratos en orden cronológico, sorprende el cambio gradual que se registra en la vestimenta, desde los vestidos tribales y las barbas, hasta los sofisticados trajes negros de moda en este siglo.
Pero, en pleno proceso de occidentalización, la dinastía Qajar decidió adherir a los valores religiosos del Islam.
Hasta 1850, los personajes centrales de las pinturas tienen un retrato en miniatura de sus antecesores, pero después de esa fecha, el familiar es sustituido por la imagen del profeta Alí, yerno de Mahoma y fundador de la escuela islámica chiíta.
Los gobernantes Qajar se ocuparon de que su aceptación de ciertos aspectos de la cultura occidental no pusiera en peligro los valores religiosos del país.
Otro aspecto llamativo de la dinastía Qajar es la producción de obras figurativas, es decir, representaciones que buscan ser fieles a la realidad, una tendencia que no abunda en el arte islámico.
"Creo que la aparición del arte figurativo estuvo ligada al deseo de los Qajar de dominar por completo la región. Creían que, al documentar su vida y la de su familia, fortalecerían su posición dentro de la sociedad iraní", explicó el director de la galería Brunei, John Wollingworth.
Las pinturas constituyen también un buen registro para los historiadores que deseen tener una imagen de esa civilización, rodeada de misterio.
Mujeres acróbatas haciendo piruetas, músicos ambulantes, concubinas que sonríen mientras las esposas levantan sus velos con malicia, son algunas de las imágenes femeninas de la exposición.
El ascenso al poder de los Qajar fue bastante veloz. Cinco años después de salir de la prisión, el líder tribal Aga Muhammad Khan Qajar derrocó a la dinastía Zand y convirtió a los Qajar en gobernantes totales de Persia.
Durante su largo reinado, los Qajar crearon el país, centralizaron la administración, agrandaron el ejército e instituyeron un ambicioso programa de construcción que convirtió a Teherán en una de las ciudades más hermosas de la región.
Pero quizá el rasgo principal de la dinastía Qajar haya sido su mecenazgo artístico. Fatih Ali Shah se hizo famoso por estimular la creación poética y pictórica, además de reflotar la antigua tradición de la talla en relieve sobre piedra, algo que no se había hecho durante casi 1.000 años.
Muchos historiadores del arte consideran que el período Qajar es uno de los más significativos del mundo islámico.
El interés de la mayoría de las obras expuestas no es técnico, ya que las innovaciones son escasas en ese terreno, sino más bien la descripción obsesiva de los detalles.
Un ejemplo es el diminuto álbum familiar que, en lugar de fotografías, tiene pinturas con leyendas escritas en una intrincada caligrafía.
"Esta exposición es una fiesta para los ojos. Es una de las muestras más visitadas que se hayan hecho en esta galería, viene una cantidad enorme de niños que quedan encantados con los colores de las pinturas", declaró Wollingworth.
El reinado de los Qajar se terminó abruptamente con el asesinato de su último líder, Muzaffa al-Din Shah. Después de la dinastía Qajar apareció la última familia real de Irán, la del Shah, que contaba con el apoyo de poderosas compañías petroleras.
La exposición, que documenta el período de unificación de Irán y florecimiento de las artes, constituye una buena oportunidad para descubrir o repasar la riqueza del patrimonio cultural de ese país. (FIN/IPS/tra-en/ba/ak/ceb/aq/cr/99